Emilio Nouel 21 de marzo de 2020
@ENouelV
“La influencia nefasta de los organismos
internacionales”
Hugo Chávez
Hugo Chávez
“Quien le entregue a nuestro país al FMI será un gran
traidor
y el pueblo tendría derecho a irse a las calles”
y el pueblo tendría derecho a irse a las calles”
N. Maduro
Muchos
venezolanos se vieron sorprendidos y no daban crédito a la información. Se
creía que era otra de las fake news que nos lanzan a diario desde las redes
sociales.
Pero
era rigurosamente cierta. La carta enviada por el usurpador al Fondo Monetario
Internacional y divulgada por Jorge Arreaza en twitter, disipaba cualquier duda
que haya podido tenerse.
Efectivamente,
la tiranía chavista estaba “pidiendo cacao”, como decimos coloquialmente en
Venezuela cuando una persona, inerme, está suplicando que lo ayuden ante un
infortunio que lo supera.
Se
estaba recurriendo, nada menos y nada más, que al demoníaco FMI, el monstruoso
brazo financiero del imperialismo capitalista yanqui, como acostumbran llamarlo
los mismos chavistas. Es decir, estábamos viendo a Maduro mendigando 5.000
millones de dólares, dizque para atender la emergencia del coronavirus. Y
admitiendo que estaba con la bolsa vacía.
Frente
a un hecho como este no se puede sino aludir a la postura que el chavismo ha
tenido de manera reiterada frente a las instituciones internacionales, y en
particular, la de marras.
Y
esto, a pesar de que algunos analistas por allí, casi que justificando, daban a
entender que frente a adversidades o situaciones extraordinarias, resulta
lícito y/o comprensible en los políticos, pragmáticos como son, que se
contradigan y/o se olviden de opiniones proferidas alguna vez que pudieran no
convenir a sus intereses en un momento dado.
Recordaban
a Carlos Andrés Pérez quien señaló que las políticas del FMI tenían efectos de
“una bomba mata gente”, lo cual, obviamente, da pie a la comparación. Lo que no
dijeron es que CAP fue un demócrata que nunca puso mal al país ante las
organizaciones internacionales y que las respetó como gobernante, aun siendo
crítico.
En
cualquier caso, imagino que aceptarán esos analistas políticos de hoy, que es
también lícito subrayar las incongruencias de la tiranía, y que de ningún modo
se puede cohonestar o justificar éstas por el solo hecho de que así actúan los
políticos, obviando que estamos en tal situación precaria por obra y gracia de
un gobierno autoritario, incompetente, despilfarrador y corrupto, que ha
arruinado al país, al punto de que no tenemos fondos para las urgencias ni
donde recurrir para comprar medicinas y alimentos, y que para mayor inri, se
enemistó con organismos como el FMI.
Ahora
sale a mendigar ante este ente, después de denigrar de él y de haber cortado
relaciones con él por más de tres lustros.
Muchos
comentaristas del asunto se prodigaron en traer a colación la normativa y las
políticas del FMI relativas a los préstamos rápidos, con el propósito de determinar
si Venezuela calificaba o no para ello, soslayando el “detallito” de que las
autoridades de esa institución, sus países miembros, en fin, los que tienen la
sartén por el mango allí, en particular, su principal socio, EEUU, no reconocen
a Maduro como presidente de Venezuela. Una minucia, pues.
Si
se hubiera partido de ese enfoque, no era difícil concluir de arrancada, algo
que estaba cantado: el rechazo de una solicitud tan estrambótica como inviable;
inadecuada, además, en contenido y en forma.
Otros
pensaron que la solicitud en cuestión pudo abrir un camino a una negociación
que condujera a un cambio de gobierno, a una transición política en Venezuela,
habida cuenta de la situación financiera desesperada que ella evidencia. Se
podía entonces someter al gobierno usurpador a la Asamblea Nacional, único
representante legítimo y democrático del pueblo venezolano.
No
era, a mi juicio, mala idea, aunque muchas dudas cabían. ¿Por qué Maduro, que
dice que iría hasta el infierno por ayudar a Venezuela, no se reúne con Guaidó,
y mientras negocian un gobierno de transición, se acuerdan paralelamente sobre
el asunto financiero de urgencia, obviamente bajo la supervisión y control
internacional?
Chávez,
Maduro, Cabello y otros chavistas no han perdido oportunidad para atacar al
FMI, frente al cual ahora se arrodillan suplicando ayuda. Como dice el dicho
popular: tanto nadar para morir en la orilla.
Resulta,
por otro lado, extraño, que no soliciten ese dinero a sus amigos chinos o
rusos, a los cuales señalan como solidarios con su revolución. ¿Por qué no le
pidieron a los chinos los 5000 millones de dólares, si tan amigos son? Ellos
los tienen y de sobra.
De
modo pues, que estamos viendo una incongruencia ideológica más del chavismo,
empujada por la desesperada situación en la que está, que ojalá abra un camino
de salida de una vez por todas de la calamidad que vivimos.
Emilio
Nouel
@ENouelV
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