Marino J. González R.
En las últimas semanas
millones de venezolanos han expresado a todo lo largo y ancho del país el
rechazo frontal al actual gobierno, a sus pretensiones totalitarias, a sus
prácticas completamente anti-democráticas, al control que quiere ejercer sobre
la sociedad. Casi el 70% de la población, según recientes encuestas de opinión,
indica que el gobierno se ha convertido en una dictadura. Las manifestaciones
realizadas han puesto en evidencia que una nueva mayoría política ha tomado las
calles, luego de la eliminación de las opciones electorales desde octubre del
año pasado.
Ya en diciembre de 2015, con
motivo de la elección de la Asamblea Nacional, se había confirmado sin ninguna
duda que la matriz política del país se había modificado sustancialmente. La
mayoría política que se había consolidado desde diciembre de 1998 ha dejado de
ser tal. La expresión de esta nueva mayoría en la composición de la Asamblea
Nacional, con 112 diputados, dejó muy claro que la fuerza política del actual
gobierno se ha desvanecido. Conviene precisar las razones para la generación de
esta nueva mayoría. En modo alguno ha sido un proceso fortuito. Ha sido más
bien el producto de una estrategia consistente, sistemática.
Hace poco más de ocho años,
exactamente el 15 de febrero de 2009, el gobierno del presidente Chávez había
logrado la aprobación de la reforma constitucional para incluir la reelección
indefinida para todos los cargos. La popularidad del gobierno era inmensa, así
como los beneficios que se obtenían de los altos precios del petróleo. En tales
circunstancias, muchas personas no se podían imaginar que un gobierno con esas
fortalezas pudiera ser derrotado políticamente. Y es en esa coyuntura que la
alianza constituida por la Mesa de la Unidad Democrática se propone dar los
pasos, a través de una estrategia democrática, constitucional, pacífica y
electoral, para que se construyera en el país una nueva mayoría política. Tal
acuerdo se plantea a la opinión pública a mediados de 2009.
Todo lo que se ha desarrollado
desde esa fecha, dentro del marco de la Unidad Democrática, ha respondido a la
ejecución de esa estrategia. Dentro de las posibilidades y restricciones que
condicionan la acción de una alianza política amplia y plural. Ya desde 2010,
con la participación nuevamente en la Asamblea Nacional, y luego con la disputa
electoral de 2012, fundamentada en la realización de elecciones primarias para
todos los cargos, y la definición de un programa para el Gobierno Nacional, se
demostró la naturaleza de la amplia aspiración para concretar dicha mayoría
política. La elección presidencial de abril de 2013 fue una demostración
ostensible de la fortaleza de la alternativa democrática. Hasta el punto que a
finales de 2015 ya se había manifestado al ganar ampliamente la mayoría de la
Asamblea Nacional. Visto en el contexto de la región, es bastante evidente que
esta alianza se ha consolidado y avanzado en el objetivo propuesto.
Hoy el actual gobierno tiene
la popularidad en el suelo, su visión totalitaria y su incompetencia está a la
vista de todos los actores nacionales e internacionales, el desastre de su
gestión se manifiesta en el peor desempeño económico del mundo en el Siglo XXI.
Sus errores han sido monumentales. La gran mayoría del país lo que desea es la
sustitución por los medios institucionales y democráticos del actual gobierno.
Los pasos que todos los días se dan en Venezuela indican que la nueva mayoría
es irreversible, que se trata de persistir en la Unidad, con la convicción de
que es la mejor opción para mejorar las condiciones de vida de los venezolanos.
24-05-17
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