Andrés Cañizález 18 de julio de 2019
@infocracia
Desde
lejos podría pensarse que reina la calma en Venezuela. Nada más distante de la
realidad. Este país está atravesado por una conflictividad que va en aumento de
forma alarmante, dejando poco espacio para una gobernabilidad mínima.
Hace
tres años la Compañía de Jesús en Venezuela fijó posición ante la grave crisis
y usó una imagen sobre la que debemos volver, otra vez, para entender qué es lo
que viene ocurriendo. Los jesuitas de forma muy gráfica sostuvieron en un
documento público que “Venezuela es una olla de presión con las válvulas
tapadas. La situación no sólo es insostenible, es insoportable”.
Sólo
centrados en la crisis económica, en aquel 2016, los jesuitas advertían que en
Venezuela “el desabastecimiento va a ser mayor y la inflación también durante
los próximos meses. Es previsible que los saqueos y las protestas sigan en
aumento, al tiempo que el discurso vacío de los voceros oficiales, la represión
y las políticas erradas prosigan avivando el fuego”.
En
materia económica y social efectivamente ha ocurrido lo señalado en 2016. Pero
a ello se le sumó la inviabilidad de salidas políticas. En 2018 Nicolás Maduro
se atornilló en el poder con unas elecciones que nos son reconocidas por la
Comunidad Internacional, en su gran mayoría, y con ello le dio una vuelta de
tuerca a esas válvulas tapadas de la olla de presión que es hoy Venezuela.
El
malestar social cunde, la insatisfacción de los venezolanos está a flor de
piel, y la respuesta es la represión. Pura y dura, tal como bien lo retrató el
reciente y demoledor informe de la alta comisionada de la ONU para los Derechos
Humanos, Michelle Bachelet.
El
Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), con 10 años de
investigación minuciosa en el registro de las protestas y manifestaciones de
calle, ha apuntado lo que es una clara tendencia. 2019 será de lejos el año más
conflictivo en Venezuela.
Durante
todo el año 2018, que fue en su momento el año de mayor número de conflictos
sociopolíticos, se registraron un total de 12.715 protestas. Eso era el
equivalente a 35 por cada día del año pasado.
En
el primer semestre de 2019 se duplicaron el número de protestas en comparación
con 2018.
En
los primeros seis meses de 2019 se registraron 10.477 protestas. Eso equivale a
58 protestas y/o manifestaciones de calle por día, en promedio.
En
un estudio realizado por los académicos venezolanos Margarita López Maya y Luis
Lander, éstos determinaron que entre los años 1980 y 1990, del siglo XX, cuando
se hizo patente el malestar social, en promedio se registraban 3 protestas por
día en Venezuela.
El
informe del OVCS resalta como tendencia en el primer semestre de 2019 un
“incremento de las protestas en sectores populares, antiguos bastiones del
chavismo, exigiendo la renuncia de Nicolás Maduro y restablecimiento de la
democracia”.
Hay
claridad, también entre los pobres, sobre cómo evitar que la olla de presión
estalle.
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