Por Héctor Silva Michelena
Escribe el gran periodista
Juan Carlos Zapata: “Rusia no quiere que fracasen las negociaciones entre Juan
Guaidó y Maduro. Rusia quiere que la crisis tenga una salida política. El
canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha dicho en otra ocasión que ‘se necesitan dos
para bailar un tango’ en referencia a Estados Unidos y Rusia. Y es hacia donde
quiere apuntar ahora Rusia respaldando las negociaciones que cuentan con la
mediación del gobierno de Noruega […] Son palabras de Lavrov. Y ya la frase de
que Moscú ‘explica a los partidarios de Juan Guaidó’, dice mucho del tiempo que
el gobierno de Vladímir Putin le puede estar dedicando a la oposición. Este es
otro cantar” (en Al Navío, 24 de julio de 2019).
Medio año después de ser
proclamado jefe de Estado provisional, por una asamblea de ciudadanos, no ha
conseguido sacar al dictador del poder.Tampoco después de la “insurrección
militar”, mal émulo de Radio Rochela, a la que llamó el 30 de abril, con
la que ilusamente creyó que se iniciaba la "fase definitiva del cese de la
usurpación" de Maduro. Ahora, Guaidó, ante la parálisis política, se
esfuerza por mantener el optimismo entre sus seguidores y la unidad en las
filas de la oposición, mientras sus negociadores intentan arrancar concesiones
del gobierno en el proceso de diálogo que se sigue en Barbados bajo la
mediación de la diplomacia noruega. Tras seis meses en los que la oposición lo
vio como líder único al que respaldar, las grietas se reabren en el seno de los
rivales de Maduro.
El analista Luis Vicente
León, presidente de la firma demoscópica Datanálisis, pese a ello, cree que la
oposición debería ser más realista. Preguntado si es posible que sin una salida
negociada la oposición pueda presionar la salida del gobierno por la fuerza y
la presión internacional, respondió: “No parece el escenario más
probable". El meollo de la discusión en la mesa de diálogo reside en los
requisitos que, lógica y políticamente, exige la oposición: un calendario de
comicios presidenciales y un nuevo Consejo Nacional Electoral aceptable para
ambas partes. Ahí está el nudo gordiano. Este es el asunto clave.
¿De cuánto tiempo más
dispone Guaidó? Luis Vicente León cree que "aún no se está cerca de una
solución negociada"."Ni el gobierno siente indispensable negociar una
salida porque no está en peligro extremo, ni la oposición está preparada para
convencer a élites y bases de que el cambio debe integrar a su adversario y
garantizar poder a los militares". Que la solución no esté cerca complica
las cosas para Guaidó.
Aunque Guaidó parece haber
perdido algo del arrastre que mostró cuando saltó a la escena pública, a sus
mítines ya no acuden las multitudes que lo hacían al principio, pero las pocas
encuestas disponibles indican que conserva gran parte de su popularidad. Eso, y
el gran apoyo internacional con que cuenta, reconocido como presidente por
Estados Unidos, la Unión Europea y la mayoría de países de Latinoamérica, serán
seguramente sus grandes bazas en las batallas políticas por venir.
Según El Nacional,
Elliott Abrams afirmó: “Europa debe aumentar presión contra el régimen de
Maduro”. El enviado especial de Estados Unidos para Venezuela consideró que
para que las negociaciones en Barbados tengan éxito, se deben seguir imponiendo
sanciones. Sí, pero urge el despertar de un pueblo adormecido a pesar de su
diarios sufrimientos y calamidades. ¿Qué pasa?
A lo cual el jaquetón Maduro
respondió, según Tal Cual: “Ni con un millón de sanciones detendrán los
CLAP”. Bueno, es su negocio, y el de su pandilla.
¿Y el Tratado de Asistencia
Recíproca? No dudo de que fue un enorme paso, pero no es inmediato. Para que el
TIAR actúe se requiere que el órgano consultivo de la OEA lo admita, lo que es
muy probable pues está integrado por todos los países que no son socios, es
decir, los que son amigos de Venezuela. Los pasos previos son dos: (1) que el
país esté atacado o invadido, que no es el caso; (2) que el país esté
recibiendo ataques contra su soberanía, y su integración territorial. Venezuela
llena estos requisitos.
Se sabe, a ciencia cierta,
que la seguridad de Venezuela está en manos de los cubanos, así como toda su
base de datos. Controlan férreamente a la FAN, son su “sistema nervioso”: la
motorizan, sienten y piensan por esa otrora republicana institución. Nuestro territorio,
es muy claro, está ocupado por disidentes de las FARC, el ELN, Hezbolá, Hamás,
el Cartel de Sinaloa y otros grupos irregulares armados, que agreden a una
población pacífica e indefensa.
En el informe de la
fundación InSightCrime.org, de julio de 2018, se lee: “En lugar de dejar de
lado a los acusados de tráfico de drogas, Maduro los ha promovido a los
cargos más altos, quizás calculando que si el régimen cae ellos
serán los que más tengan que perder. Y por eso luchará lo más
duro para preservarlo. Las figuras más poderosas del régimen bolivariano ahora
tienen la esencia de la droga”. Menciona a los grandes capos del régimen, pero
la luz del entendimiento me hace ser muy comedido.
Venezuela es, pues, no solo
un Estado fallido, es un Estado mafioso. Estas pueden ser las medidas que tome
el TIAR ante tales evidencias: reunión de embajadores para discutir y tomar
decisiones, la ruptura de relaciones, imposición de un aislamiento económico y,
finalmente, la invasión militar. La decisión final la toma el Órgano de
Consulta de la OEA y el Consejo Permanente. ¡Largo camino a la redención!, y a
esto se añade que hay que esperar qué produce Barbados en la reunión que rueda.
El TIAR debe esperar hasta que se “agoten” las negociaciones.
Pero ¿quiénes son lo que
estamos no solo agotados, sino con el cuerpo cubierto de llagas infectas a
causa de la cruenta dictadura que nos martiriza? El cronómetro está muy cerca
del punto cero. El conservador FMI ha dicho que Venezuela está cerca de una
implosión. A prepararse para recoger y armar los vidrios rotos, con una bandera en alto: ¡Libertad!
27-07-19
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