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viernes, 11 de agosto de 2017

Dirección política, @laguana



Por Luis Manuel Aguana, 10/08/2017

Una cosa es un golpe de Estado frustrado por el gobierno y otra cosa muy diferente es un ataque quirúrgico realizado por un grupo de comando especializado externo a la Fuerza Armada, con colaboración interna de alguno de sus integrantes, con el objetivo militar preciso de llevarse un parque de armamentos.

De acuerdo a los comunicados emitidos por ese grupo a través de las redes sociales, ese objetivo preciso se cumplió a cabalidad. Igualmente, ahora solicitan el apoyo de la población civil con movilizaciones de calle. El gobierno no ha desmentido nada y por el contrario ha intentado esconder sin éxito lo que paso el domingo 6 de agosto en el Fuerte Paramacay (ver información precisa enhttp://elestimulo.com/blog/asi-ocurrio-la-toma-del-fuerte-paramacay/). A un régimen que invento 8,1M de votos el pasado 30J muy dificilmente le creerá la población.


Sin entrar a considerar como válido o no el camino escogido para plantearse otra forma de lucha -no transitada en Venezuela por mas de 100 años- en contra del régimen de Nicolás Maduro, sería importante analizar el tema de lo visto hasta ahora, para ver si estos son solo fuegos artificiales o el comienzo real de algo lo suficientemente serio como para desplazar al régimen.

Lo primero que hay que considerar -profesionalmente hablando y sin ser especialista en el tema militar- que si alguien se propone ejecutar técnicamente algo tan arriesgado como meterse en una instalación militar, sustraer armamento y salir con bien de ello, es porque sabe muy bien lo que esta haciendo. Esto es, no son un atajo de improvisados como lo trata de hacer ver el gobierno, porque sino cualquier banda de malandros de los que abundan en el país ya lo hubiera intentado (al margen de que sepamos quienes son los verdaderos malandros).

Pero si tomamos en cuenta que quienes conducen la Fuerza Armada no llegaron a los puestos de dirección -en todos los niveles- precisamente por su conocimiento del área militar sino por la sumisión a una corriente política, si yo estuviera sentado al tope de esa pirámide, no me sentiría muy seguro de su estabilidad. Es muy diferente tener un arma que saberla manejar. En cualquier momento te la pueden quitar, y aunque dispongas de otras, si no sabes cómo se maneja eso porque tu mejor conocimiento militar es decir "¡Chávez vive, la lucha sigue!", no tienes entonces muchas probabilidades de salir con bien de esa contienda, cuando alguien que si sabe te la disputa.

Creo que alli los oficiales desplazados por el régimen, en su mayoría institucionalistas y más aventajados en su campo militar –muchos de ellos los mejores de sus promociones- tienen una ventaja competitiva que puede marcar la diferencia, si deciden, como al parecer lo han hecho, de hacerse con las armas de la República. Entonces alli  hay un punto importante que considerar en este análisis.

Otro aspecto relevante reside en el apoyo brindado internamente al grupo rebelde que sustrajo el armamento en Naguanagua que, de acuerdo a las informaciones no confirmadas hechas públicas, lo continúan haciendo en otras instalaciones militares.

Si consideramos al país como un todo incorporando a los militares, el 85%  de la gente que se encuentra en esos cuarteles es un apoyo potencial a cualquier incursión, de acuerdo a las cifras publicadas de rechazo al régimen. Cualquier soldado u oficial, con jerarquía o no, que se encuentre en ese porcentaje, lo menos que hará será mirar para otro lado para ayudar a aquellos que hayan asumido una posición activa y contraria a la continuidad del gobierno. Esto expone una debilidad poco explotada por la oposición pero que era imposible de hacer efectiva sin que alguien que supiera del arte militar la asumiera con las correspondientes consecuencias.

Por principio fundamental no concuerdo con las formas de lucha violentas -armadas- porque entre otras razones se ha demostrado que su efectividad es muy baja en relación con las formas de lucha no violenta, de acuerdo a los estudios realizados (ver la reseña del estudio de Erica Chenoweth en mi nota de 2014, Caída inevitable, en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/caida-inevitable.html). Las formas de lucha que involucran un componente armado necesariamente tienen que estar complementadas por los elementos políticos que las dirijan, porque de otro modo resultarían en herramientas útiles para cualquier interesado en hacer más daño que bien.

De alli que las primeras declaraciones de voceros de este grupo puntualizando su desconfianza -por cierto bien ganada-- al sector político de oposición, debe revisarse de una manera muy cuidadosa porque en el mejor de los casos podrían caer en las manos peludas de expertos y antiguos personajes de la política venezolana que han buscado infructuosamente esta salida sin éxito, porque al final todo se resume en sobre quien recaerá el poder una vez que los pilares que sostienen el actual régimen se derrumben. Recuerden el 4F y quienes terminaron mandando…

Un movimiento de esta naturaleza que pretenda ser independiente, al final siempre tendrá que enfrentarse con el hecho político del cual nace, entregando el fruto de su labor a los factores políticos no contaminados que sean capaces de conducir un proceso que lleve al país a la reconciliación y la reconstrucción. Es por eso que reviste una importancia fundamental que estos opositores que se han reunido intentando una lucha por medios diferentes a los ensayados hasta ahora, complementen su accionar estableciendo zonas mínimas de ejercicio político, para que una vez que se haya logrado desplazar al régimen, surja un camino común en el que todos coincidamos. Y hasta que eso no ocurra ese llamado de apoyo en las calles que hacen en sus comunicados difícilmente ocurrirá.

Y esto viene a cuento porque el régimen no saldrá sin la presión de los cuarteles, que desde ya están ejerciendo estos nuevos grupos que hacen un trabajo que los civiles no podemos ni debemos hacer, pero tampoco sin la correspondiente protesta cívica permanente de la sociedad, que solo puede coordinarse y canalizarse a través de las organizaciones civiles y políticas que no hagan causa común con el gobierno. Y de allí la necesidad de una Dirección Política común, que en el actual estado de cosas no parece existir, pero que ahora deberemos construir a la luz de una nueva realidad.

De alguna manera esta zona de acción común se dio en 1958 entre la Junta Patriótica y los militares. Pero ahora luce claro que en aquel entonces los militares no eran como los de ahora, altamente ideologizados, penetrados por el narcotráfico y la extrema delincuencia internacional. Aquellos que crean en un golpe militar simplón a la usanza de comienzos del siglo pasado o que los delincuentes entreguen el gobierno por los votos salidos de una ruleta de casino trucada, pueden esperar sentados los años que tienen los cubanos soñando el regreso de la democracia.

La situación que se está presentando con la aparición de estos nuevos grupos de resistencia y con el despertar de una sociedad ante la decisión de la MUD -que no debía extrañarnos- de darle la espalda al mandato de la población, es lo mejor que nos pudo pasar. Pone de nuevo la lucha desde el comienzo pero en la dirección correcta. Si los politicos de la MUD creen que haciéndole el juego electoral a Maduro, contentándose con las migajas de poder que les regalen desde un CNE arreglado, que continúen por esa vía. Verán que poco a poco se encontrarán solos. Los venezolanos sabremos que camino tomar y a quienes apoyar en el futuro. Dice un viejo dicho que es preferible andar solo que mal acompañado, aunque la palabra “solo” es un decir. A los venezolanos nos acompañan siglos de experiencia libertadora...

Twitter: @laguana

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