Por Luisa Pernalete
La profe Luisa
le escribe a la fiscal designada por el Ministerio Público para investigar la
denuncia de un caso de tortura a un niño wayúu de 11 años.
Estimada ciudadana fiscal 35
del Zulia:
Nos hemos enterado por los
medios de comunicación que usted fue designada por el Ministerio Público para
investigar el caso del niño wayúu, de 11 años, el cual según testimonios del
pequeño, fue tratado de manera cruel, presuntamente por funcionarios de la GN,
el pasado 17/05/17.
Me atrevo a escribirle porque
quiero subrayar la importancia de su trabajo en este caso, en primer lugar para
esa familia, pero también para todos los niños, niñas y adolescentes de este
país y para la sociedad venezolana, dado que todos tenemos algún niño cerca: un
hijo, un nieto, un sobrino, un vecinito, un alumno, un ahijado… todos tenemos
algo que ver con los niños y niñas, y somos responsables de sus derechos. Lo
dice la Constitución, que todavía nos ampara, y que esperamos siga siendo
nuestra Carta Magna, lo dice la Lopnna, y de paso, ambos nos recuerdan que los
derechos de los niños, niñas y adolescentes tienen prioridad
absoluta. Usted lo sabe, pero a mí me gusta recordarlo.
Según la noticia, difundida
ampliamente por las redes sociales, usted escuchó el testimonio del niño: “Yo
no hice nada”, agrega que corrió muy rápido, pero lo alcanzaron. “Me quedé
parado, allí me agarraron, me golpearon, me amarraron con una tira y me tiraron
una bomba en la espalda”. ¡Qué terrible! Usted, como todos los que vimos el
video con el relato del pequeño indígena, pudo ver su expresión de terror. Lo
recuerdo y se me arruga el corazón.
Conozco bien a los niños
indígenas porque trabajé 25 años en el Zulia, acompañé escuelas en Paraguaipoa
y en Cojoro, y luego 15 años en el estado Bolívar, es difícil no sentir ternura
y simpatía por esos niños. Sé que suelen tener dificultades con el español y
ello los vuelve más vulnerables. “Yo no hice nada…. Me golpearon, me amarraron
con una tira…”.
Usted tiene que haberse
conmovido al escucharlo.
Hasta que usted no termine su
investigación, tenemos que decir que por ahora, de este caso de tortura, sólo
hay presuntos culpables, subrayo presuntos, aparecen unos guardias
nacionales. Y me viene esta reflexión: cualquier adulto que persiga, golpee,
amarre a un niño de esa edad, y además le ponga una bomba en la espalda, deber
ser sancionado severamente, pero si es un funcionario armado, un funcionario
que supuestamente está para ayudar al orden público y le haga lo
narrado a un niño de 11 años el pecado es mayor, incluso si se lo hiciera a un adulto
ya es grave, pero un funcionario armado contra un niño… es un peligro para toda
la sociedad y supone un comportamiento que raya en lo patológico, porque no es
normal.
Quien le escribe trabajó de
voluntaria con niños y adolescentes en situación de calle en Maracaibo en la
década de los años 90. De noche andaba por el malecón, por las plazas… Era una
población difícil, no lo niego, pero jamás tuve que darles golpes para que me
hicieran caso, incluso cuando estaban bajo el efecto de la pega -eran
todos huelepega- y tenía mis maneras de tranquilizarlos, entrenaba a
los educadores de calle para eso. ¿Qué entrenamiento están teniendo los
funcionarios de la GN? Si sólo con mi voz y mi semblante era capaz de manejas
niños de la calle, ¿cree que golpear, amarrar, utilizar bombas, son acciones
necesarias para tratar a un niño que sólo está asustado? La crueldad nunca es
necesaria, y contra un niño supone un agrado de deshumanización muy grave.
Además, el Estado venezolano ha firmado tratados contra la tortura. Sean
quienes sean los culpables de este hecho, requieren de sanciones
ejemplarizantes, por el bien de todos, para que no vuelva a suceder.
Ciudadana fiscal, no la
conozco, pero seguro es una persona sensible y profesional, como otros fiscales
que he conocido. Rezaré por usted y las organizaciones que hacemos vida en la
Redhnna, estaremos pendientes de los resultados.
Fraternalmente,
Luisa
Pernalete
Maestra,
activista de derechos humanos de NNA
21-05-17
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