ACI Prensa 21 de marzo de 2020
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Tras la promulgación del decreto vaticano que indica
que la Iglesia universal concede una indulgencia plenaria especial a los
enfermos por coronavirus COVID 19, profesionales de la salud, familiares y
todos aquellos que se involucren en la lucha contra la epidemia, el Cardenal
Mauro Piacenza describió más detalles de esta decisión.
En una entrevista concedida a Vatican
News, el penitenciario mayor del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica,
el Cardenal Mauro Piacenza, explicó que el decreto publicado el 19 de marzo
concede la indulgencia plenaria con motivo de la emergencia de la pandemia.
En primer lugar, el Cardenal Piacenza reconoció que
“es evidente para cada uno de nosotros la crisis que estamos atravesando en
este momento, lamentablemente ahora en muchos países del mundo” y relató que en
algunas partes de Italia se vive una situación de emergencia porque “hay
hospitales que corren el riesgo de no poder recibir a los enfermos, hay
enfermos que se ven obligados a vivir en aislamiento y, por desgracia, también
a morir sin el consuelo y la cercanía de sus seres queridos, hay enfermos que
carecen de la cercanía de un sacerdote para la unción de los enfermos y la
confesión, hay muchas personas en cuarentena y ciudades enteras cuya población
debe permanecer encerrada en sus casas debido a los reglamentos emitidos por
las autoridades para contener el contagio”.
Por ello, “la Penitenciaría, actuando al servicio del
Papa y con su autoridad, ha
emitido el decreto sobre las indulgencias” ya que “la naturaleza
extraordinaria de este tiempo requiere medidas extraordinarias para ayudar,
estar cerca, consolar, asistir, para que a nadie le falte nunca la caricia de
Dios ante el sufrimiento y la perspectiva de una muerte inminente”.
En esta línea, el Purpurado explicó que esta decisión
“ofrece indulgencia plenaria a todos los pacientes con coronavirus que están en
hospitales o en cuarentena en casa. También se ofrece, en las mismas
condiciones, al personal sanitario, a los familiares y a quienes cuidan de
ellos. Además, se ofrece indulgencia a todos aquellos que, con ocasión de esta
pandemia, rezan para que se detenga, rezan por los que sufren y por aquellos a
los que el Señor ha llamado a sí”.
De este modo, el Cardenal Piacenza describió que las
condiciones para recibir la indulgencia plenaria que se piden a los enfermos y
a quienes cuidan de ellos son la unión espiritual “siempre que sea posible, a
través de los medios de comunicación, a la celebración de la Misa o al rezo del
Rosario o del Vía Crucis u otras formas de devoción” y añadió que “si esto no
es posible, se les pide que reciten el Credo, el Padre Nuestro y una invocación
a María”.
En cambio, para “todos los demás, los que ofrecen
oraciones por las almas de los muertos, por los que sufren, e invocan el fin de
la pandemia, se les pide, cuando es posible, que visiten el Santísimo
Sacramento o la Adoración Eucarística” o bien, “la lectura de las Sagradas
Escrituras durante al menos media hora, o el rezo del Rosario o del Vía Crucis”.
“Como es evidente para todos, la recitación de
oraciones y la lectura de la Biblia se puede hacer sin moverse de casa y, por
ende, en pleno cumplimiento de las normas para contrarrestar la propagación del
contagio”, agregó.
Asimismo, el penitenciario mayor describió que, si
bien, el decreto se refiere a los pacientes con coronavirus “debido a la
emergencia general que estamos experimentando”, la indulgencia plenaria
especial “se extiende a todos los enfermos, porque todos los enfermos de los
hospitales de hoy en día están experimentando las consecuencias de la
emergencia de la pandemia de una manera u otra”.
Por último, el Cardenal Piacenza explicó que de
acuerdo con el Código de Derecho Canónico “la absolución colectiva, sin
confesión individual, siempre puede darse en peligro inminente de muerte, o en
caso de grave necesidad”.
“Como Penitenciaría Apostólica hemos dejado claro que,
especialmente en los lugares más afectados por el contagio y hasta que el
fenómeno haya vuelto, los casos de grave necesidad se repiten. Y así los
obispos diocesanos, por el bien de las almas, pueden tomar decisiones en este
sentido, como pueden hacerlo en casos de necesidad repentina de los sacerdotes,
advirtiendo a su obispo o informándole lo antes posible después de administrar
el sacramento. Se puede pensar en absoluciones colectivas a las puertas de los
pabellones de los hospitales donde los fieles infectados corren peligro de
muerte, implicándolos en la medida de lo posible”, advirtió.
Por último, el purpurado indicó que durante este
periodo de emergencia la confesión individual es posible administrarla
personalmente siempre y cuando “se respeten plenamente las normas para contener
el contagio y, por lo tanto, a la debida distancia con el uso de máscaras,
obviamente siempre preservando el secreto sacramental”.
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