Editorial
SIC
Octubre 2017
La primera reacción ante el
resultado fue de desconcierto. Se daba por descontado que la oposición iba a
ganar. Eso significa que no hubo sentido de realidad. Para el Gobierno, en
cambio, el resultado no fue una sorpresa. Significa que lo tenía todo
planificado y que salió como había previsto. La oposición y gran parte de la
opinión pública y de las encuestadoras, no habían tomado en cuenta variables
que fueron decisivas. Hay que aprender la lección.
El Gobierno es tramposo
El Gobierno es una dictadura
con métodos totalitarios. Intentó ser un totalitarismo, pero no tuvo capacidad
de llevar a cabo nada de lo propuesto, por varias razones; entre otras, por su
carácter rentista, que convirtió a sus adeptos en meros colaboradores y, en
definitiva, en parásitos. Ahora es solo una dictadura: no pretende transformar
el país ni a los ciudadanos sino solo mantenerse en el poder.
Pero sus métodos siguen siendo
totalitarios: fabrica una “realidad” inventada y trata de obligar a que todos
vivan en ella, tratando de controlar todos los espacios. Por eso no tiene
ninguna pretensión de verdad porque la verdad es lo que él dice, aunque se
contradiga. Por eso habla apodícticamente y siempre tiene la razón; la culpa es
siempre de los enemigos. Copa al Estado (en este caso al CNE) con lo que el
Estado desaparece. El resultado es que nada funciona, excepto la propaganda y
la represión y las mañas para controlarlo todo. Emplea a las Fuerzas Armadas y
a la policía, no para los fines constitucionales sino para sus fines
particulares y además usa paramilitares en contra de los opositores.
Tenemos que caer en la cuenta
de que esos son sus métodos. Por eso él calculó qué trampas tenía que hacer
para ganar donde sabía que no ganaba sin ellas. Y lo hizo concienzudamente:
movió a 700.000 electores de sus centros de votación habituales en los estados
donde perdía, sobre todo, Miranda. A gente del sureste la envió a los barrios
de Petare, o al norte, al otro lado de la autopista, y hasta a Ojo de Agua.
Además fueron avisados a última hora de sus nuevos centros y algunos, al
llegar, fueron notificados de que era otro y tuvieron que desplazarse.
Bastantes se desanimaron.
A otros estados pequeños, como
Amazonas, llegó gente de otros estados en autobuses. Además, y, sobre todo,
hicieron saber enfática y repetidamente a los beneficiados con el CLAP y a los
pensionados que, si no votaban, no tendrían más las ayudas, y también les
hicieron saber que se iba a saber su voto.
Y, por supuesto, en contra de
lo que hacía antaño, el CNE no hizo ninguna campaña para dejar claro que el
voto es secreto y que no hay cómo averiguar por quién votó nadie.
Además, en no pocas mesas no
hubo suficientes testigos de la oposición y hubo fraude. Donde todo esto no fue
suficiente, como en el estado Bolívar, no enviaron a Caracas electrónicamente
los votos efectivos sino muchísimos menos.
Así pues, el Gobierno ganó con
trampa.
Opositores idos y más gente
dependiente
Pero eso no fue todo. La
principal causa de que perdiera la oposición fue la emigración: podemos
calcular que por esa vía la oposición tuvo dos millones de votos menos. Una
cifra absolutamente decisiva.
Por eso el Gobierno, a quien
no le interesa nada que se hunda el país, estimula la emigración: sabe que
cuantos más se vayan, más posibilidades tiene él de perpetuarse en el poder,
aunque sea a costa de la parálisis de todo. Es lo que ha venido pasando en
Cuba. Y a este destino, del que ella busca salir, es al que se nos quiere
condenar a nosotros.
Eso hay que hacérselo ver a
los que proyectan irse. No se puede obligar a nadie que se quede en una
situación en la que casi no hay posibilidades de vida. Pero es cierto que
cuantos más se vayan, más difícil va a ser que la situación se revierta.
La otra causa, comparable a
esta en número e incidencia en la vida del país, más allá de las elecciones, es
que el Gobierno va logrando crear dependencia de él en cada vez más personas y
no solo del pueblo.
Cuando una persona del pueblo
ve que el Gobierno le da, con cuentagotas y a cambio de sumisión, lo que
debería propiciarle como ciudadano, se siente no agradecida, sino agredida,
burlada en su dignidad; y por eso, aunque acepte lo que le da, porque lo necesita
para sobrevivir, porque no ve otra fuente de subsistencia, no por eso se
enfeuda a él sino que, por el contrario, se le opone, al menos en su fuero
interno y donde él se sienta con libertad para expresar su estado de ánimo y su
posición vital.
Por eso esa persona aprovecha
las elecciones para manifestar su oposición a un proceder abusivo. En cambio,
cuando la persona deja su autonomía y su dignidad de lado y acepta ese tipo de
relación, en la que ya no es sujeto, entonces se acepta como minusválida y vive
dependiendo del Gobierno a cambio de su adhesión.
Tenemos que reconocer que poco
a poco el Gobierno va logrando que cada vez más se resignen a su minusvalía y
dejen de ser personas. Dejan de actuar desde su ser personas, porque la
condición de persona se distingue de la de individuo y sujeto porque entabla
relaciones simbióticas desde la propia autonomía, capacitándose incesantemente
para dar de sí cualitativamente; entonces lo que recibe de otras personas como
ella, no humilla, sino que hace nacer la sociedad, que se da cuando ponemos en
común nuestros haberes para que el cuerpo social que resulta de ello sea de
todos y de nadie en particular. Eso es el bien común.
Si aceptamos, en cambio, la
dependencia, todo es del Gobierno que nos da, a cambio de sumisión. Eso, tan
inhumano, es lo que busca el Gobierno por todos los medios, y,
desgraciadamente, lo va logrando en no pocos.
La irresponsabilidad de los
abstencionistas
La última razón de que haya
ganado el Gobierno es que casi un 40 % no fue a votar y de estos casi todos son
de la oposición.
Una minoría no fue a votar
porque estimaba que no tenía sentido porque, viviendo en una dictadura, aunque
la oposición ganara, nada iba a cambiar. No estamos de acuerdo. Era importante
comprobar una vez más que el Gobierno es minoría, era importante que se
expresara en las urnas que el 80 % reprueba a este Gobierno por corrupto e
incapaz.
Es cierto que donde ha ganado
la oposición él ha puesto funcionarios a quienes les ha dado poder: eso forma
parte de los métodos totalitarios. Pero si no queremos ir a una guerra civil,
que es el mayor de los males y que por lo menos los cristianos tenemos que
repudiar absolutamente, tenemos que aprovechar todos los espacios posibles para
mostrar que el Gobierno usurpa el poder. Tenemos que no plegarnos hasta que se
quede solo.
Ahora bien, en la mayoría que
no fue a votar la razón no fue esa, sino la falta de motivación. Sobre esa
actitud decimos que es una falta gravísima de responsabilidad, no solo
ciudadana sino simplemente humana, debido a lo extremadamente grave de la
situación. Por eso llamamos a estos conciudadanos a que vuelvan sobre sí y
asuman su responsabilidad, pagando el precio.
¿En qué falló la oposición?
En no percatarse de la
maniobra del Gobierno que le permitió adelantar las elecciones que venía
posponiendo. Falló al no hacerle frente pormenorizadamente. Falló por eso al no
animar a los votantes, no solo ambiental sino nominalmente, a que ejercieran su
voto, por lo crucial de expresarse.
Falló también en velar porque
el voto emitido se reflejará en las máquinas y en su envío para la
totalización. Falló en no exigir con más energía, formando más opinión pública,
sobre todo en los afectados, que se actualizara el padrón electoral, de manera
que los jóvenes pudieran ejercer su derecho al voto.
De la misma manera había
fallado antes la MUD en convencer a todos sus adherentes de que hay que
descartar el foquismo de calle, que se ha demostrado violatorio de la
convivencia social, desgastante para sí y sin efectos para presionar al
Gobierno, y que había que entregarse a ganar esos comicios de manera
contundente.
Y, ahora que cuatro de los
cinco gobernadores electos se han juramentado ante la ilegítima ANC estamos en
un escenario de fragmentación e implosión de la MUD como fuerza unitaria, y
ante un desafío muy grande que significa recuperar la confianza de la sociedad
y rehabilitar las fuerzas democráticas con un proyecto alternativo de
país.
15-11-17
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