Por Ramón Guillermo Aveledo
Las negociaciones de
Barbados con mediación Noruega, apoyo prácticamente unánime en la comunidad
internacional y expectativa en un país angustiado pueden ser un paso importante
hacia la solución venezolana o una enorme frustración de funestas consecuencias
Si uno juzga por el hecho de
que las conversaciones se mantienen, cabe pensar que hay posibilidades reales
de avance. Y, al contrario, si nos basamos en los desplantes del vicepresidente
del PSUV, concluiría en que no van a ninguna parte. Ese dilema nos conduce a
otro: Puede ser que el gobierno de Maduro no le esté diciendo la verdad al
señor de la llamada Constituyente, lo que sería negativo para la perspectiva de
una salida a esta crisis que empeora a diario, o que le esté mintiendo a los
enviados de Guaidó que sería mucho peor. Lo que no es creíble es que esté
siendo sincero con uno y otros.
No es que me sean indiferentes
los problemas en el remoto planeta oficialista. Remoto porque allá no se
sienten estos dramas cotidianos que empobrecen la vida del venezolano común. Ya
bastantes dificultades nos ocasiona a todos el conflicto sordo entre uno que
quiere demostrar que es el duro, para dejar al otro como un zoquete y éste que
se siente diariamente obligado a probar que no lo es. No me son indiferentes
esos problemas, ciertamente, pero sí ajenos y carezco de influencia en ellos.
Sinceramente, más me importaría que estuvieran jugando a darle largas hasta
desgastar el recurso político del diálogo y desprestigiar al liderazgo
comprometido responsablemente en explorar esa opción. Porque tal temeridad
somete al país entero, chavismo incluido desde luego, a riesgos muchísimo mayores.
Riesgos muy altos para millones de personas que no son materia apta de ser
tratada con la frivolidad propia de algún sobradito Goebbels tropical.
Aquí no hay margen para
ningún tipo de burla, ni siquiera como desprestigio oblicuo. Serían maniobrillas
baratonas que pueden salir carísimas. Las tácticas dilatorias no son sólo
inútiles sino contraproducentes cuando por una situación que se deteriora sin
que se vean salidas, los venezolanos sufren y en su desesperación unos se irán,
con lo que aumentará la presión latinoamericana porque la masiva emigración los
afecta y entre los que se queden, no faltará quien desespere y se le ocurra
cualquier aventura. ¿Imaginan los insensatos teóricos de una operación morrocoy
roja que la institución FAN, está dispuesta indefinidamente a cargar sobre sus
hombros todo el peso de una represión inevitable e inconteniblemente creciente?
La negociación de
Oslo-Barbados no puede ser eterna. Ese no es su diseño, tampoco es su
posibilidad real. Bien la ha definido la mediación noruega, es un trabajo
continuo y expedito. Quien trate de insuflar injustificada confianza en que no
importaría otro diálogo fracasado porque igual seguirían como si nada, miente
irresponsablemente porque ha perdido el contacto con la realidad, sea nacional
como internacional.
29-07-19
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