Por Arnaldo Esté
Se actualiza particularmente
el término por las directas revelaciones de la fiscal. Carne descompuesta,
porque la vida que le daba sentido se fugó. Antes me refería al desastre ético
y con ello a los valores. Así vista, la corrupción es una pérdida o nunca logro
de sentido, en cuanto que el sentido, como toma de decisiones, está referido a
los valores que tenga una persona o comunidad. No es lo mismo ideología y
valores aun cuando se den confundidos, mezclados, cosa frecuente en el
ejercicio político.
Un grave corruptor ha sido la
petrofilia en la que se apoyó grande y ahora confesamente, cuando el régimen
habla de rentismo petrolero como si fuera pecado ajeno.
La situación de los
gobernantes en plan de dictadores es particularmente dolorosa. No sólo son
corruptos por ladrones, sino por el extravío de su ideología y los valores que
podrían sustentarla. ¿A dónde se fue el discurso sobre la pobreza, la justicia,
el bien común del comunismo, la solidaridad? ¿Cómo explicarle a un hijo lo que
hacen? La corrupción es ejemplo y contaminación. Es el bachaqueo como modo
común, como cultura. Un daño ya hecho que no se superará con el simple cambio
de gobierno que tendrá que llegar.
Ellos podrán irse y esconderse
con salvoconductos pero ¿cómo se esconderán de su fracaso y del daño que
dejaron cuando tuvieron oportunidad de hacer cambios?
Hay algunos de ellos que resultan coherentes: su forma, sus gestos, sus palabras no muestran hendijas. No hay señas de incomodidades éticas. Devotos del poder podrían vivir en comodidad en cualquier banda, tal vez solo exijan escenarios para mostrar sus habilidades. Pero hay unos cuantos sin acomodo que juegan a una mentira de eructos, que saben de eso del fracaso y temen descobijarse.
Entre unos y otros, con mucha
dificultad para acordarse, y ofrecer consistencia ante los cubanos, hacen los
juegos de la postergación, de ganar un tiempo que no quiere ver el hambre que
crece en la calle y que terminará por ocupar el primer plano con sus conocidos
lenguajes.
Pero una banda organizada aun
cuando su propósito tenga que ver con los beneficios de la corrupción no es
ella, en sí, necesariamente descompuesta, puede estar cohesionada por una
ética, por unos valores mafiosos o por un culto mesiánico. En este caso los
valores mafiosos aún no se han establecido y el mesías, que hace la función
cohesionadora de los valores, no tuvo tiempo de trascender como culto
consagratorio. Así llega la descomposición del grupo y su olor a carne
descompuesta.
Solo les queda el poder como
fin y necesidad para preservarse y preservar lo robado. Hay tristeza y
depresión en un reflujo de los que siempre ocurren en las idas y venidas de los
conflictos sociales. De alguna manera se evaluó mal, tanto el poder militar
como la voluntad dictatorial de los gobernantes y se diseñaron políticas de
corto plazo con cierta pedantería y autosuficiencia. Y con eso digo que haber
actuado sin la necesaria prevención de la maldad, fue lo posible. No siempre se
alcanza la genialidad, pero un equipo de dirección es imprescindible y hay que
cuidarlo.
Así llegamos al recurso de las
elecciones regionales, a las que, más allá de las trácalas, se debe acudir como
fuente de crecimiento político y formación de dirigentes. A una amplia e
imaginativa variedad de acciones hay que agregar la puerta siempre abierta para
el entendimiento, la negociación y los posibles salvoconductos.
27-08-17
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