Vanessa Davies 22 de julio de 2019
@Punto_deCorte
Es
probable que la negociación en el país caribeño no concluya con un acuerdo.
Pero sin duda que la comunidad internacional seguirá presionando para
destrancar el juego entre el oficialismo y la oposición.
En
política pesa lo que se dice, pero inclina la balanza lo que no se ve. Es
posible que el experimento de trasladar el frío de Noruega al calor del Caribe
no funcione, o lo que es lo mismo, que las negociaciones entre el Ejecutivo de
Nicolás Maduro y la oposición agrupada en torno a Juan Guaidó terminen sin humo
blanco.
Un
dirigente opositor y un analista político consultados por Punto de Corte en
condición de anonimato coincidieron en que es muy probable que no haya final
feliz, por más que Noruega recurra a todos los “encantos ocultos” de su
política de zanahoria y garrote. El primero dijo textualmente: “Hay que
prepararse para el fracaso de Barbados”. El segundo refirió que, según sus
“oídos” en la mesa de diálogo, las elecciones presidenciales en pocos meses son
una tranca fuerte para llegar a una conclusión, porque el oficialismo considera
que no tiene razones para medirse. Otras fuentes sostienen que las sanciones
individuales se convirtieron en la piedra en el camino.
Por
lo pronto Maduro advirtió, este viernes 17 de julio, que no se dejará
“presionar ni chantajear por nadie” para un desenlace. “El diálogo irá al ritmo
que tenga que ir, y cuando haya acuerdos, habrá acuerdos soberanos como país»,
alegó. Por alguna razón la prensa oficialista –y los mismos voceros de la
delegación del Ejecutivo- han mantenido públicamente que el proceso va por buen
camino.
Guaidó,
por su parte, convocó a una sesión de calle del Parlamento para el 23 de julio,
un día antes de conmemorarse los 236 años del natalicio de Simón Bolívar y seis
meses después de su juramentación como presidente encargado.
2019
NO ES 2017
Este
espacio de negociación –con la metodología de los noruegos y con Barbados como
país de la Caricom como sede- es el único que formalmente se desarrolla en la
actualidad. Otros actores –como la Unión Europea, que también ha insistido en
elecciones presidenciales para salir de la crisis- esperan que Barbados
funcione. China y Rusia, aliados de Maduro, apuestan en público por un acuerdo.
No en vano todos los ojos están puestos en esta isla caribeña en la que se
habla inglés y rige una monarquía constitucional.
Hoy
no hay Vaticano para Venezuela, por ejemplo. Lo que hizo el papa Francisco hace
una semana, al cerrar la oración dominical con un llamado a detener el
sufrimiento de los venezolanos, no fue otra cosa que expresar una opinión para
intentar empujar el entendimiento, aclaró el diputado Manuel Teixeira
(Movimiento Progresista de Venezuela), uno de los defensores del diálogo entre
los sectores políticos enfrentados.
Barbados
no es la primera negociación -y probablemente tampoco será la última- entre el
Ejecutivo y la oposición. El Caribe –en esa ocasión fue República Dominicana en
2017- acogió previamente un proceso de diálogo que naufragó entre reproches
mutuos y con agendas encontradas: el oficialismo exigía cese de sanciones y
reconocimiento de la asamblea constituyente, y la oposición reclamaba
elecciones libres, canal humanitario, liberación de presos políticos y
restitución de las facultades de la Asamblea Nacional (AN). Después del fin de
República Dominicana se celebraron las elecciones presidenciales del 20 de mayo
de 2018, con los resultados –y consecuencias- conocidos y el desconocimiento de
buena parte de la comunidad internacional.
Pero
aunque Barbados no es el primero y seguramente tampoco será el último intento
de buscar una salida pacífica a la crisis, la situación entre 2017 y 2019 sí ha
cambiado, y para peor, tanto dentro como fuera del país. El informe más
reciente de Naciones Unidas sobre la alimentación de los venezolanos reveló que
casi 7 millones están subalimentados (poca comida o de mala calidad). La
comunidad internacional no puede voltear la mirada ante el hambre en Venezuela,
porque mientras peores sean las condiciones de vida dentro del territorio más
se disparará el éxodo.
El
número de migrantes forzados, que hoy es de unos 4 millones de personas, podría
superar los 8 millones a finales de 2020, calcula el Grupo de Trabajo de la
Organización de Estados Americanos. Ya Naciones Unidas reporta que los
venezolanos han tenido que recurrir al sexo y a la mendicidad en su tránsito
hacia otros países, y que 3 de cada 10 no tienen documentación.
Este
cuadro puede llevar –y no necesariamente por razones humanitarias, sino porque
es un problema para la región- a que, si fracasa Barbados, se abra otra puerta
más adelante, y posiblemente con el aval de Noruega.
UN
NUEVO CNE Y UNA AGENDA ELECTORAL
Si
le preguntan a Maduro y al oficialismo dirá –al menos, públicamente- que las
únicas elecciones pendientes son las de la AN. La oposición, por el contrario,
centra la agenda en las elecciones presidenciales, igual que lo han hecho la
Unión Europea, el Grupo de Lima y la más reciente Cumbre del Mercosur. Actores
del chavismo que en principio no están representados en la negociación –como el
presidente de la asamblea constituyente, Diosdado Cabello- descartan los
comicios que puedan llevar a la salida de Maduro. Factores de la oposición que
tampoco están en el diálogo caribeño proponen una fórmula para destrancar el
juego: elecciones presidenciales y del Poder Legislativo, e incluso comicios
generales. Un sacudón.
De
cualquier manera, ante un escenario de votaciones, vuelven a colocarse el
Consejo Nacional Electoral (CNE) y el propio sistema electoral como un elemento
clave para las conversaciones en Barbados.
Luis
Lander, director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), defiende el
sufragio automatizado por encima del manual, y recuerda que antes de la
automatización regía la premisa del “acta mata voto”. Aunque insiste en que
desde 2015 el sistema ha ido perdiendo confiabilidad -entre otras razones, por
la reducción de las auditorías- cree que nada justifica el regreso a la
votación manual. Por el contrario, plantea retomar el esquema de auditorías,
que incluye la ciudadana en cada centro, y la actualización del Registro
Electoral.
Sin
embargo, se necesitan otras condiciones, ratifica Lander: levantar la
inhabilitación de candidatos y restituir la plena vigencia de los partidos
políticos; un esquema claro para que los venezolanos en el exterior puedan
sufragar; la presencia de testigos de todos los sectores; voto sin coacción (es
decir, sin carnet de la patria ni puntos rojos).
En
cuanto a las autoridades electorales, el investigador subraya que la mayoría de
la población desconfía de las actuales, lo que convierte a este CNE en el ideal
para el oficialismo porque derrota de antemano al votante contrario. Pero
puesto el cambio en el ente electoral como un factor básico para el acuerdo
político –con la presión noruega- el experto enfatiza que la ruta para
nombrarlo pasa por el regreso a la AN de los diputados del Partido Socialista
Unido de Venezuela (PSUV). Eso depende, de nuevo, de Barbados o del nuevo
escenario de negociación que se abra más adelante.
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