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viernes, 18 de enero de 2019

Guaidó... acuerdate de Carmona, por @cjaimesb ‏




Carolina Jaimes Branger 17 de enero de 2019

Yo, Pedro Carmona Estanga, en mi condición de presidente de la República de Venezuela, juro ante Dios Topoderoso, ante la Patria y ante todos los venezolanos reestablecer la efectiva vigencia de la Constitución de la República de Venezuela de 1999 como norma fundamental de nuestro ordenamiento jurídico…”

Lo que sucedió a continuación de aquel juramento, es historia. Fue una de las metidas de pata más grandes que se hayan cometido en nuestro país. Y aunque no creo que corramos el riesgo de que algo así suceda de nuevo, siento que advertir nunca está de más… Sobre todo, porque leo y veo a mi alrededor ciertas urgencias que podrían hacer mucho daño y nada bien.

Aún a estas alturas –y viendo lo exitoso que ha sido el diputado Juan Guaidó en el manejo de su delicadísima posición en y desde la presidencia de la Asamblea Nacional- hay factores que le exigen (más que pedirle) que se juramente como presidente de la república. ¿No fue acaso suficiente el ejemplo de Carmona?… Una inconstitucionalidad no puede resolverse con otra inconstitucionalidad. Una injusticia no se resuelve cometiendo otra injusticia. Y lo que sucede hoy en Venezuela no está previsto en ningún artículo de la Constitución. Cuando algo así sucede, le tocaría a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia decidir qué es lo que procede, pero en Venezuela el TSJ es espurio… Doble problema. Por eso hay que ir con pies de plomo, dando pasos certeros, pero sin apuros. Del apuro sólo queda el cansancio.

Guaidó ha estado impecable, por decir lo menos, en sus alocuciones. Puso la pelota en el terreno que él quiso y no, como ha sucedido en los últimos años, en donde quiere el régimen. Tiene a toda la comunidad internacional demócrata y civilizada de su lado.

¡Va bien!

Estoy consciente de lo delicada de la situación que atravesamos, porque la alta cúpula chavista no tiene escapatoria y es capaz de lo que sea, pero por primera vez en mucho tiempo siento que lo que se está haciendo es lo que debe hacerse y desviarse de ese camino es correr un riesgo absolutamente innecesario… y peligroso. Por eso quiero recordar el fracaso de Carmona, un episodio en el cual –como escribí en aquel momento- no sólo se cometieron todos los errores que pudieron cometerse, sino que se inventaron nuevos.

Ya hemos visto acciones, reacciones y comentarios contradictorios en los principales voceros del régimen. ¿No es lo que queríamos, descolocarlos, para que se hagan más evidentes sus costuras rotas? ¿No era precisamente lo que se buscaba, que no supieran qué hacer, ni cómo hacerlo?

Cada día que pasa Guaidó se hace más fuerte y más popular dentro y fuera de Venezuela. Tiene los ojos del mundo encima y advertencias serias de que no permitirán que se le haga daño a él y a ningún otro diputado. La Ley de Amnistía que presentó Delsa Solórzano es intachable. Todo está preparado para una transición sin violencia… La violencia sabemos de qué lado está…

Juan Guaidó, eres joven y brillante. El espejo de la Venezuela que esperamos comenzar a reconstruir dentro de muy poco. “Calma y cordura”, como dijo López Contreras, quien, como a ti hoy, le tocó guiar a Venezuela de una férrea dictadura a la democracia. Por no tener calma y por perder la cordura hemos padecido esta pesadilla diecisiete años más de lo necesario. Tienes a la gran mayoría del país de tu lado, y si aún no lo creen, que esperen ver la manifestación de apoyo popular que te daremos –a ti y a la AN- el próximo 23 de enero...

Carolina Jaimes Branger

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