Por Carolina Gómez
Ávila
Para los venezolanos
que entendemos a cabalidad la disposición de la dictadura a perpetuarse en el
poder a través de crímenes ilimitados, para aquellos de nosotros que no
abrazaremos la violencia pero que, a la vez, no nos dejamos engañar por el
grupo que se entregó a la dictadura con la finalidad de hacerse pasar como
opositores, para quienes no tenemos –y más para quienes nunca tuvimos–
compromisos partidistas, no hay mejor opción que respaldar la lucha por el
poder que adelanta la coalición de partidos que reconocemos como demócratas en
su conformación y doctrina.
Esto no significa que
la creamos perfecta o impoluta. Por definición, no hay nada inmaculado en la
política ni seres humanos de esa clase cuando se trata de vencer a otros seres
humanos. En lo personal, desconfío mucho más de quienes ponen el pulquérrimo
proceder como condición para apoyar a un político, porque de esa manera
convocan a no darle el poder a ninguno, trampa que sólo conviene a la
permanencia de la dictadura.
Sólo los más jóvenes,
por inexpertos, y algún que otro bobalicón pasado de maduro en todos los
sentidos, pueden creer que allí donde se agrupan varios para optar al poder, el
engaño, la trampa y la corrupción queden afuera. Más miopes son quienes creen
que en las actuales circunstancias, los diezmados partidos políticos puedan
hacer gala de disciplina interna y expulsar a militantes por el clamor popular.
Al hecho político que
llamo coalición democrática no le retiraré mi apoyo, lo que no me hace
incondicional de sus integrantes. De ningún modo esto significa que estoy a los
pies de este, esa o aquel. Es más, dentro de la coalición democrática que
defiendo, hay a quienes adverso casi tanto como a la dictadura criminal, pero
su individualidad se difumina cuando está sometida al resto y no hay quien
logre, hablándome mal de ellos, que la adverse porque la diferencio bien de
esos individuos.
Pero lo peor es cuando,
de su mismo seno, sale uno con la brújula enloquecida por su ambición y falta
de tino presentando en caja una factura incobrable. Así de poco inteligente,
patético y bochornoso me parece que Henrique Capriles intente producir una implosión
en la coalición democrática para arrebatarle el liderazgo a Juan Guaidó.
Y estoy hablando del
mismo Capriles por quien voté y a quién aplaudí en su lucha contra aquella
aventura extemporánea y sangrienta llamada “La Salida”, que encabezaron María Corina
Machado, Leopoldo López y a quienes se sumó el oportunista Antonio Ledezma. De
aquel fracaso político y de las vidas que costó, no me olvidaré jamás.
Pero este Capriles no
es aquel. Hoy carga un fardo de importantes contradicciones. Para empezar, el que
está inscrito en la historia como el presidente más joven que tuvo la Cámara de
Diputados del extinto Congreso Nacional, había llegado ahí de la mano de Copei,
de centro derecha. Además, Primero Justicia no está precisamente en la centro
izquierda, pero ese fue su partido cuando aspiró a presidente de la república
declarándose progresista en la línea de Lula Da Silva.
En el ínterin, todos
vimos su cambio de apariencia, discurso y maneras. Copió las largas chácharas
del padre de esta desgracia, pero resultó fastidioso porque nunca tuvo un
anecdotario colorido. Adoptó comportamientos que algunos consideraron
populares, aunque más bien parecían los de un “malandro aspiracional”.
Tampoco es el mismo que
ahora parece querer liderar un nadie-entiende-bien-qué el próximo 6 de
diciembre. Este Capriles que finalmente oyó que se tenía que quitar la gorrita
para parecer adulto, no tiene la más remota idea de que el 6 de diciembre los
venezolanos vamos a estar metidos debajo de nuestras camas temiendo al
covid-19, o encima, tratando de sobrevivirlo o llorando a nuestros difuntos.
Todos han perdido la
brújula política, ¡la calle no está en el menú! Lo lamento por el Capriles por
quien voté. Por cierto, no me engaño, el peor defecto de Guaidó se llama
Leopoldo López y aun así seguiré apoyando el hecho político que llamo coalición
democrática, porque no hay ni van a inventar nada mejor para adversar a la
dictadura.
01-08-20
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