En
los talleres y actividades que hacemos con la participación de niños y
adolescentes nos encontramos los que señalan que quieren ser youtubers o gamers
(jugadores de video juegos). Refleja la realidad del mundo que vivimos donde el
mundo virtual toma cada vez más presencia real en el presente inmediato y en
las aspiraciones vocacionales de nuestros muchachos.
Aunque
14 años es la edad legal para abrir una cuenta en Youtube, ya es común que los chicos menores de
esa edad la abran con o sin la autorización de sus representantes. Refleja un
fenómeno mundial donde esa red es frecuentada por millones de niños y adolescentes
en todo el mundo en busca de cómo jugar o sacar mejor puntuación en los
diversos video juegos; chistes, humor, memes; música, videos de sus artistas
favoritos; maquillaje, modas; cómo entablar relaciones, intimidades,
noviazgo; hasta chicos aficionados a hobbies o materias específicas
(carros, aviación, insectos, astrología…)
El
público infantil está ávido de consumir una información que es de su interés,
que no le es asignada, de temas de los que no le hablan en casa o el liceo, en
la voz de alguien más cercano, con un lenguaje llano, con humor y, a veces,
soez.
También
están los chicos que buscan tutoriales para comprender mejor una materia,
conocer sobre historia universal, aprender un idioma, tocar un instrumento
musical. Podemos decir que es una herramienta que no es buena ni mala persé .
Dependerá del uso que se haga de la misma.
Ahora
nos referiremos a los chicos que quieren ser youtubers tal como señalamos en el
título. Siguen siendo los adolescentes los más proclives a tomar la iniciativa
cuando es una decisión personal. Un fenómeno que está dando cada vez más que
hablar en países de Europa, Estados Unidos es el de los niños youtubers.
Menores de 12 años que desde los 3, 4 años se convierten en influencers con
millones de visitas. Se trata de niños cuyos padres son los que han abierto las
cuentas y han tomado la iniciativa. Es un niño o dos hermanitos que desempacan
un juguete y comienzan a mostrar cómo se juega, todas las cosas que pueden
hacer, por qué les gusta.
El
debate ha surgido porque profesionales y organizaciones han manifestado los
riesgos latentes:
·
Los
niños no tienen la edad penal para asumir la responsabilidad que implica llevar
una cuenta (Aunque se pudiera inferir que en este caso la responsabilidad recae
en los representantes.
·
La
vida privada de los niños se ve comprometida.
·
Tienen
menos tiempo para jugar, explorar otras actividades.
·
Mayor
posibilidad de exposición al ciberacoso.
·
Su
autoestima se puede ver erosionada por estar expuesto a la aprobación de los
otros, a conseguir suficientes “likes”
·
Riesgo
de explotación cuando son obligados de dedicar un tiempo que sobrepasa la
capacidad y madurez para su desarrollo.
Ya
se han presentado casos emblemáticos de “niños youtubers” que han emitido
opiniones que han sido tildadas de discriminatorias, alegorías a los juegos
sexistas, violentos o de promover publicidad engañosa al promover cualidades
que los juegos o juguetes en cuestión no poseen.
Esta
discusión puede parecer lejana en un país como el nuestro donde los chicos
batallan con las limitaciones técnicas en el acceso a internet, mantener la
conexión; pero en la medida de sus posibilidades buscan ejercer el derecho a la
información, expresión, opinión que les garantiza la Ley Orgánica para la
Protección del Niño, Niña y Adolescente. Navegan por todo el ciberespacio y
conocen mucho más de lo que nos podemos imaginar. Por ello es importante estar
informados y prepararnos.
Adquirir
competencias digitales
El
educador español César de la Hoz plantea que el reto es educar a los niños y
adolescentes para que adquieran competencias digitales y en tal sentido plantea
unos factores protectores:
·
Control
y acompañamiento parental
·
Control
de los riesgos de adicción (a descuidar responsabilidades, relaciones, salud…)
·
Desarrollo
de pensamiento crítico, capacidad de razonar, cuestionar la “dictadura del Me
Gusta”, ganar seguidores a costa de mi exponer mi intimidad y el
desarrollo de habilidades sociales, vínculos sociales, fomentar participación
en espacios de socialización (aquí le da un papel preponderante a la escuela)
·
Finalmente
siempre va a ser determinante alentarlos a que siempre vamos a estar ahí para
comunicarnos y alentarlos a que nos hagan cualquier pregunta sobre todo aquello
que
ven o le proponen vía online.
No
al azar el Comité de los Derechos del Niño de
Naciones Unidas con
sede en Ginebra plantea como uno de los grandes desafíos en el mundo
actual “velar por la plena aplicación de las disposiciones de la
Convención sobre los Derechos del Niño en el entorno digital y proporcionar a
todos los agentes pertinentes orientaciones relevantes para hacer efectivos los
derechos del niño en Internet”.
23-01-20
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