Piero Trepiccione 24 de abril de 2020
@polis360
Las cifras de contagios y fallecidos provocadas por la
pandemia de la COVID-19 son espeluznantes. Y lo peor de todo,
siguen creciendo a un ritmo avasallante. Frente a un hecho de esta naturaleza,
la humanidad debe alinearse en torno a dos claves que son fundamentales: la
verdad y la solidaridad.
Sin la verdad acuciosa y científica es difícil
combatir la pandemia. Cuando los gobiernos intentan sacar provecho político o
simplemente afianzar la propaganda en su manejo estratégico de la situación,
corremos muchos más riesgos. Ocultar información, tergiversarla o manipularla
termina siendo un boomerang contra la población misma. El
coronavirus es real y está matando gente a una enorme velocidad. En medio de
ello, observamos cualquier cantidad de teorías conspirativas que terminan desinformando y, en
algunos casos, bajando la guardia necesaria que los sistemas sanitarios y las
sociedades deben tener activados para superar la pandemia. El gobierno de
China, la organización Mundial de la Salud (OMS), algunos gobiernos europeos y
de Estados Unidos, Rusia, Irán, Francia y muchos otros, han tenido o “lagunas”
o mala utilización de datos que se han sumado a las complicaciones causadas por
la misma pandemia. Ocultar la verdad ante hechos de esta naturaleza agrava las
cosas. Importante vernos en el espejo de Chernobyl para darnos cuenta de lo
delicado de mentir. Es preferible decir la verdad por más
dolorosa o compleja que sea. Esto puede ahorrar vidas y esfuerzos.
El peso de la solidaridad
La solidaridad es la otra clave vital frente a la
pandemia. Ser solidarios en una circunstancia como esta es tener sentido
de humanidad. Cuidarnos y no arriesgar la vida propia ni las de los demás
asumiendo la cuarentena y las recomendaciones médicas con responsabilidad y
conciencia colectiva es parte de ese ejercicio. Además comprender que una
pandemia no se derrota individualmente, sino con una articulación social e
institucional que oriente todos los esfuerzos en una sola dirección para
sumar intensidad y eficiencia. Las redes de solidaridad para apoyar a
personas con mayor vulnerabilidad son vitales para nuestra demostración
de humanidad y supervivencia. Además todo lo que signifique aupar y
apoyar el trabajo de miles y miles de personas de los sistemas sanitarios de
los diferentes Estados en la labor que realizan es, sin duda, la fórmula más
adecuada para fortalecer la primera línea de batalla contra el virus.
Sin solidaridad difícilmente podríamos cantar victoria
lo más pronto posible. El ejercicio ciudadano en clave de solidaridad es vital
para la supervivencia de la civilización actual. Por lo tanto, la
ecuación verdad más solidaridad debemos impulsarla desde todos los
espacios posibles: comunitarios, familiares, institucionales, religiosos y
públicos. No puede quedar ninguno descubierto. Es el verdadero plan que nos
permitirá recuperar una nueva normalidad con nuevas características. Más
humanidad y menos egoísmo contra la pandemia. A este fenómeno lo venceremos
entre todos, no individualmente. Son muchos los ejemplos que estamos viendo
alrededor del mundo sobre actividades de solidaridad. Falta ver que la verdad
ocupe, sin vacilaciones, las agendas de información pública para
actuar en consecuencia con las redes de solidaridad. El tiempo apremia.
Piero
Trepiccione
@polis360
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