Carlos Tablante 24 de julio de 2019
@TablanteOficial
Uno
de los hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes (Lista del 2012),
fue condenado a cadena perpetua y a pagar 12.000 millones de dólares. El
traficante de drogas Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, jefe del cartel de
Sinaloa, pasará el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad en las
montañas Rocosas en EEUU.
Más
allá de algunas fincas, jets y yates, el grueso de la fortuna que se le
atribuye por haber traficado 500 toneladas de cocaína y mas de 400 toneladas de
marihuana no ha podido ser ubicado, de manera que la recuperación de esa
fortuna está en veremos.
De
acuerdo a uno de los abogados del delincuente, “el gobierno (EEUU) no ha
localizado ni un centavo de sus activos…Si no hay activos, no hay nada que
pagar”, ha dicho.
Resulta
insólito que la justicia de Estados Unidos con todas las herramientas
financieras a su disposición no haya encontrado el dinero de El Chapo que,
según testimonios durante el juicio, utilizaba cuentas bancarias y tarjetas de
crédito. Más aún cuando en el pasado las autoridades han multado a bancos por
haber participado en esquemas de lavado de dinero proveniente del tráfico de
drogas y, en especial, del cartel de Sinaloa. Fue el caso de HSBC Bank USA que
tuvo que pagar casi dos mil millones de dólares a las autoridades de ese país
por legitimar capitales provenientes del narcotráfico de su sucursal en México.
Cuesta
creer que los millonarios montos con los cuales El Chapo adquirió propiedades
en Nueva York, aviones y embarcaciones, vehículos blindados, armas de oro y un
sinfín de lujos, estuvieron escondidos solo en cuartos oscuros. ¿Hay
instituciones financieras que guardan los abultados depósitos del denominado
delincuente más poderoso del mundo? Seguramente, sí.
No
basta con castigar los delitos cometidos por El Chapo, además es fundamental
conocer detalladamente su riqueza, identificar a sus asesores financieros,
encubridores y testaferros, saber a cuánto llegan las ganancias obtenidas, los
procedimientos y complicidades para ingresar los ingentes dividendos a
instituciones financieras. Es una labor de seguridad y de investigación que
compete a los organismos del Estado.
Seguir
las riquezas de El Chapo Guzmán es una labor que corresponde a México y Estados
Unidos, pero también a muchos países de América Central y Suramérica. El cartel
de Sinaloa tiene presencia en Canadá, Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice,
Ecuador, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Argentina y Venezuela, obviamente,
en alianza con grupos locales de la delincuencia organizada.
Un
ejemplo del carácter global de este delito es el caso de Daniel “El Loco”
Barrera, colombiano, traficante de drogas detenido en Venezuela y entregado a
su país, desde donde fue extraditado a Estados Unidos. Se determinó que tenía
nexos con el cartel de Sinaloa. En septiembre de 2011, la policía colombiana
anunció el hallazgo de diez pistas clandestinas que eran utilizadas por Barrera
para el envío de drogas y detalló que dos de ellas estaban ubicadas en
territorio venezolano.
La
periodista mexicana Anabel Hernández, autora del libro Los Señores del Narco,
quien investigó en los expedientes de la Procuraduría General de México, nos
narró, durante una conversación en Cartagena, que existen numerosos y
documentados testimonios de narcotraficantes que hablan de conexiones entre los
carteles de las drogas, principalmente el cartel de Sinaloa, con Venezuela.
Informaciones
de prensa aseguran que el Loco Barrera, quien logró acumular grandes riquezas
ilícitas en Venezuela, ofrecía pagos en dólares a pilotos por transportar y
entregar la mercancía a sus socios mexicanos, los narcotraficantes Joaquín El
Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, del cartel de Sinaloa.
A
Walid Makled, el más conocido traficante de drogas venezolano, también se le
vinculó al Chapo Guzmán y al cartel de Sinaloa. Extraditado a Venezuela por
Colombia, donde se había explayado en acusaciones públicas contra altos
miembros del gobierno y de las fuerzas armadas de nuestro país, una vez en
Caracas y después de numerosos anuncios sobre el juicio, prórrogas, pocas
revelaciones y una discutida condena de 14 años de cárcel, su caso cayó en un
total silencio. ¿Seguirá preso?, ¿Dónde está pagando su condena?, ¿Cuánto
dinero logró acumular?, ¿Dónde lo tenía?, ¿Qué pasó con sus casas, haciendas,
vehículos y empresas?
Si
se lograra abrir las puertas de los sitios donde se encuentran las fortunas de
los narcotraficantes, llámese instituciones financieras, en la forma de
depósitos, bonos, primas por seguros o fideicomisos; en empresas de metales
preciosos y energéticas, u otras compañías que generan grandes ganancias, con
toda seguridad habría suficiente dinero para resolver muchos problemas
sociales.
El
Chapo puede haber caído en manos de la justicia, tal vez de forma definitiva,
pero si no se desmantela la organización que creó con sus poderosos
protectores, aliados y redes en el sector financiero y político simplemente
será sustituido por otro capo – como ya está sucediendo con los denominados
“Chapitos” – y el negocio ilícito continuará.
Solo
el dinero mantiene a la delincuencia organizada. Quitárselo es vencerla.
Carlos
Tablante
@TablanteOficial
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