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domingo, 28 de mayo de 2017

Descontento, por @freddyspaz



Freddy Paz 27 de mayo de 2017

Cualquier persona que no viva en nuestro país podría preguntarse porque los venezolanos expresan su descontento ante la situación actual del país. Y es comprensible por mucha prensa y noticieros que puedan leer y ver en su país, no les da una amplia visión de lo que aquí pasa. Hay que vivir en Venezuela para poder entenderlo. Por cuanto es difícil hasta para los que despertamos a diario en nuestro maltratado país.

La escasez, la inflación, la inseguridad personal, el déficit de vivienda, un sistema de salud anacrónico y carente de las condiciones mínimas necesarias para dar soporte a aquellos que salvan vidas, servicios públicos inoperantes, infraestructura vial destruida, transporte público del siglo pasado, escuelas abandonadas, una inmensa burocracia acompañada de ineficiencia irritante, corrupción, politización, desempleo, improvisación, e informalidad, encabezan una larga lista de problemas que mantienen en jaque la vida de todos los venezolanos.

En los últimos 18 años el gobierno ha ido decretando aumentos anuales del salario mínimo, sin embargo la situación de los trabajadores va en caída libre. En 2014 el salario mínimo era de 4.251,78 Bsf., pero ya para esa fecha era cuesta arriba para un padre de familia hacerle frente a una canasta básica alimentaria por el orden de los 13.482,26. El último aumento presidencial al salario mínimo ubica el salario mínimo en 65.021,00 BsF para mayo de este año, pero según cifras del CENDA, la canasta básica alcanzó el histórico de 1.214.020,00 BsF. una insalvable y ostensible diferencia. Cómo hacemos los venezolanos para alimentar, vestir, educar, garantizar salud y brindar algo de recreación a nuestras familias cuando nuestro salario nos alcanza para poco más allá de 4 kilos de carne.

Vivimos en una carrera contra el tiempo por la vida, bien de farmacia en farmacia en busca de medicamentos, buscando algo de comer, o bien corremos rogándole a Dios que el hampa desbordada no se interponga en nuestro camino.

Gobernar no es ejercer el poder para “mandar” en contra de la voluntad popular, a costa de los mecanismos más perversos con efectos negativos para la mayoría de los que amamos la tierra que nos vio nacer.

Gobernar no es comprar conciencias en épocas electorales, sin preocuparse si ese pueblo puede comer o no, es ejercer el poder al servicio de todos los ciudadanos de un país, sin distingos, es usar la voluntad política para garantizar bienestar individual y colectivo, para hacer de la educación orgullo nacional tanto para los que la imparten como para los que la reciben, es lograr que hasta en el rincón más apartado de la geografía nacional sus gobernados sean sanos mediante políticas de prevención de avanzada y que sus enfermos sean debidamente atendidos en un sistema de salud de primera.

Pero por sobre todas las cosas gobernar es tener la suficiente sabiduría y humildad para escuchar la voz del pueblo y respetar su voluntad, sin tratar de imponerles un modelo de quienes ejercen el poder. Es cumplir la sentencia constitucional, de que “la soberanía reside en el pueblo”.

Cuando el gobernante olvida que el pueblo lo eligió para que le sirviera, no para que le hiciera sufrir, el pueblo se cansa, y un pueblo descontento solo pide oportunidades, cambio, democracia y libertad.

 
Freddy Paz

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