Por Antonio Pérez Esclarín
Después de intentar llegar al
poder mediante un sangriento golpe de estado, Hugo Chávez que tanto vilipendió
la democracia, la utilizó para montarse en el poder con un discurso
anticorrupción, inclusivo, anticlientelar, justiciero, reivindicativo de los pobres
y excluidos, y superador de una economía excesivamente dependiente del
petróleo.
Dieciocho años después, ha
aumentado la corrupción, se ha multiplicado la violencia, la delincuencia y la
impunidad, somos el país con la mayor inflación del mundo, está destruido el
aparato productivo, crece cada día el hambre y la miseria, mueren los enfermos,
entre ellos numerosos niños, por falta de medicinas y atención médica, somos
más dependientes que nunca del petróleo y millones de personas han salido del
país por no ver aquí posibilidades de vida digna.
Al clamor generalizado de la
población que no aguanta y pide a gritos un cambio, se le responde con “gas del
bueno”, perdigones, golpes y hasta balas. ¿Y no es cierto que gran parte de las
guarimbas son gritos airados y desesperados contra las macro guarimbas que
monta el Gobierno con tanquetas y gases para impedir a los que marchan la libre
movilización?
Los que se niegan a realizar
las elecciones previstas en la constitución porque saben que las perderían, se
han inventado ahora una especie de paquete chileno vendido como salida pacífica
y electoral, convocando una Asamblea Constituyente Comunal que rechazan por
ilegal e inapropiada la inmensa mayoría de la población y prácticamente todos
los expertos y abogados constitucionalistas. Ciegos ante la realidad y sordos
al clamor multitudinario de la gente, se empeñan en mantener la convocatoria
apoyados por la cúpula militar, que parece haber olvidado que juraron cumplir y
hacer cumplir la Constitución y servir a todos los venezolanos, y por un
grupito minoritario que han aprendido de memoria la lección impuesta, pues
todos repiten las mismas palabras.
Además, tienen el cinismo de
asegurar que la Constituyente es para defender y profundizar los logros
alcanzados en estos años de revolución. Pero ¿cuáles son esos logros, si hoy
estamos peor que nunca, y han convertido al país más próspero de Latinoamérica
en el más miserable?
¿Cuáles son los logros a
defender sin importar el número creciente de muertos y de heridos, si la revolución
sólo ha tenido éxito en sembrar la división, y el odio y en destruir el aparato
productivo, ignorando que toda genuina revolución lo primero que debe
garantizar es seguridad y comida abundante para todos? ¿Qué quedó de los fundos
zamoranos, los gallineros verticales, los huertos hidropónicos, la ruta de la
empanada, las cooperativas productivas, las areperas socialistas, el
trueque? ¿Quién va a responder por los miles de millones que se esfumaron
sin ningún logro y por los que se robaron los corruptos? Los que nos
gobiernan se empeñan en defender un socialismo fracasado en todas partes, pero
no envían a estudiar a sus hijos a Cuba o Corea del Norte, sino a Europa, a
Canadá, a Australia, a Estados Unidos. Y los que todavía no han abandonado
Venezuela, ¿acaso acuden a curarse a los CDIs o envían sus hijos a las escuelas
bolivarianas, logros de esa revolución que hay que defender con la
Constituyente Comunal?
26-05-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico