Cuando el entorno arrebata

Por Paciano Padrón, 22/03/2013

Grande la desgracia de un país cuando los menos buenos asumen el gobierno, cuando la administración queda en manos de ineficientes e inescrupulosos. Durante años el Tte. Cnel. Chávez se quejó de sus colaboradores, y en más de una oportunidad los regañó hasta en cadena de radio y TV. También los chavistas al criticar los errores y fallas del gobierno, justificaban al Comandante, manifestando que no era su culpa sino del entorno, al que calificaban de ineficiente y corrupto. Quienes adversamos el régimen lo acusamos de tener un entorno incapaz que administra sin transparencia. Grande es la desgracia de Venezuela hoy, cuando ese entorno constituye el régimen de Nicolás-Diosdado.

Todavía me parece estar escuchando a Chávez cuando le gritaba a Nicolás en reunión de Consejo de Ministros transmitido por TV, “así no es Nicolás, estás equivocado Nicolás, así no es, nunca más debes hacer lo mismo”. Tampoco olvido jalonazos de oreja, que daban pena ajena, producidos ante las narices de los telespectadores. Vimos bajar la cabeza y dejarse humillar y gritar, por torpes y blandengues, a Diosdado, Jaua, Ramírez, Aristóbulo, Cilia, la Fosforito, Jorge, Carreño y a otros. Al Comandante no le faltaba razón, lo único que le faltó fue colocarse él ante un espejo y regañarse a sí mismo, que bien se lo merecía.

El de Nicolás es un régimen de segundones que comparte con Diosdado, Jaua, Ramírez y otros. Uno de los errores de Chávez, propio de los líderes autocráticos, fue no formar sucesores. Nicolás es una imposición de Raúl y Fidel, a él lo conocieron antes que a Chávez, se formó allá en Cuba, es marxista y comparte las políticas erradas del castro-comunismo. Chávez no ocultaba la influencia decisiva de los Castro sobre él. Llamó a Cuba “mar de la felicidad”, a Fidel lo llamó padre, y le regaló al cogollo cubano (y le seguimos regalando) 150 mil barriles de petróleo diarios; “guardamos” en las bóvedas de su Banco Central -el que presidió en su época el mismísimo Ché Guevara- barras del oro de nuestro BCV. Es comprensible que Chávez fuese fuertemente sobre-influenciado por Fidel a comienzos de diciembre pasado, porque se encontraba disminuido por la enfermedad que lo liquidó en el propio mes de diciembre en el que anunció que Nicolás sería su sucesor. El anuncio lo hizo enfermo y con la esperanza de que Fidel y los médicos cubanos lo curaran, y digo Fidel, no porque yo lo imagine, sino porque así Chávez lo decía.

El entorno del “Comandante Supremo” -como en arrebato de cursilería dicen sus acólitos- es responsable del desastre actual. Antes de gobernar, deben responder por Petróleos de Venezuela, que se ha debilitado en extremos preocupantes. Deben responder por la quiebra de la mitad de las empresas que había en Venezuela, generando desabastecimiento, desempleo e inflación. Deben responder por la delincuencia desatada, el desmoronamiento de las instituciones y el debilitamiento de nuestra sociedad, que ahora se desenvuelve en una economía sin rumbo, cada vez más dependiente del petróleo, cada vez produciendo menos en todos los rubros e importando más, al punto que la mayor parte de nuestros alimentos vienen de afuera.

Maduro, el incapaz, ya ha devaluado dos veces la moneda en sus primeros cien días de gobierno, a pesar de que la primera la quiso montar sobre los hombros del cadáver de Chávez, quien ya había muerto en diciembre, hecho que mantenían en secreto para dar tiempo a que Maduro madurara, a que lo acataran la Fuerza Armada y las distintas facciones del PSUV, y a que la sociedad lo admitiera como líder. En ese ínterin nos hicieron ver que Chávez había ordenado la devaluación, cuando ya su alma se había desprendido del cuerpo hacía largo tiempo. Nicolás se ha convertido en el rey de la mentira.

Cuando el entorno arrebata el poder y los mediocres asumen el gobierno, el pueblo debe ponerse de pie y enfrentarlo con reciedumbre. El 14 de abril espera por nosotros.

PACIANO PADRÓN
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