Ismael Pérez Vigil 20 de julio de 2019
Es
innegable que este experimento socialista de 20 años ha fracasado
estrepitosamente, no tiene legitimidad –y ahora tampoco legalidad– y solo les
queda, como único argumento, intentar aferrarse al poder por la fuerza. También
es indudable que hay una oposición viva, que ha sido indoblegable; pero, hay
que decir de la manera más diáfana, que en Venezuela los dos grandes grupos en
disputa del poder –chavismo/madurismo y oposición– ninguno está en la capacidad
de someter al otro y por eso hay que negociar un proceso de transición.
Ahora,
con respecto a un mencionado gobierno de transición, –entendiendo por tal el
que quede después de que abandone el usurpador el cargo que ocupa de facto y
por la fuerza– esté no debe tener ninguna tarea especial que cumplir, su
condición es temporal, simplemente mantener la continuidad del gobierno, del
Estado, hasta que se den los resultados del proceso electoral y se juramente un
nuevo gobierno.
Por
lo tanto, no tiene ningún sentido que la oposición vaya a formar una
“coalición” con la actual dictadura –aun cuando se haya ido el usurpador– para
gobernar durante un periodo de pocos meses, en el cual, por carecer de
recursos, de condiciones para gobernar, por múltiples razones, no se va a
resolver ninguno de los graves problemas del país. ¿Qué sentido tiene entonces,
para la oposición, ser coparticipe en la continuación de este desastre durante
un gobierno de transición? Solo una especie de gobierno esperpéntico saldría de
esa mezcla. ¿Que “ministerios” o “empresas públicas” tendría cada uno? ¿Qué
programa y políticas se irían a aplicar? ¿Acaso en los sectores que “domine” el
régimen se seguirían aplicando las políticas socialistas y populistas y en
donde este la oposición, políticas de mercado? ¿Si las cosas salen bien, quien
se lleva los méritos y quien las responsabilidades si salen mal? Este régimen
ha conducido al país a la peor crisis humanitaria e hiperinflación que ha
tenido la humanidad. Es responsable de miles de muertos, torturados, presos,
desaparecidos; que cargue hasta el final, los pocos meses que falten, con su
responsabilidad, que no pretenda “endosarla” ahora a una oposición en
cogobierno. Seria cometer un grave error político que la oposición entre a
formar gobierno con los despojos del chavismo/madurismo. Que la dictadura
cargue sola, como un peso propio, hasta el final, con la responsabilidad del
desastre que generó.
La
oposición se debe ocupar de lo que es: oposición. Debe continuar con la
denuncia permanente de las arbitrariedades de este gobierno; participar y
conducir las numerosas protestas que se generan todos los días en el territorio
nacional en contra de las condiciones de vida que impone la dictadura; y sobre
todo, debe prepararse y organizarse denodadamente para ganar las elecciones,
ocuparse de tener testigos preparados en las más de 30 mil mesas por todo el
país, para asegurar una mayoría lo suficientemente sólida, que no haya ninguna duda de la legitimidad de
un nuevo gobierno.
Lo
que debe hacer la oposición y su dirigencia es lo que hoy, algo tímidamente
para mi gusto, está haciendo Juan Guaido, recorrer el país, llevando un mensaje
de esperanza y de futuro; la oposición y sus líderes deben mostrarle al país
que es lo que aspira lograr una vez que se constituya un nuevo gobierno,
mostrar a Venezuela el Plan País, que se ha venido preparando, desarrollando y
discutiendo durante mucho tiempo, darlo a conocer en detalle, sin vacilación,
mirando hacia el frente y no hacia atrás, ni hacia los lados, y sobre todo sin
escuchar las voces agoreras del enjambre antipolítico de las redes sociales y
los managers de tribuna, que pretenden imponer condiciones, sin demostrar que
tienen la fuerza y el apoyo popular que dicen tener.
Resumiendo,
nada se va a lograr en los seis u ocho meses que dure ese periodo de transición
entre la salida del usurpador y el día en que se vote y se juramente un nuevo
gobierno; por lo tanto, no tiene ningún sentido formar ningún tipo de coalición
con el actual régimen, para tratar de componer lo que no tiene arreglo mientras
no haya cambio completo de poder. Ya habrá tiempo, pasadas las elecciones, de
formar gobierno, de desarrollar planes, de corregir todo lo que es necesario
corregir para sacar el país del foso en que lo han metido 20 años de dictadura.
Ismael
Pérez Vigil
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico