José Luis Farías 27 de enero de 2020
@fariasjoseluis
La
otra cara:
I.
La
gira por Bogotá, Davos, Londres, Bruselas y Madrid, terminó de barrer el piso
con las voces agoreras, que desde este lado de la acera y cumplido el año de
gestión proclamaban y celebraban el presunto fin de Guaidó. A llorar al valle.
El
recorrido les puso la mano en el pecho con un mentís por cuanta barbaridad
echaron a rodar en busca de suplantarlo. Con el pasar de estos primeros días de
enero de 2020 ha quedado desnuda la manipulación subyacente en la idea,
expuesta por voces interesadas, de que Nicolás Maduro es el triunfador en 2019
y por tanto Guaidó habría fracasado. Vana ilusión.
La
cursi afirmación se aprovechaba del desánimo general de la población agotada
por una despiadada crisis económica y social que devastó el aparato productivo
nacional y destruyó los servicios públicos, un caos general que se ha llevado
por el medio las más elementales condiciones de vida, para presentarle un
culpable cuyo plazo, según su perverso calendario, habría fenecido el 31 de
diciembre de 2019. Oportunismo puro y duro.
El
signo de esa presunta victoria de Maduro sería su permanencia todavía en
Miraflores. El uso en modo descontextualizado de este hecho borroso e inicuo,
sin mencionar el expolio ni la manu militari sobre la cual se asienta, busca
impactar impunemente en el espíritu del común. De ilusiones también se vive.
El
propósito de los ataques ha sido sumergirlo en la tesis política de los dos
grupos oscilantes ante el único poder legítimo de la república, encarnado por
Guaidó. Valiéndose del necesario ajuste de la estrategia para imponer a troche
y moche sus agendas políticas. A quién engañan.
Unos
lo acusaban de confrontador y otros de cohabitador, ambos de incapaz de haber
echado a Maduro. Los primeros, queriendo llevarlo al participacionismo a
ultranzas. Los segundos, empujándolo a pedir la invasion de marines a como de
lugar. Los dos con el único objetivo de destruir su liderazgo. Puro café en
bolsita.
II.
Pero
es en el régimen donde el impacto de la gira de Gusidó fue verdaderamente
demoledor. La pandilla usurpadora está profundamente resentida en todos sus niveles
por el avasallador éxito de la movida. Ha sido estrujada por el vendaval y lo
será aún más por sus consecuencias. Y cómo duele.
En
la base roja no hay explicación que satisfaga a la militancia ni a los cuadros
medios de cómo Guaido logró salir del país, no se explican el furor despertado
por su presencia en los principales escenarios internacionales. Sus aliados
como Mexico y Argentina marcan distancia. Va cómo ánima sola.
La
cumbre de Bogotá fue una estocada preparatoria para su fin. Davos despertó la
emoción de un futuro promisorio. Londres y Bruselas fueron momentos claves para
la unificaron de Europa en torno al reconocimiento a Guaidó y el repudio a
Maduro. El impensable lleno de la Puerta del Sol de Madrid los ha descalabrado.
Agárrense duro.
La
estructura del Pranato totalmente desprestigiada se ha resentido sin poder
recuperar la iniciativa política. Al contrario, con cada intento se hunde más.
Ha sido el caso de la bajada de pantalones pública con Cuba al pedir a su
embajador a ser miembro permanente de su Consejo de Ministros. Invitado
funesto.
El
gesto disque "solidario" de Maduro con los cubanos ha levantado una
polvareda interna de descontento en el Pranato. La calificación de
"estupidez" se mueve en los intersticios de la alta jerarquía roja a
la hora de comentar la insólita decisión. No porque ignoraran la presencia
cubana interviniendo en decisiones fundamentales de carácter militar, policial
y hasta económico del régimen sino porque destacan su absurda naturaleza. Vaya
necedad.
En
el mundo militar, incluida su cúpula, la noticia de sentar a un representante
del "mar de la felicidad" en Miraflores cayó como una enorme bofetada
contra lo que va quedando de la corroída institución armada. Durmiendo con el
enemigo.
III.
El
éxito de la gira ha levantado expectativas en Venezuela que van en aumento con
cada nueva visita en el exterior, que también ha incrementado las exigencias de
la gente. Esto representa un cuadro de compromiso de Guaidó con lo venezolanos
que debe calibrar muy bien. Mosca pues.
Al
acecho anda Maduro. También no pocos de los que hoy lo aplauden. Y unos cuantos
de quienes miran en silencio el curso de sus pasos. Lo esperan en la esquina.
Preparan la emboscada. Nunca falta alguien así.
El
nuevo cuadro político debe ser ponderado con sumo cuidado, ya asoman propuestas
ligeras, oportunistas, perversas en fake news. Se debe actuar sin ignorarlas,
andan en las sombras y también a la luz del día. Pueden ser muy dañinas.
Cuidado en el rincón oscuro.
Pero
al igual, se abre un mundo de oportunidades para avanzar en el camino hacia la
libertad. El tránsito no puede estar predeterminado, condicionado a una ruta
única, esa no existe. La dinámica política es compleja. Hay que actuar con
equilibrio frente a los atascos. Cuidado con los espejismos.
La
ruta electoral exige el respaldo de la fuerza internacional. "Solos no
podemos", se ha dicho. Admitirlo es poner los pies sobre la tierra.Ya se
ha expresado lo que enfrentamos: un Pranato, dicho en palabras de Guaidó:
"una corporación internacional criminal". Y esa no sale solo con
votos. Reorientemos la expresión de marras: "Solo con votos no
podemos". La tarea es dura. Necesitamos una "ayudaíta".
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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