Laureano Márquez 06 de noviembre de 2020
@laureanomar
Sin alusiones personales, ni ánimo de evasión, esta
semana queremos hablar de su madre (la de Nerón).
Julia Vipsania Agripina, conocida popularmente
Agripina “la menol” (hija de Agripina “la mayol”), madre de Nerón, se
casó con apenas 13 años con el cónsul romano Enobarbo (“Eno”, entre los
compañeros de farra).
Para más señas, ella era hermana de Calígula, el
emperador que nombró magistrado a un caballo. También era sobrina y esposa del
emperador Claudio, el de: “¡historias non manducare, manducare ova!” (¡No coman
cuentos, coman huevos!).
Cuando Agripina quedó embarazada de Nerón (Lucio
Domitio Claudio Nerón Germánico Nicolaus), su esposo dijo: “de la unión de
Agripina y yo solo puede nacer un monstruo”.
Y efectivamente, parece que el hombre era un visionario.
Entre los hobbies de Agripina estaba el de coleccionar amantes y asesinar
maridos, ambas cosas se le daban de lo mejor.
Ambiciosa a más no poder, hizo todo lo que pudo
para convertir a Nerón en emperador. Dicen que unos astrólogos le
dijeron que su pequeño sería rey, pero mataría a su madre, a lo que ella
respondió: “Occidat, dum imperet”, es decir, que mate, pero que gobierne, lema
que aun en la actualidad es usado para sustentar algunos regímenes políticos.
Tenía notable influencia sobre su hijo, hasta que su
nuera, Popea, le pidió a Nerón que la matara (ciertamente, muchas nueras lo
desean, pero son pocas las que se atreven a pedirlo abiertamente).
Un cónsul siciliano de apellido Corleone le asesoró
diciéndole “trataremos de que parezca un accidente”.
Para asesinar a su madre Nerón decidió envenenarla,
pero parece que la señora en cuestión se las traía y cargaba siempre con su
antídoto marca ACME.
Luego su hijo trató de matarla colocando planchas
de plomo en el techo de su habitación para que este se cayera sobre ella
mientras dormía, pero al parecer la señora tenía sueño más pesado que el plomo
y ni se despertó. Cuando Nerón entró al cuarto en la mañana, ella salió
corriendo cual gacela sin un rasguño.
Luego la invitó a un paseo en su yate y que para
reconciliarse. Pero el barco tenía un dispositivo para que se hundiera en alta
mar, pero la señora regresó ¡a nado! a la orilla para asombro de Nerón que
recibió una buena paliza, mientras a ella le dieron medalla de oro.
Ya harto, Nerón decidió acusarla de conspiradora,
golpista, terrorista, magnicida y agente del imperio y entonces la mandó
primero detenida a una cárcel de Roma ubicada en la Roca Tarpeya y luego a
ejecutar, parece que un día de las madres, para que fuese más despiadada la
cosa.
Ella le pidió al verdugo que le clavara la espada en
el vientre, porque de allí había nacido semejante bestia, aunque de tal palo
tal astilla, como suele decirse.
Cuentan que Nerón hasta su muerte tenía pesadillas con
su madre, que se le aparecía por todos los rincones y le gritaba: “¡Soy
Agripina, bip bip!”.
Afirma Suertonio que Agripina, la madre de Nerón, fue
recordada siempre, particularmente por los súbditos de éste. De allí la
costumbre.
Laureano
Márquez
@laureanomar
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