Humberto García Larralde Sábado,
16 de marzo de 2013
Señores
oficialistas, ¡basta! ¡Paren, ya, carajo! ¡No se puede acelerar tanto en
retroceso; en pleno Siglo XXI no se puede regresar al oscurantismo de un solo
sopetón! Un poquito de dignidad, de amor propio, del sentido del ridículo, ¡por
favor! Recuerden que ustedes se disfrazaron de “izquierda” para camuflar su
naturaleza fascista
Primero fue la insurgencia golpista
contra un gobierno electo por el pueblo, borrando los avances en la convivencia
democrática y pacífica para consagrar la violencia. Luego, la pretensión de
retrotraernos dos siglos a la épica emancipadora como única referencia valedera
para conducir la Venezuela actual. Junto a ello, la reivindicación del
militarismo, del hombre fuerte que tira la parada, ignorando los esfuerzos de
abnegados civiles a lo largo de nuestra historia por construir una república
moderna que dejara atrás el caudillismo. En consecuencia, fueron acosando a las
universidades autónomas, asiento del debate plural, del pensamiento crítico, y,
en el camino, arremetieron contra el reconocimiento de los derechos
fundamentales y universales de la humanidad, sin duda la mayor conquista de la
civilización. De la mano se asociaron con los regímenes más retrógradas y
primitivos del mundo, como el de Cuba, regentada como feudo personal por un par
de ancianos patriarcas, con todo y siervos. ¡Qué vergüenza los aplausos a
rabiar de connotadas dirigentes “revolucionarias” que, en ocasión de las
exequias de Chávez el propio Día Internacional de la Mujer, dirigieron Amadinejad,
jefe de un gobierno oscurantista que pisotea a las mujeres, llegando hasta
avalar su muerte a pedradas por adulterio! A la par, se atrincheraron en el
patrioterismo más primitivo y ramplón para blindarse contra los vientos
libertarios y modernizadores del intercambio mundial, en nombre de la lucha
contra las injusticias del capitalismo (¡!)
Progresivamente fueron remplazando la
institucionalidad del Estado de Derecho por la voluntad de una sola persona y
elevaron a virtud la sumisión abyecta a ésta, abdicando de toda capacidad por
tener ideas propias. ¡El regreso al Etatcestmoi del Rey Sol, Louis XIV Igual,
se dedicaron a deificar al caudillo, estimulando los reflejos mágico-religiosos
ancestrales de una población ignorante, hasta llegar al punto en que hoy se
venera a su momia como máxima expresión del amor por la Patria. Así
desembocaron en manifestaciones animistas, de comunión con el espíritu
omnisciente, como lo que atestigua el ahora místico Isaías. Finalmente,
descartaron olímpicamente todo el conocimiento científico acumulado sobre la
materia para señalar, sin rubor ni vergüenza alguna, que el imperio y los
“enemigos de Venezuela” le provocaron el cáncer a Chávez. Primero lo asomó tímidamente
Nicolás, el heredero designado, como si fuera un desliz involuntario, pero
luego, en ausencia de todo llamado al recato, la repitió impúdicamente. Para
colmo, Evo Morales, Presidente de Bolivia, cogiendo línea, afirma que Chávez
fue envenenado (¡!) y llama a una investigación médica. Para no quedar fuera,
quien tiene bajo su responsabilidad la conducción de la empresa más importante
del país, Rafael Ramírez, le da beligerancia a semejante disparate. Pero el
broche de oro lo pone el propio ex ñángara Nicolás, afirmando que, en el cielo,
“frente a frente con Cristo”, su adorado Comandante sin duda influyó en la
designación del primer papa latinoamericano (¡!).
Señores oficialistas, ¡basta! ¡Paren,
ya, carajo! ¡No se puede acelerar tanto en retroceso; en pleno Siglo XXI no se
puede regresar al oscurantismo de un solo sopetón !Un poquito de dignidad, de
amor propio, del sentido del ridículo, ¡por favor! Recuerden que ustedes se
disfrazaron de “izquierda” para camuflar su naturaleza fascista e, incluso,
llegaron a autocalificarse de “humanistas” (¡!). Hagan aunque sea un esfuercito
por aparentar que son de avanzada, que creen en el progreso, etc., etc. ¡La
estulticia no puede esgrimirse como argumento, sean cuáles fuesen los réditos
electorales esperados! Y, por último, un poco de respeto por el pueblo, en
particular, por el pueblo chavista. Un poco de sentido ético en la campaña,
¡basta de tan grosera manipulación de los sentimientos de la gente!
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