Por Vanessa Davies
Cualquier negociación debe
ser para celebrar nuevas elecciones presidenciales, subraya el presidente de la
Comisión de Política Exterior de la AN
No es un hombre de gritos o
de insultos. Su fuerza como político parece estar centrada en los argumentos,
en un discurso en el que no se sube la voz pero sí las razones. Francisco
Sucre, presidente de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional
(AN), insiste en que las presiones internacionales a partir del 10 de enero
deben llevar a una negociación y a elecciones presidenciales en otras
condiciones.
Pero esa negociación no debe
ser para que el presidente Nicolás Maduro gane tiempo, subraya el dirigente de
Voluntad Popular (VP) en conversación con Contrapunto realizada el
pasado 17 de diciembre, en el contexto de un foro sobre política exterior
venezolana organizado por el Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales
(Covri).
Sucre afirma que el Gobierno
de “Maduro no ha tenido una política exterior”, sino “acciones exteriores” que
califica de “reactivas, entreguistas y de sobrevivencia”. Ejemplo de eso es lo
hecho en el Arco Minero del Orinoco, con la cesión de recursos “al mejor postor”.
En el Gobierno “están entregando nuestra riqueza al mejor postor por un puñado
de dólares” porque “están en una situación de asfixia financiera”, acusa.
No es solo la caída de la
producción petrolera, sino el endeudamiento “por cerca de 156 mil millones de
dólares”, con el riesgo de que los acreedores se unieron en un comité para
cobrarle a la república. Sucre expone que se vencieron 9 mil millones de
dólares, y otros 60 mil millones están por vencerse, y “con las señales que
está enviando el Gobierno venezolano los acreedores temen” por su dinero.
—El Gobierno tiene el apoyo
de Rusia y de China.
—Esos son apoyos políticos.
Evidentemente Putin está usando al Gobierno venezolano, y a Maduro en
particular, como una especie de satélite en esta confrontación que tiene con
Estados Unidos (EEUU). Esto reedita, salvando las distancias, a lo que pasó
entre la URSS y Estados Unidos durante la Guerra Fría, pero los compromisos de
dinero fresco a Venezuela son nulos.
—Pero el apoyo político
puede sostener al Gobierno.
—Está bien, Maduro se está
refugiando en eso. Por eso te digo que es una política exterior reactiva: como
tengo la condena de todo el hemisferio, de Europa, reactivamente salgo a
refugiarme en los brazos de Putin. Por eso te decía que la política exterior
venezolana, si la podemos catalogar de alguna manera, ha sido reactiva, de
sobrevivencia y entreguista. Ahí está el caso de Guyana: Exxon Mobil sigue en
la zona. Van a hacer sísmica en 12 mil kilómetros cuadrados que están, no en la
proyección del Esequibo, sino del Delta Amacuro. Y hay que recordar que esas
empresas petroleras están en Guyana porque el presidente Chávez, en 2004, en
una visita que hizo a Georgetown, le dio permiso al Gobierno de Guyana para que
explotara.
Que no se vayan
En 2018, a juicio de Sucre,
hubo “un reconocimiento mundial a la gravedad de la emergencia humanitaria
compleja que estamos viviendo”, reconocimiento que se tradujo en el
nombramiento de un representante de la ONU para atender la crisis migratoria
venezolana; en el informe del alto comisionado de derechos humanos de Naciones
Unidas (con base en el cual se instó a la nueva alta comisionada, Michelle
Bachelet, a visitar el país); en las estimaciones del éxodo de venezolanos.
“Hay una legislación, en
estos momentos, en el Congreso americano; van a introducir un proyecto de ley
para la recuperación de la democracia en Venezuela, que incluye el
establecimiento de un fondo, de todo el dinero que se pueda recuperar producto
de la corrupción abismal”, para “la reconstrucción de Venezuela una vez que
restablezcamos la democracia” y para atender la emergencia humanitaria.
El parlamentario critica la
posición del Ejecutivo venezolano de plantearles a los diplomáticos extranjeros
que se marchen de Venezuela si no están dispuestos a reconocer el nuevo mandato
del presidente Maduro.
—¿Usted les diría que se
vayan?
—No. En absoluto. Ya le
planteamos al cuerpo diplomático, desde la comisión, que su permanencia en
Venezuela es muy importante porque son testigos de excepción en esta violación
sistemática de derechos.
—Es decir, ¿que pase lo que
pase el 10 de enero, que se mantengan?
—Es más: ninguno ha
planteado realmente irse por completo. Ellos han planteado reducir la
presencia. Pero bajar la santamaría ninguno lo ha planteado.
—El presidente les dijo que
se vayan.
—Claro, esa es la situación
ideal para ellos. Una situación como la de Corea del Norte, en la que puedes
hacer lo que te dé la gana, que es lo que quiere seguir haciendo Maduro y su
gobierno: seguir violando sistemáticamente los derechos humanos sin ningún tipo
de ojos exteriores que puedan atestiguar lo que está pasando. Eso no creo que
pase. Pero sin duda la presión internacional va a seguir aumentando
exponencialmente. El Gobierno no se puede seguir excusando en conceptos tan
fuera de la realidad política del siglo XXI como el de la autodeterminación de
los pueblos y la no injerencia.
Otra etapa
—¿Pero las sanciones no
están haciendo sufrir a las grandes mayorías de la población?
—En absoluto. Hasta ahora
las sanciones han sido, fundamentalmente, para funcionarios corruptos y
violadores de derechos humanos.
—¿No hay sanciones contra el
Estado?
—Estados Unidos ha
sancionado ya a 67 funcionarios. La Unión Europea ha sancionado a 18 y Canadá a
14. Hay una resolución de embargo para evitar las operaciones del oro, y todos
sabemos quién está manejando el oro en Venezuela: el crimen organizado. Eso no
afecta a la población. El oro venezolano en casi 98% sale por el contrabando de
extracción. No le queda al país absolutamente nada. Sale por contrabando de
extracción controlado por grupos paramilitares y guerrilleros. Ese oro no está
financiando ningún programa social, ni están comprando alimentos. Con el oro
están financiando una economía criminal. Lo que sí están haciendo con el oro es
el ecocidio en el Arco Minero del Orinoco. En la Asamblea Nacional ya aprobamos
una ley que deroga el decreto de creación del Arco.
—¿Nada de esto va a cambiar
el 10 de enero?
—El 10 de enero se abre otra
etapa. Va a aumentar exponencialmente la presión internacional, porque Maduro,
a partir del 10 de enero, para la gran mayoría de los países democráticos del
mundo va a ser considerado un presidente de facto.
—Pero igual lo van a
recibir, van a reunirse con él.
—Eso es lo que hay que ver.
La información que tenemos es que, por parte de los países que han desconocido
las elecciones del 20 de mayo, ese desconocimiento va a tener acciones
concretas.
—¿Hacia dónde van a conducir
esas acciones?
—Aspiramos a que esa presión
conduzca a una negociación política, cuyo único objetivo es la celebración de
elecciones en el cortísimo plazo en Venezuela, con un CNE transparente que
podemos designar en la Asamblea Nacional. Y que sean los venezolanos los que
puedan expresarse. Queremos una elección transparente, sin partidos políticos
ilegalizados, sin presos políticos.
La AN debe ser el centro de
la transición
—Para designar un nuevo CNE
tienen que ponerse de acuerdo Gobierno y oposición.
—Ahí está la Asamblea
Nacional. Eso es lo que estamos buscando: presionar para una negociación. La AN
va a ser el centro de gravedad de la transición en Venezuela.
—¿Cómo se pone de acuerdo la
AN internamente, si hasta se habló de desconocer el acuerdo interno para la
directiva de la AN?
—En absoluto. El acuerdo
está blindado. El 5 de enero el presidente de la Asamblea va a ser el diputado
Juan Guaidó. La primera vicepresidencia la asume Acción Democrática, y la
segunda le toca a Un Nuevo Tiempo.
—¿No habrá cambio?
—No debería haber cambio.
Hay algunas voces, que no tienen la fuerza parlamentaria para imponer un
desconocimiento. Pero las fuerzas fundamentales del Parlamento estamos de
acuerdo, y todos vamos a votar por esa nueva directiva. La AN es el único
organismo legítimo a partir del 10 de enero; el único con legitimidad de
origen. Tiene que ser el centro de gravedad para la transición. Si a través de
la presión internacional, la presión interna, se logra la negociación, es muy
sencillo: ellos tienen 55 diputados…
—¿Usted es partidario de que
se incorporen?
—Claro. Que vayan a votar;
designamos –como dice la Constitución– un comité de selección de nuevos
rectores del CNE y designamos a cinco personas que realmente sean
independientes, que sean apartidistas. Así podemos estar convocando un proceso
electoral para el segundo semestre de este año.
—¿Y mientras tanto quién
gobierna?
—Eso es parte de la
negociación. Si el Gobierno accede a una negociación de esa naturaleza, pudiese
ser que Maduro gobierne hasta que vayamos a unas elecciones que estamos seguros
de que las va a perder. Pero tienen que entender que perder unas elecciones en
Venezuela no tiene que constituir necesariamente una tragedia, porque así lo
entienden ellos. En una democracia normal hay alternabilidad en el poder, y hoy
día ellos saben muy bien que la mayoría del pueblo venezolano quiere un cambio,
y ese cambio tiene que expresarse electoralmente. La presión internacional está
orientada en ese sentido. Lo ha dicho la alta representante de la UE, Federica
Mogherini.
—Pero ella habló de un grupo
de contacto.
—¿Y ese grupo de contacto
para qué es?
—¿Ustedes quisieran hablar
con ese grupo de contacto?
—No se ha establecido
todavía. Lo que sí te puedo decir es que nosotros estamos absolutamente negados
–y así se lo hemos dicho a la comunidad internacional– a cualquier tipo de
“diálogo” cuyo objetivo sea oxigenar a Maduro, o darle estabilidad en el caos a
Maduro, o con el cual Maduro pueda comprar un poco más de tiempo.
—¿Diálogo es? ¿Negociación
es para?
—Para nuevas elecciones en
condiciones internacionales, como las que tuvieron Brasil y México.
—Dirigentes del chavismo insisten
en que la AN debe salir del desacato.
—Ese desacato fue un invento
ilegal e inconstitucional del o desde que está en política. Aquí el que está en
desacato es el Gobierno nacional.
—¿Cómo se ponen de acuerdo
para destrancar eso?
—Como ellos controlan el
TSJ, si hay un acuerdo político, una negociación para ir a elecciones,
evidentemente eso incluye el reconocimiento inmediato de la AN, porque ellos
inventaron la figura del desacato para pasarle por encima a la voluntad popular
que eligió 112 diputados en 2015.
—¿Repetir las elecciones en
Amazonas?
—¿Qué pasa cuando
supuestamente hubo fraude en una elección en cualquier parte del planeta? Se
repiten las elecciones en el corto plazo. No vas a repetir las elecciones
cuando faltan dos meses para que termine la legislatura.
Problema global
—¿Vienen días decisivos?
—Sin duda. Y la situación
económica es otro factor que va a generar una gran presión.
—Maduro se puede juramentar
ante el TSJ.
—Eso también es
inconstitucional. La Constitución dice taxativamente que el presidente de la
República tomará su juramento ante la AN.
—Puede haber una decisión
del TSJ que diga otra cosa.
—Eso es parte de la
sumatoria de violaciones de la Constitución. Violándola, pueden hacer lo que
les dé la gana.
—Hay dos caminos: o el
presidente busca el acuerdo político para elecciones, o continuar en esta
situación.
—Y no va a ser reconocido
por nadie.
—Pero será presidente por la
vía de los hechos.
—Eso es lo que estamos
enfrentando en Venezuela. Una dictadura que no reconoce la Constitución y las
leyes. Esa dictadura está originando que 8 millones de venezolanos puedan estar
fuera de Venezuela, lo que afecta a los países de la región y la estabilidad
global. Ya esto pasó de ser un problema estrictamente venezolano para ser un
problema regional y global. La presión va a aumentar, y nosotros vamos también
a presionar. No nos vamos a rendir nunca para restablecer la democracia en
Venezuela.
03-01-19
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