Margarita Rodríguez 25 de marzo de 2020
@bbcmundo
La bióloga venezolana Irene Bosch, quien se
especializa en epidemias, recuerda el impacto que le generó enterarse del nuevo
coronavirus.
"La magnitud de esta pandemia nadie la
conoce, ni siquiera los científicos (…) Es horrible porque la
historia se repite y pareciera que no aprendiéramos", le dice a BBC Mundo
desde Boston.
Y es que la experta en salud pública cree que la causa
de "este tipo de desastres" es "el desmejoramiento de la
sociedad global".
"¿De dónde vino esto? De que se han cortado los
bosques, los murciélagos ya no podían vivir en donde solían hacerlo, se domesticó
el murciélago hace unos 20 años o más y empezó a interactuar con el
hombre y a penetrar en el ecosistema humano”, indica.
“El humano es el animal más destructor porque ha
causado este tipo de trastornos ecológicos”.
Una prueba de diagnóstico
Hace un año y medio, Bosch fundó junto al doctor Lee
Gehrke, profesor de la Universidad de Harvard y del Instituto de Tecnología de
Massachusetts (MIT), y un pequeño grupo de científicos una startup que
se dedica a hacer exámenes rápidos para detectar enfermedades infecciosas.
E25Bio había sido seleccionada por The Engine, el
centro del MIT que patrocina y apoya emprendimientos que desarrollan
tecnologías de punta.
Tras conocer el nuevo virus, Bosch y su equipo
comenzaron una carrera contrarreloj en su laboratorio para desarrollar una
prueba rápida de diagnóstico.
"No se puede sacar una vacuna en 30 días, pero
sí se puede hacer un test rápido en 30 días", es una de las premisas
de la experta.
Bosch, quien tiene dos doctorados de la Universidad de
Harvard (biología molecular y medicina tropical), cuenta con una amplia
experiencia en la investigación del dengue, el zika y el chikungunya.
No sólo se ha adentrado en Latinoamérica para
entender esos virus, sino que los ha estudiado en los laboratorios de Harvard y
del MIT, entre otros centros de investigación de Estados Unidos.
Pero crear una prueba para este nuevo coronavirus, que
recién apareció y recién está siendo investigado, ha representado un desafío.
"Lo que hicimos fue usar a su primohermano, el
SARS 2003, y nos dimos cuenta de que había reactivos muy buenos que se
podían enganchar con mucha precisión al nuevo (virus). Rápidamente hicimos un
tamizaje complejo que nos permitió escoger dos anticuerpos que tienen que
trabajar mano a mano para agarrar al virus".
“Test, test, test”
Bosch y su equipo buscaron en “el mercado de
anticuerpos” los dos que funcionaban mejor para hacer una prueba.
Al tenerlos, crearon un dispositivo que, de acuerdo
con la experta, es como un test de embarazo casero.
"El dispositivo se hace con un pedacito de papel
que se llama nitrocelulosa" y se le colocan partículas de oro que al
entrar en contacto con la secreción nasofaríngea de una persona "se
pegan" a los anticuerpos y generan una reacción si detectan las
proteínas del virus:
Si aparece una línea roja, es positivo. El resultado
aparece en aproximadamente 15 minutos.
De acuerdo con la especialista en salud pública, la
prueba será sometida al proceso de validación clínica en los próximos días.
"Cada hospital de Boston proveerá entre 20 y 50
pacientes para verificar cuán útil realmente es el test. Hasta ahora conocemos
su límite de detección, que reconoce el virus, que su parte mecánica funciona,
pero ahora tenemos que ver cómo funciona como dispositivo médico".
"Vamos a encontrar que los (individuos) negativos
son negativos, pero también vamos a encontrar a unos que parecían negativos,
gente que estaba caminando en la calle, trabajando, jugando, que van a dar
positivo".
Y es que el brote de coronavirus llegó a nivel de
pandemia en parte por el número de personas infectadas que no presentaron
síntomas.
"El error que cometió tanto el sector privado
como el de la salud pública fue enfocarse en la creación de un
tratamiento y no en diagnosticar temprana y rápidamente", le dijo
Bosch a la periodista Gretta Gil Anzola del portal de noticias El Estímulo.
De hecho, el 16 de marzo, el director de la
Organización Mundial Salud, Tedros Adhanon Ghebreyesus, dijo: "Nuestro
mensaje clave es: test, test, test", pues el distanciamiento social y el
lavado de manos no son suficientes para extinguir la epidemia.
"No podemos combatir un incendio con los ojos
vendados", indicó.
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