Por Henrique Capriles
Hoy los millones de venezolanos
que tenemos alrededor padecen y sienten lo mismo que cada uno de nosotros. Por
primera vez en todos estos años de lucha, hoy podemos decir que somos el 80%
del país, que somos millones los que estamos en contra de esta mal llamada
revolución, que somos millones de corazones latiendo por nuestra Venezuela y
que tenemos que lograr que todos esos latidos vayan a un mismo ritmo.
Porque es verdad que existen
miles de razones para estar indignados, desmotivados, desilusionados, pero
también existen millones de razones para seguir luchando. El juego del gobierno
siempre ha sido y siempre será jugar con la desesperanza, y esa es la única
victoria que podrían celebrar si dejamos que la alcancen. Pero estoy convencido
que, al igual que yo, todos ustedes tienen la fuerza y el ánimo para seguir
adelante. Porque nadie podrá quitarnos lo que llevamos por dentro y lo que nos
motiva a continuar esta lucha por una Venezuela libre y próspera.
Sabemos que ha sido una lucha
larga, que ha sido una lucha desigual y ha dejado heridas, nunca se dijo que
sería fácil, y tampoco sabemos cuando acaba, pero hemos ido avanzando con cada
paso que damos. No tengan duda que es así, recuerden estas palabras.
Hoy Venezuela no está sola.
Hace algún tiempo hubiera sido impensable conocer la postura que hoy conocemos
de la comunidad internacional. Los países de nuestra América Latina, de todo el
continente americano, de Europa, hasta el Vaticano, los países más importantes
del mundo se han ido sumando en una sola voz en contra de los atropellos que el
gobierno del dictador que hoy se encuentra en Miraflores hace contra nuestro
pueblo. Nuestra lucha ha prendido una alarma y el mundo no reconoce el fraude
constituyente.
Si después de meses de
represión y violación de los derechos humanos de los venezolanos, aún había
alguien que tenía dudas sobre la intenciones de Maduro y su camarilla, todo lo
ocurrido en la elección de la constituyente fraudulenta los ha terminado de
dejar en evidencia. Un proceso viciado desde sus inicios no podía tener un buen
fin.
Aún instalado, el fraude
constituyente es una derrota política para el gobierno. No hablamos solo de que
se falsearon resultados, más grave aún se falseó la cantidad de votos. No se
necesitan pruebas, fue evidente, sin embargo, la bomba que detonó Smartmatic
confirma lo que todos sabíamos desde antes: la elección a la asamblea del
fraude constituyente fue un total fracaso, el más grande de la historia
política de Venezuela.
Y es que es muy difícil
esconder la soledad en los centros de votación. Si acaso un 13% del padrón
electoral aún permanece fiel al gobierno. Todos los indicios que existían de la
pírrica votación, quedaron desnudados con la intervención pública del presidente
de Smartmatic.
El derrotado es el gobierno, y
se jugó su última carta. Ahora se triplica su responsabilidad porque intentaron
vender el fraude constituyente como la solución a los problemas que tiene
Venezuela, y aunque nadie les creyó, ellos cargan ahora esa responsabilidad
encima.
La constituyente fraudulenta
no va a resolver los problemas económicos y sociales. El país va a seguir en la
calle, pero aumentando la lucha social, se encontrarán las demandas políticas
con las económicas y sociales. Ver en las mismas protestas a todas las personas
que pasan hambre y requieren medicinas con las que exigen respeto a la Asamblea
Nacional, libertad de los presos como elecciones libres y democráticas. Ello en
el entendido que la situación económica se va a poner peor y abre el espacio
para una lucha aún más grande de los venezolanos.
Ante el mundo, Nicolás Maduro
permanece en el poder con el uso de la fuerza. Y nuestra lucha debe seguir
siendo por recuperar la libertad y la democracia. Para que el cambio político
sea duradero tenemos que conquistarlo como lo que somos, como demócratas, en
paz, para ello debemos aferrarnos más que nunca a nuestra Constitución. Allí
están las soluciones y la estabilidad del país.
A veces es difícil aceptar que
las cosas tarden tanto, es normal sentirse desesperados, pero aunque nos
parezca que llevamos demasiado tiempo luchando, realmente ese tiempo nos ha
permitido llegar a ser la mayoría que hoy somos, más del 80% que no quiere
vivir en toque de queda permanente.
Lo que estamos viviendo es
novedoso para todos, estas generaciones de venezolanos nunca habíamos
enfrentado una dictadura. Nuestra lucha ha ido evolucionando en la medida en la
que ocurren las cosas, y debe seguir evolucionando para poder seguir avanzando.
El adversario no somos
nosotros, esa es la estrategia del régimen. Son ellos los que están atrapados
en su propio juego. Debemos evitar que nos encierren y encerrarnos. Por eso es
necesario comenzar a desarrollar otra etapa de estrategia entre quienes
queremos un país de progreso. ¡El que persiste vence!
El régimen complicó su estadía
en el poder. No olviden que lo que más desean es quebrar la moral de los
venezolanos, no lo permitamos. Estamos en una lucha donde nos necesitamos a
todos. ¡Venezuela sigue!
¡Qué Dios bendiga a nuestra
Venezuela!
06-08-17
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