Por Gioconda San-Blas
Amanece en los Altos
Mirandinos. El retumbar cercano de bombas y disparos y los gritos de vecinos me
despereza enseguida. Son los cuerpos represivos del régimen, llegados a esta
pequeña ciudad al amparo de la oscuridad todavía reinante para actuar
brutalmente con toda su violencia, tumbando rejas, rompiendo puertas, allanando
residencias privadas sin orden judicial alguna, saqueando, arrastrando a su
capricho a jóvenes y adultos.
Por varios días, pequeños
grupos de jóvenes habían bloqueado calles de la ciudad. Mientras la oposición
unitaria había establecido un programa de acciones conjuntas bien definidas en
el tiempo, muchachos con la impaciencia y el idealismo propios de la juventud
decidieron ir por su cuenta, en acciones que solo perjudicaban a nuestra propia
gente al condenarnos a un encierro local. A pesar de otras voces que intentaban
alertar, no querían ellos creer que su inocencia política estaba siendo
vulnerada por adultos con intereses aviesos, infiltrados por el régimen para
generar una anarquía propicia al quebrantamiento de la unidad opositora.
El resultado es doloroso: días
antes era asesinado el joven Diego Arellano, uno más en esa orgía de sangre que
el régimen ha dispuesto contra los manifestantes desarmados y que se ha llevado
a más de 50 personas, casi todos menores de 30 años, en mes y medio de
protestas. Más de 30 detenidos, 7 personas heridas, familias atropelladas y población
atormentada se suman al balance negativo local. Queda un aprendizaje: la unidad
y la no violencia como grandes valores a ser repetidos machaconamente en esta
lucha desigual de un pueblo desarmado contra una camarilla armada hasta los
dientes y dispuesta a todo para mantenerse a perpetuidad en el poder.
Nuestros muchachos de la
resistencia deben asumir esos valores, luchar por sus ideales, que son los
nuestros, en unidad y resistencia pacífica, porque ellos son los depositarios
del futuro. No queremos mártires; queremos ciudadanos vivos, dispuestos a
trabajar en paz por el país, en democracia. Cuando este régimen no sea sino un
mal recuerdo, la tarea de ponernos al día será titánica porque no serán veinte
años de atraso los que llevamos a cuestas. Ya sabemos que la involución sufrida
desde 1999 en temas de salud, educación, ciencia, tecnologías, productividad,
es de tal magnitud que nos ubican en los años 50-60 del siglo pasado. Es decir,
cuando salgamos de este infierno tendremos que dar un salto de sesenta años
para ponernos a tono con el mundo exterior y convertirnos en un mundo
civilizado, si queremos aproximarnos al primer mundo.
Ese salto cuántico lo darán
nuestros muchachos, nuestros hijos y nietos, los mismos que están hoy al frente
de las manifestaciones, tragando gases, recibiendo perdigones en sus delgados
cuerpos y sufriendo detenciones ilegales por el único delito de añorar una
libertad que no han conocido y a la que defienden con sus manos desnudas. Aquí
estamos los abuelos para acompañarlos, para apoyarlos en lo que podamos, como
lo hacemos hoy, como lo hemos hecho siempre. Y cuando ese futuro luminoso de
construcción de un país nuevo llegue de la mano de todos los venezolanos unidos
bajo una misma bandera, los acompañaremos sin estorbar ni pretender asumir las
posiciones que ellos deberán ocupar, animados por esa vitalidad propia de
muchachos milenarios, como se ha dado en llamar a los de este tercer milenio,
que no necesariamente es igual a la de las generaciones precedentes.
Son nuestros muchachos, los
Jairo, Armando, Juan Pablo, Diego de hoy y de ayer, a quienes no olvidamos,
cobardemente asesinados por el régimen, quienes están regando con su sangre
esta lucha por la libertad y el progreso que ellos no conocieron. Y son
nuestros muchachos los que siguen dando la cara y exponiendo sus cuerpos en
esta lucha desigual de armas letales versus ideales, los que asumirán en nombre
de aquellos que ya no están, en nombre de sus padres y abuelos y en nombre de
sí mismos el compromiso de convertir este desierto en esa tierra próspera que
hemos soñado por tanto tiempo.
TUITEANDO
La Asamblea Nacional avanza en
la formación de un Frente Nacional de Defensa de la Constitución en la que
participan amplios sectores del país. Es una iniciativa a la que nos sumamos.
25-05-17
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