José Luis Farías 12 de noviembre de 2017
@fariasjoseluis
Corto
y Picante:
El
ánimo de los venezolanos no registra signos de recuperación, es un cuerpo
deformado por la crisis y gobernado por la abulia en lo político que es el
único campo donde se pueden construir las respuestas. El país entero respira el
caos y la mugre moral en el que la pandilla gobernante lo ha sumido como
producto de su deliberada acción destructiva a consecuencia indetenible del
fracaso de un modelo económico y político primitivo. La crisis económica golpea
con rudeza a diario, causa los estragos reflejados en los rostros de los
ciudadanos de una nación paralizada, el de un conglomerado a la espera de algún
mendrugo para saciar su hambre por ser incapaz de producir el mínimo para la
supervivencia. Por todos los rincones hay gentes reducidas a escombros humanos
paseando su incertidumbre, unos escudriñando en la basura otros merodeando en
la desesperación de ganar algunos billetes para dejarlos todos en alguna compra
cada día más insuficiente. En medio de este ambiente tan calamitoso en el que
pareciera no haber esperanza se torna imperativo arrojar luz para intentar
devolver la certidumbre a los ciudadanos.
Poco a
poco se van repartiendo dudas sobre el destino, la incertidumbre se entrega en
una rara mezcla en forma de silencio opositor, estridencia gobernante y sordera
ciudadana. Todo se mueve sin orden ni concierto, con la torpeza que produce
rechazo, sin la ruta que oriente el andar ciudadano, es el desplazamiento en la
oscuridad que enceguece al recién entrado en ella, nunca se sabe hacia dónde se
va ni con qué pertrechos ir a un destino cierto. He hablado de hacer luz, de
alumbrar el sendero, lo cual podría ser un nuevo engaño para arribar a un nuevo
desmadre de la esperanza. Aunque no es exactamente esa la idea sino la de
animar o reanimar en torno a la recuperación de la confianza en que si se puede
dejar atrás la pesadilla.
Hablo
de que en este momento de mayor oscuridad puede estar cerca la sorpresa del
alba, y paso a decirlo de modo sencillo: en la negociación que anda en ciernes
en la República Dominicana pudiera venir un halo de luz que ilumine el camino.
El gobierno que engreído por su triunfo fraudulento al día siguiente del 15 de
octubre se negó a sentarse anda dispuesto a hacerlo ahora. ¿Por qué? La
inminencia del default lo pone de nuevo contra las cuerdas y tendrá que
entregar garantías suficientes para unas elecciones presidenciales limpias en
febrero próximo a cambio de un posible aval de la Asamblea Nacional para la
renegociar la deuda externa? Puesto que no hay forma de negociar la deuda sin
la Asamblea Nacional. La dirigencia opositora tiene una poderosa carta en sus
manos que esperamos sepa usar responsablemente y con la audacia suficiente
poniendo de lado sus legítimos intereses, para devolver la república
democrática liberal a la nación y sus ciudadanos. Pareciera ser una última oportunidad,
estamos en manos de cómo conduzcan el timón los amigos Borges, Ramos, López y
Rosales.
Amanecerá y veremos.
@fariasjoseluis
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico