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domingo, 11 de noviembre de 2012

Hacia la legitimación de nuestras instituciones públicas


Por Dra. Aida Lamus Valero, 04/11/2012
Boletín 113, AIPOP

En los análisis sobre los efectos de los resultados electorales, se han planteado los más diversos enfoques; los cuales varían desde la apreciación de un proceso transparente, opinión respaldada no solo por el sector oficialista, sino algunos de la oposición, quienes al evaluar los resultados de los comicios, se limitan a explicarnos que no hubo fraude, evaluando solo una de las fases dentro de un proceso complejo. Otras voces manifiestan su desacuerdo al encontrar posibles fallas o en casos parcialidades del árbitro que al ser notorias, nos conducen hoy a plantearnos con urgencia la necesidad de formar opinión orientada hacia la conformación de una sociedad de ciudadanos con capacidad de exigir instituciones públicas fuertes e independientes en el ejercicio de sus competencias; pudiendo en esta manera adquirir la indispensable legitimación social que en una democracia constituyen el núcleo esencial para el funcionamiento del estado de derecho.

No es suficiente, que una institución haya sido creada por la autoridad competente mediante normas de rango constitucional o legal si fuere el caso, para ser legitima, ésta tiene relación con los principios y valores, el núcleo duro e irrenunciable integrado por: los derechos humanos, los principios democráticos, la separación de poderes.

Un punto esencial a estudiar es el de la democracia; si hablamos de una democracia representativa, entendiendo por tal la participación ciudadana a través de elecciones libres, con reglas claras de procedimientos para la competencia entre diferentes organizaciones políticas en un marco de respeto mutuo y condiciones que garanticen la igualdad mediante la intervención de un árbitro calificado conocedor de sus competencias y legitimado por la sociedad por actuar con autonomía sin subordinación alguna a un proyecto político. En esta materia, aún tenemos cuestiones importantes por resolver. La autonomía de los órganos sigue cuestionada, la lucha por el control político es evidente tanto en la Asamblea Nacional cuando sumisa ante el Poder Ejecutivo, le confiere a través de la Ley Habilitante sus competencias, o cuando mediante una Ley modifica las reglas en forma tal que se asegura el control de la Asamblea independientemente de la mayoría de votos obtenidos.

En este mismo orden, observamos como en el Consejo Nacional Electoral, los procesos de selección de los miembros que lo integran, han sido enervados, generalmente son personas afectas al régimen, tal como se demuestra en los cargos que al retirarse de estas funciones, han ocupado. Cargos de relevancia tanto a nivel del Ejecutivo, como en el Tribunal Supremo de Justicia.

La debilidad del Consejo Nacional Electoral en el último proceso fue notoria, tal como sus omisiones para hacer cumplir las reglas en condiciones de igualdad a los competidores.

En nuestra propuesta, consideramos necesario unir esfuerzos de todos los ciudadanos que queremos vivir en democracia. Seamos capaces de formar una voluntad sólida, frente a las modificaciones que con la apariencia de una participación directa encubierta con la soberanía popular, pueda liquidar instituciones constitucionales que pudiesen servir de contención a las aspiraciones de consolidar un proyecto político, alterando la organización territorial y los principios de descentralización.

Contacto: aipop@aipop.org

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