Por Oscar Bastidas-Delgado
Sin Dudas que Chávez y su
carnal Maduro han sabido llevar el país hacia los propósitos que
decidieron, en esa gerencia influyó la planificación centralizada impuesta
por el largo ministeriato de Giordani que ahora se
complementa con el cierre de la Escuela de Gerencia Social que pasará a ser
Instituto de Planificación Integral, más gastos en planificación para
quienes actúan como Eudomar Santos: ¡Cómo vaya viniendo
vamos viendo!. En la idea de conducir al país hacia el Mar de la
Felicidad el trueque cobra su vigencia, es la
piedra angular del Socialismo del Siglo XXI propuesto por el
fallecido mandatario.
Imposible olvidar la
claridad conceptual y procedimental de Chávez al insistir en esa
innovación social; se lució en su histórico Aló Presidente desde
el barrio petareño de La Bombilla en el que afirmó
que “La comuna de La Bombilla puede tener una unidad productiva mixta en
Guárico, por ejemplo. Podría ser un potrero, si consideramos la gran cantidad
de tierra que hay en Venezuela […] un grupo de representantes de
esta comunidad se encargaría de ir y venir, a fin de mantener bajo supervisión
la unidad productiva…”. Con esa intervención cerraba aquella en la
que, junio 2006, propuso a un agricultor de
Barlovento, intercambiar plátanos por cachamas con un pescador del estado
Bolívar.
Ante tanta
clarividencia se hace imposible darle la razón a mi buen amigo
José Guerra cuando afirmó “… pareciera que en determinados temas
el presidente tiene una ignorancia supina o sencillamente no piensa con
detenimiento algunas de las ideas que expone. Implantar un sistema de monedas
comunitarias para facilitar el trueque equivale a regresar a una especie de
economía cavernícola, donde los hombres primitivos asistían a su primer acto
transaccional al mercadear un bien por otro. En el caso de Venezuela sería lo
mismo que retornar a la etapa
precolombina …”, José ¡cómo comparas este socialismo con la
etapa precolombina si justo en esta época de escasez sobrevivimos
gracias al trueque!. Te doy dos ejemplos: 1.- Mi prima me cambió una lata
de Diablito por un paquete de Harina
PAN y ayer desayunamos con arepas; y 2.- mi hija
cambió tres toallas sanitarias por medio litro de aceite; convéncete, el
difunto tenía razón, el trueque es realidad, es Patria.
Hay más a favor del trueque.
Estamos sustituyendo al petróleo como único bien de transacciones
internacionales, con los nuevos lazos entre Raúl y Obama estaremos en
condiciones de recibir compensaciones por lo entregado a los cubanos a lo
largo de años, ojo, no hablo del “bolívar para la Sierra
Maestra”, podremos pedirle a los amigos cubanos que en sus venidas a
nuestra isla (¿de cuál otra forma podemos llamar a una Venezuela con sus
fronteras terrestres cerradas?), nos traigan baterías, cauchos
usados, medicinas, jabones, condones, papel tualé, medicinas,
pastillas anticonceptivas, espaguetis, frascos vacío de
mayonesa, Cds, y cuidado si hasta
unos jeans usaditos de esos que ya no usen.
Definitivamente, gracias
al legado de Chávez por fin navegamos en el Mar de la Felicidad,
por ello le decimos a Maduro algo parecido
a lo que Camilo le decía a Fidel: ¡Vas bien
Fidel!, ¡no renuncies Maduro!, eres como Mao: Nuestro gran
timonel.
01-04-16
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