Miguel Méndez Rodulfo 04 de marzo de 2016
No es
solamente el inminente apagón eléctrico que permitió la incompetencia, la
corrupción y la desidia de este gobierno de bribones, sino que el país tiende a
paralizarse, hasta un punto en que tendrá que cerrar. Conforme las cosas están
ocurriendo vamos a un colapso y a una quiebra técnica. A diferencia de la rana
que echan en un estanque de agua tibia, y a la cual le van subiendo la
temperatura paulatinamente, sin que ella sienta el cambio porque la gradualidad
le permite adaptarse, hasta que la pobre termina muriendo, en sentido inverso
al país le está bajando, cada día y de manera inexorable, la actividad
económica lo cual seguramente terminará con la bajada de la santamaría y la
clausura de la Venezuela de sus mejores años. Cada día las empresas de Guayana
cierran más hornos, celdas, plantas y turnos. Cada día hay más racionamientos
de agua. No hablemos de la cota del Guri y la inminencia del colapso eléctrico.
Estos ladrones que desde 2009 malbarataron y se robaron US$ 50.000 MM,
comprando unas plantas chatarras de generación distribuida, en complicidad con
los bolichicos de Derwick, no permitieron crear el necesario respaldo de
generación térmica que pudiera paliar ahora los efectos del cambio climático.
Los
empleados públicos trabajan la mitad del tiempo, los centros comerciales
también. Las ventas de repuesto ya no tienen nada que vender, así como también
el puerto libre de Margarita. Los estantes de los supermercados exhiben
productos sólo en la primera fila, la salsa de tomate está extinta igual el
café, el jabón, la carne, el pollo, etc., etc. ¿Cuánto falta para que haya un
colapso? No lo sabemos, pero no es difícil imaginar que ocurrirá más temprano
que tarde. Es obvio el disgusto de la gente y lo expresan públicamente, donde
quiera que uno vaya. La percepción de que los alimentos pueden desaparecer de
los anaqueles hace ya muy difícil mantener el orden en las colas, de manera que
hay una tendencia a la desesperación y al caos. Sin embargo, el gobierno
permanece imperturbable, no reacciona frente a este escenario terminal. Sólo lo
administra recortando periódica y sistemáticamente alguna actividad productiva,
para estirar los pocos dolaritos que maneja y los exiguos kilovatios de
electricidad que puede generar.
La
propia actitud del gobierno de intentar bloquear a la Asamblea Nacional,
negándole sus atribuciones constitucionales de control sobre los demás poderes,
la confrontación del TSJ contra la AN, las agresiones contra los diputados, el
boicot contra las sesiones, el desconocimiento de las leyes que se aprueban,
termina por desvanecer toda posibilidad de entendimiento y de resolución con
apego a la legalidad, de la gobernabilidad del país. El hecho de que se pida la
mediación de la OEA, habla a las claras de la inviabilidad del país.
Sin
darnos cuenta, nos están bajando la intensidad de la luz, para que nos
acostumbremos a vivir en la penumbra, hasta que nos conviertan en zombies de la
noche. Esa es la pretensión del gobierno, fingir que no pasa nada y sobrevivir
hasta que el petróleo se recupere. El tema es que los precios de los
hidrocarburos no van a subir ni en el corto ni en el mediano plazo; el colapso
no puede esperar y la rabia acumulada de la gente no admite más esperas.
Caracas,
4/03/201
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