Por Henrique Capriles
La corrupción en Venezuela no
se restringe a un sólo tipo de prácticas, pues involucra una serie de formas,
mecanismos y organizaciones en las que intervienen elementos muy variados. Este
tumor maligno que carcome las entrañas de la patria de Bolívar, ahoga nuestra
economía, porque distorsiona los procesos de toma de decisiones y afecta los proyectos
para el desarrollo del país.
La corrupción es lo contrario
de lo que Adam Smith llamaba “la mano invisible”, esa con la que se alienta o
desalienta la producción y los precios se regulan a través del mercado. Esa que
explica que cuando una sociedad se va desarrollando y crece la división del
trabajo, la intervención gubernamental se hace innecesaria en la mayoría de las
asuntos, abocándose detalladamente en asuntos como la administración de
justicia y en proveer bienes públicos.
Pero para un gobierno como el
que hoy tiene secuestrado el poder en nuestra Venezuela, es necesario una mano
más bien visible, una que todos conocemos, que más bien desalienta la
producción y distorciona los precios, porque la única manera de ellos enriquecerse
y mantenerse en el poder es teniendo el control de todo.
La corrupción supone un
beneficio personal para quien la ejerce al momento de violar obligaciones que
se derivan de un cargo, generando daño al resto de la sociedad, pero eso es
algo que a Nicolás Maduro y su camarilla no les importa, porque a lo único que
le ponen el ojo es a ver cómo siguen llenando sus bolsillos a costa del pueblo
venezolano; y ahora pretenden profundizar los alcances de su nefasta política
hambreadora a través de la fraudulenta constituyente.
Lo que pasa es que hay
demasiado dinero de por medio. Ya la Fiscal Luisa Ortega Díaz dijo en Brasil,
que el mega guiso de los Clap, supera los mil millones de dólares. Hay que
verle la cara a esa cifra, más cuando hay millones de venezolanos escarbando en
la basura para echarle algo al estómago.
En cada cosa que organiza el
gobierno hay un entramado de corrupción gigantesco. En el caso de las bolsas
Clap ya nosotros habíamos denunciado hace unos meses el guiso que tenía el
gobierno allí. Ahora la Fiscal señala que Nicolás Maduro es presuntamente dueño
de esa empresa.
En todo caso, esas joyitas de
la compañía Group Grand Limited reciben dólares preferenciales a Bs 10, pero
venden con la complicidad del gobierno, productos con sobreprecio. Por si fuera
poco, son socios también en la empresa Fondo Global de Construcción, una
contratista que ha recibido transacciones del Estado, responsable de obras de
la Misión Vivienda.
Por donde usted busque
encontrará los tentáculos de la corrupción de este grupito de desalmados que se
hacen llamar humanistas. Por más perverso que un gobierno sea, la salud debe
ser una prioridad, pero en Venezuela no hay antialérgicos, medicamentos para el
corazón, el sistema nervioso, la hipertensión, la diabetes o el Mal de
Parkinson, y no estamos hablando de medicamentos para enfermedades especiales,
se trata de los medicamentos de mayor uso.
Y es que detrás de esta
escasez de medicinas que tiene al pueblo muriendo de mengua, hay otro mega
guiso, pues resulta ser que hay laboratorios que están recibiendo dólares
preferenciales a fin de importar materia prima para la fabricación de
medicamentos. El detalle es que deben vender toda su producción al gobierno a
los precios regulados que el mismo gobierno impone. Lo que el gobierno hace con
los medicamentos es venderlos a través de una de sus empresas exportadoras, y
lo hace en el exterior a precios 3 o 4 veces por encima de lo que pagó por
ellos.
Mientras en el país, uno de
cada dos enfermos de cáncer muere, en el marco de una crisis de equipos,
insumos y medicinas especializadas, solo en el 2016 murieron 26.000 personas de
cáncer; mientras cada media hora muere un venezolano por enfermedad
cardiovascular; mientras que la condición de riesgo de morir por estos males es
15 veces mayor que el en el resto del mundo; los enchufados del gobierno se
lucran con esta triangulación de medicinas.
Comentar estas cosas genera
una profunda sensación de frustración, pero es necesario desnudar la verdad,
para que los pocos que aún creen en este régimen desalmado, terminen de abrir
los ojos y conecten con la realidad.
Hay que llegar al fondo de
estas denuncias, porque estos malhechores que han desangrado el país no pueden
quedar sin justicia. Como siempre decimos, más temprano que tarde, tendrán que
pagar por años de sufrimiento a un pueblo noble que sigue resistiendo por su
profunda convicción pacífica y democrática.
Ésta mal llamada revolución es
un error en nuestra historia, que se ha mantenido gracias a la bonanza
petrolera más grande de toda la historia, lo que alimentó un proceso
devastador, porque en lugar de promover una economía de progreso, desmanteló
las instituciones y arrasó con todo para poder tener el control.
No hay manera de que esta
narco corrupta cúpula se sostenga por mucho tiempo en el poder, ya que la
economía colapsó, nuestra moneda perdió su valor, el aparato productivo y la
industria petrolera están severamente dañados. Tenemos la inflación y escasez
más altas del mundo y de paso estamos al borde del default, ya que los compromisos
inmediatos superan los 4 mil millones de dólares, de los cuales 2.983 millones
de dólares deben ser cancelados por el gobierno entre octubre y noviembre de
este año. Si no pagan, habrá embargos. Perderemos el flujo de caja.
Esto tiene a la dictadura en
una encrucijada, porque no hay suficientes recursos para importar productos y
pagar los compromisos internacionales, y de paso el fraude constituyente le
está saliendo al régimen por la culata. Los 29 países de la Unión Europea hasta
la inmensa mayoría de las naciones del Hemisferio Occidental y el Mercosur han
declarado la muerte de la democracia en Venezuela. Tal consenso no se había
visto en toda la historia de Latinoamérica. A ello se le suma un severo
aislamiento financiero y la incertidumbre de posibles sanciones económicas.
El mundo nos está escuchando,
tienen sus ojos puestos en nuestra Venezuela, en la historia de cada
venezolano. Eso lo hemos logrado con nuestra lucha. Ahora es necesario que los
venezolanos nos escuchemos nosotros mismos, conozcamos la historia de quien se
sienta al lado nuestro en metro, de quien come una empanada todas las mañanas
en el mismo sitio que nosotros, de quien se toma el cafecito de la tarde en la
mesa de al lado. Sus problemas son los mismos que los tuyos. Si él o ella no
están convencidos aún de que los problemas terminarán cuando salgamos de este
gobierno, convénzalo, porque es Nicolás Maduro y su camarilla los responsables
de esta situación que atraviesan los venezolanos.
Si con quien habla está
convencido, seguro tiene una visión distinta de las cosas, vamos a escucharnos,
vamos a entendernos, vamos a conseguir una solución y trazar una ruta para el
rescate de nuestra democracia entre todos. Si sumamos los motivos de lucha
políticos, a los económicos y a los sociales, mucha más gente se irá sumando a
esta lucha. Hasta lograr ese cambio por el cual tanto hemos luchado.
Nadie dijo que sería fácil ni
rápido, más bien ha sido muy largo, pero debemos mantener la fuerza y seguir
luchando. Mientras haya problemas, hay razones para continuar y buscar las
soluciones. Mientras no haya democracia y libertad, hay motivos para seguir
buscándolas. Este régimen amenazante pero profundamente débil, en nuestras
manos está seguir presionando. Que nadie decaiga. La lucha debe seguir.
¡Qué Dios bendiga a nuestra
Venezuela y nos ayude a limpiar de tanta corrupción a nuestra patria!
27-08-17
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