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martes, 23 de julio de 2019

BARBADOS PUEDE TERMINAR SIN UN FINAL FELIZ, por @Punto_deCorte




Vanessa Davies 22 de julio de 2019
@Punto_deCorte

Es probable que la negociación en el país caribeño no concluya con un acuerdo. Pero sin duda que la comunidad internacional seguirá presionando para destrancar el juego entre el oficialismo y la oposición.

En política pesa lo que se dice, pero inclina la balanza lo que no se ve. Es posible que el experimento de trasladar el frío de Noruega al calor del Caribe no funcione, o lo que es lo mismo, que las negociaciones entre el Ejecutivo de Nicolás Maduro y la oposición agrupada en torno a Juan Guaidó terminen sin humo blanco.

Un dirigente opositor y un analista político consultados por Punto de Corte en condición de anonimato coincidieron en que es muy probable que no haya final feliz, por más que Noruega recurra a todos los “encantos ocultos” de su política de zanahoria y garrote. El primero dijo textualmente: “Hay que prepararse para el fracaso de Barbados”. El segundo refirió que, según sus “oídos” en la mesa de diálogo, las elecciones presidenciales en pocos meses son una tranca fuerte para llegar a una conclusión, porque el oficialismo considera que no tiene razones para medirse. Otras fuentes sostienen que las sanciones individuales se convirtieron en la piedra en el camino.

Por lo pronto Maduro advirtió, este viernes 17 de julio, que no se dejará “presionar ni chantajear por nadie” para un desenlace. “El diálogo irá al ritmo que tenga que ir, y cuando haya acuerdos, habrá acuerdos soberanos como país», alegó. Por alguna razón la prensa oficialista –y los mismos voceros de la delegación del Ejecutivo- han mantenido públicamente que el proceso va por buen camino.

Guaidó, por su parte, convocó a una sesión de calle del Parlamento para el 23 de julio, un día antes de conmemorarse los 236 años del natalicio de Simón Bolívar y seis meses después de su juramentación como presidente encargado.

2019 NO ES 2017

Este espacio de negociación –con la metodología de los noruegos y con Barbados como país de la Caricom como sede- es el único que formalmente se desarrolla en la actualidad. Otros actores –como la Unión Europea, que también ha insistido en elecciones presidenciales para salir de la crisis- esperan que Barbados funcione. China y Rusia, aliados de Maduro, apuestan en público por un acuerdo. No en vano todos los ojos están puestos en esta isla caribeña en la que se habla inglés y rige una monarquía constitucional.

Hoy no hay Vaticano para Venezuela, por ejemplo. Lo que hizo el papa Francisco hace una semana, al cerrar la oración dominical con un llamado a detener el sufrimiento de los venezolanos, no fue otra cosa que expresar una opinión para intentar empujar el entendimiento, aclaró el diputado Manuel Teixeira (Movimiento Progresista de Venezuela), uno de los defensores del diálogo entre los sectores políticos enfrentados.

Barbados no es la primera negociación -y probablemente tampoco será la última- entre el Ejecutivo y la oposición. El Caribe –en esa ocasión fue República Dominicana en 2017- acogió previamente un proceso de diálogo que naufragó entre reproches mutuos y con agendas encontradas: el oficialismo exigía cese de sanciones y reconocimiento de la asamblea constituyente, y la oposición reclamaba elecciones libres, canal humanitario, liberación de presos políticos y restitución de las facultades de la Asamblea Nacional (AN). Después del fin de República Dominicana se celebraron las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018, con los resultados –y consecuencias- conocidos y el desconocimiento de buena parte de la comunidad internacional.

Pero aunque Barbados no es el primero y seguramente tampoco será el último intento de buscar una salida pacífica a la crisis, la situación entre 2017 y 2019 sí ha cambiado, y para peor, tanto dentro como fuera del país. El informe más reciente de Naciones Unidas sobre la alimentación de los venezolanos reveló que casi 7 millones están subalimentados (poca comida o de mala calidad). La comunidad internacional no puede voltear la mirada ante el hambre en Venezuela, porque mientras peores sean las condiciones de vida dentro del territorio más se disparará el éxodo.

El número de migrantes forzados, que hoy es de unos 4 millones de personas, podría superar los 8 millones a finales de 2020, calcula el Grupo de Trabajo de la Organización de Estados Americanos. Ya Naciones Unidas reporta que los venezolanos han tenido que recurrir al sexo y a la mendicidad en su tránsito hacia otros países, y que 3 de cada 10 no tienen documentación.

Este cuadro puede llevar –y no necesariamente por razones humanitarias, sino porque es un problema para la región- a que, si fracasa Barbados, se abra otra puerta más adelante, y posiblemente con el aval de Noruega.

UN NUEVO CNE Y UNA AGENDA ELECTORAL

Si le preguntan a Maduro y al oficialismo dirá –al menos, públicamente- que las únicas elecciones pendientes son las de la AN. La oposición, por el contrario, centra la agenda en las elecciones presidenciales, igual que lo han hecho la Unión Europea, el Grupo de Lima y la más reciente Cumbre del Mercosur. Actores del chavismo que en principio no están representados en la negociación –como el presidente de la asamblea constituyente, Diosdado Cabello- descartan los comicios que puedan llevar a la salida de Maduro. Factores de la oposición que tampoco están en el diálogo caribeño proponen una fórmula para destrancar el juego: elecciones presidenciales y del Poder Legislativo, e incluso comicios generales. Un sacudón.

De cualquier manera, ante un escenario de votaciones, vuelven a colocarse el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el propio sistema electoral como un elemento clave para las conversaciones en Barbados.

Luis Lander, director del Observatorio Electoral Venezolano (OEV), defiende el sufragio automatizado por encima del manual, y recuerda que antes de la automatización regía la premisa del “acta mata voto”. Aunque insiste en que desde 2015 el sistema ha ido perdiendo confiabilidad -entre otras razones, por la reducción de las auditorías- cree que nada justifica el regreso a la votación manual. Por el contrario, plantea retomar el esquema de auditorías, que incluye la ciudadana en cada centro, y la actualización del Registro Electoral.

Sin embargo, se necesitan otras condiciones, ratifica Lander: levantar la inhabilitación de candidatos y restituir la plena vigencia de los partidos políticos; un esquema claro para que los venezolanos en el exterior puedan sufragar; la presencia de testigos de todos los sectores; voto sin coacción (es decir, sin carnet de la patria ni puntos rojos).

En cuanto a las autoridades electorales, el investigador subraya que la mayoría de la población desconfía de las actuales, lo que convierte a este CNE en el ideal para el oficialismo porque derrota de antemano al votante contrario. Pero puesto el cambio en el ente electoral como un factor básico para el acuerdo político –con la presión noruega- el experto enfatiza que la ruta para nombrarlo pasa por el regreso a la AN de los diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Eso depende, de nuevo, de Barbados o del nuevo escenario de negociación que se abra más adelante.


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