Por Antonio Pérez
Esclarín, 05/11/2012
He visto con verdadero agrado que la Ministro de Educación, Maryann
Hanson, está demostrando una postura abierta y flexible respecto a la
implantación de la Resolución 058, e incluso ha afirmado que la Resolución será
evaluada para ver si es necesaria su rectificación. Como por otra parte nos
invita a presentar nuestras opiniones y críticas, me uno con estas líneas al
necesario debate.
Entiendo que la democratización
de la gestión educativa tiene en su objetivo contribuir a elevar la calidad
educativa. No podemos olvidar que si bien se quiere avanzar a transformar los
centros educativos en centros comunitarios, su función esencial debe ser
garantizar a todos los alumnos una educación de verdadera calidad. Educación
que enseñe a ser personas plenas y ciudadanos participativos y solidarios,
educación que enseñe a trabajar, producir y resolver problemas, educación que
enseña a transformar y mejorar la realidad, y educación que enseñe a aprender y
siembre en los alumnos el amor por el aprendizaje permanente.
Debemos partir de que, si bien se han hecho grandes esfuerzos en
educación por aumentar la cantidad, la calidad sigue siendo la gran asignatura
pendiente en Venezuela pues estamos egresando bachilleres, y hasta licenciados
y doctores, con lectura vacilante, que no son capaces de interpretar un texto
sencillo, que no saben expresar su propio pensamiento, tanto en forma oral como
escrita, con claridad y fluidez y no dominan los rudimentos de las matemáticas
y las ciencias. ¿Y cuántos de nuestros orgullosos titulados serían capaces de
ubicar en un mapa a Bielorrusia, Nicaragua, Irán, Zimbawe, Corea, u ordenar
cronológicamente a personajes como Bolívar, Alejandro Magno, Moisés, Zamora,
Jesucristo, Gómez, Simón Rodríguez, Miguel Ángel, Cristóbal Colón, Gandhi…?
Para promover la calidad, todos los que participen en el Consejo
Educativo deben tener muy claras las funciones de la escuela y colaborar para
que dichas funciones se cumplan. Deben ser personas que hayan demostrado
preocupación por la educación, que tengan elementos educativos y pedagógicos
que aportar, y que sean ejemplo de los valores que se proclaman y sustentan la
Resolución. No puede ser que a los maestros se les exija idoneidad pedagógica,
ética y moral y se permita participar en la gestión a otros sin tomar en
consideración estos requisitos.
Sería lamentable y ocasionaría un daño irreversible a la
educación, que la Resolución convirtiera a las escuelas en centros de lucha por
el poder partidista y que en los comités participaran personas cuyo interés
fuera convertir a las escuelas ya no en centros de aprendizaje sino en centros
de proselitismo y adoctrinamiento. Educar no es adoctrinar. La educación debe
provocar la autonomía y no la sumisión. Toda crítica genuina supone la
autocrítica, y para ello se requiere humildad y no estar demasiado ciertos de
nuestras certezas, sin que ello suponga descomprometerse. El hombre nuevo será
un microhombre si le negamos la capacidad reflexiva, de pensar con su propia
cabeza, de disentir, de argumentar, que es parte constitutiva y esencial de los
seres humanos.
Si bien son importantes las funciones que se les asignan a los
diferentes comités que deben velar por la seguridad, salud, la alimentación, el
ambiente, los deportes, el mantenimiento, la cultura…., pienso que el liderazgo
en la gestión (pues se requiere que alguien lidere el Comité Ejecutivo) lo debe
ejercerlo el Director y el Comité Académico, compuesto por pedagogos y
especialistas en educación tanto de la escuela como de la comunidad.
Todas las investigaciones coinciden en señalar que la variable más
importante para la calidad educativa la constituyen los docentes y sobre todo
el director. Si la escuela cuenta con un Director líder, experto en educación y
en humanidad, preocupado por la formación de todo su personal, motivador,
entusiasta, fiel a sus alumnos más que al partido, cercano a todos los miembros
del centro educativo y en diálogo con los padres y representantes y con las
organizaciones del entorno, la calidad se dispara.
En otros artículos posteriores seguiré abordando esta temática que
me parece muy importante. Ojalá que la Resolución sea una oportunidad para
empezar a preocuparnos todos más seriamente por la educación.
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