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miércoles, 2 de marzo de 2016

¡Historia no, socialismo sí!, por @MiguelBM29



Miguel Bahachille M. 01 de marzo de 2016
@MiguelBM29

Los “revolucionarios” persisten en negar la historia de Venezuela, sobre todo la ocurrida entre 1958-1998, para machacar un mito socialista creador de esta arquitectura de gobierno dadora de plena felicidad para el pueblo. Todo inspirado en el patriotismo rebelde de Chávez. No hay que ser cronista urbano ni social para saber que la cara aldeana que tenía Venezuela 7 décadas atrás, hoy es con todas sus fallas  una urbe con rostro moderno. Penosamente, bajo un falsario aserto, el oficialismo insta a soportar la escasez, inflación, inseguridad, anarquía, colas, como costos transitorios para optar por  la felicidad plena (¡cosas de la revolución!).


Los tutores del régimen, educados antes de 1998 (en la cuarta), deniegan de ellos mismos mediante discursos vacuos tratando de validar algo llamado “Chavismo” como única referencia moralista. Hay una clara intención de constreñir al pueblo para que se desentienda de la historia y asuma el presente como ideal, benéfico y legítimo. De allí el interés oficial de enfocar la mira hacia los nacidos después de 1998 para convencerlos que las colas forman parte del “sacrificio necesario” y digerirlas con lealtad en búsqueda de “un mejor futuro”. Omiten que esos niños y jóvenes provienen de grupos familiares que revelarán que, con las privaciones de cada época, pudieron acceder a la seguridad, educación y bienes de consumo sin las vergonzosas limitaciones que hoy les degradan socialmente.

La realidad es que del aserto interminable de obras ejecutadas en los vilipendiados 50 años de democracia, se beneficiaron millones de familias sin desconocer las insuficiencias de cada administración democrática. Escuelas, liceos, universidades, represas, carreteras, hospitales, ambulatorios, hoteles, mercados, siderúrgicas, puertos y aeropuertos, entre una multiplicidad de obras, conformaron un brioso croquis urbano forjador de excelentes técnicos y profesionales reconocidos a nivel mundial.

Ahora hasta “Dagong Global Credit”, principal calificadora de un país amigo (China), observa el elevado riesgo para Venezuela en el corto y mediano plazo. De hecho, en julio de 2014 degradó la calificación del país desde BB+ a BB- (El Universal, Ago-15). Por su parte Standard & Poor's señaló que la economía de Venezuela se contrajo en 2015 en   7% y su nivel de riesgo pasó de “CCC+” a “CCC”. Asimismo Reuter estimó la  inflación en más del 100%  y fuerte escasez de productos básicos. El mismísimo BCV publicó que en 2015 el IPC presentó una variación acumulada de 180,9% y merma del sector privado en 8,4%. Como si fuere poco, el FMI estima la inflación de 720% para este año.

No obstante la evidencia numérica irrebatible, se persiste en denigrar del pasado e insistir con un socialismo sin rumbo (ciego) que nos ubica en los últimos puestos de crecimiento y primer lugar de inflación a nivel mundial. Ahora son más frecuentes las cadenas de Radio y TV, a toda hora, en las que el Presidente y sus adláteres echan mano de variadas e inimaginables artefactos futuristas para “encantar ilusos” con las bondades del socialismo.

Nuestros jóvenes no compran “esos dispositivos milagrosos” y, por el contrario, siguen alejándose ante la imposibilidad de trabajar en Venezuela. La desaparición de empresas privadas les mutila cualquier expectativa para casarse y “hacer familia”, de obtener vivienda propia o alquilada, de disfrutar del ocio necesario, etc. Es inútil pues insistir en un cambio de mentalidad claramente degradante. El mundo del joven, con excepción de algunos sofistas enchufados, seguirá siendo liberal no obstante la intensa propaganda que procura encandilarlo con un socialismo pasado de tiempo.

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