Por Eddie Ramírez, 06/11/2012
Después de catorce años deberíamos estar de
acuerdo en tres premisas y extraer conclusiones sobre cómo actuar. La premisa
mayor es que tenemos un régimen totalitario siglo XXI que cuenta con un apoyo
popular que es menor al reflejado en elecciones opacas, pero mayor al que
atribuyen muchos opositores. La segunda es que este neototalitarismo no ha
terminado de imponerse porque parte de la población no se ha doblegado. La
tercera es que el voto ha sido importante para contener a los rojos, pero
también lo han sido las protestas en las calles, las huelgas y las denuncias de
los gremios, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, así como
los medios de comunicación.
El oficialismo no puede imponer un
totalitarismo como los de antaño y por ello debe aceptar no copar todos los
espacios. También debe recurrir a elecciones pero poniendo contra las cuerdas
al oponente mediante ventajismo comunicacional, amedrentamiento e “ingeniería
electoral” diseñada para favorecer a quienes detentan el poder. Como para
efectos prácticos ninguna de las dos partes en que está dividido el país tiene
suficiente peso para imponerse, la opción obvia es jugar con las reglas
tramposas del régimen en el plano electoral y realizar un trabajo político para
que la población afecta al “proceso revolucionario” se convenza del fracaso de
la gestión de gobierno, de lo inviable de su propuesta y de que hay otro camino
que conduce al progreso. Además, debemos profundizar las denuncias sobre la
sumisión al Ejecutivo de los otros Poderes del Estado, la violación a los
derechos humanos, la confiscación de la propiedad privada, Sidetur es el último
caso, la corrupción y la quiebra de las empresas del Estado.
La tarea tiene que ser conjunta entre los
partidos políticos y la sociedad civil. Quienes no somos militantes de partidos
debemos reconocer el papel conductor de los mismos. Por su parte, los políticos
deben entender que a nivel mundial se acepta que la sociedad civil tiene un rol
importante. No reconocer y tildar de errores las luchas cívicas iniciadas en el
2001 por la Asamblea de Educación, la CTV, Fedecámaras y los trabajadores de
Pdvsa, entre otros, es injusto y no contribuye a la sinergia necesaria para
enfrentar al régimen. Debemos trabajar duro para el 16- D. Las Rectoras no van
a ceder ante peticiones que pongan en riesgo el ventajismo oficial, fraude
continuado o como se quiera llamar. La trampa no está en las máquinas, el registro
electoral tiene muchas fallas, aunque no existen millones de fantasmas
inscritos, pero sin duda nuestros candidatos tienen que enfrentarse a todo el
poder del Estado. Las condiciones son perversas pero tenemos que seguir
votando.
Como en botica: El 20 de octubre el régimen
estaba filmando carros y paredes en la vieja gasolinera de Santa Mónica, con
letreros de “ Gente del Petróleo: paro ya”. Pareciera que con motivo del
próximo aniversario del paro cívico quieren evidenciar que Gente del Petróleo participó
en su convocatoria, lo cual no es cierto.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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