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sábado, 30 de marzo de 2013

Un año estudiando con el Presidente Nicolás Maduro


Por Fausto Manrique, 19/03/2013

El actual presidente (e) de Venezuela estuvo en Cuba, entre los años 1986-1987, haciendo parte de la Escuela de Formación Política. En La Habana compartió grupo con el huilense Israel Silva Guarnizo, dirigente del sector solidario regional.

Desde 1992, cuando se convirtió en un activista a favor de la liberación del entonces militar golpista Hugo Rafael Chávez Frías, el revolucionario Nicolás Maduro Moros forjó una estrecha amistad con el fallecido mandatario venezolano que, al parecer, se ha mantenido más allá de la tumba.

En esa época también conoció a su actual esposa, la abogada y política Cilia Flores, que en ese tiempo ejercía la defensa de Chávez y que recientemente renunció a su cargo como Procuradora General de la Nación.

Sin embargo, seis años antes de esos sucesos que lo acercaron al poder y a formar su familia, tuvo la oportunidad de hacer parte de la Escuela de Formación Política cubana y en su capital estudió durante un año con otros jóvenes dirigentes de América del Sur, Centroamérica, el Caribe y África.

En ese espacio tuvo la oportunidad de relacionarse con Israel Silva Guarnizo, que por esos tiempos militaba en la Juventud Comunista (Juco) y fue escogido para hacer parte de ese selecto grupo que recibió formación en filosofía marxista, economía política, historia de América Latina, historia de la Revolución Mexicana, entre otras cátedras.
Grupo de estudiantes en una tabacalera en La Habana (Cuba), en el año 1987. Israel Silva (segundo izq.) y Nicolás Maduro (derecha).
“Era una selección que se hacía a los distintos miembros de la organización con el fin de ir a estudiar de manera dedicada entre los años 1986 y 1987, cuando pudimos compartir con distintos jóvenes de las organizaciones políticas de izquierda en América Latina”, recuerda Silva Guarnizo, director ejecutivo de la Asociación de Cooperativas y Empresas Solidarias del Huila (Asocoph).

En el grupo donde estaba este huilense y el ahora Presidente encargado de Venezuela, que era el de América del Sur, también habían representantes de Colombia, Venezuela, Ecuador, Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay.

Para el dirigente del sector solidario fue una experiencia muy importante desde el punto de vista de tener allí a distintas personas de variadas ideologías que “confluíamos a estudiar de manera académica y de enriquecimiento intelectual porque éramos distintas tendencias de pensamiento las que estábamos representadas en esa oportunidad, en una época en donde la discusión, el debate y la lucha ideológica en el mundo estaba relacionada con dos grandes bloques, el socialista, liderado por la Unión Soviética y Cuba, y el capitalismo en cabeza de Estados Unidos”.

La Liga Socialista

Nicolás Maduro, de Venezuela e integrante del grupo de América del Sur, pertenecía a la Liga Socialista, una organización juvenil del Movimiento al Socialismo. Más adelante, entre 1991 y 1998 se desempeñaría como conductor en el Metro de Caracas, donde llegó a dirigir su sindicato y como tal, fue miembro de la junta directiva de esa empresa pública.
Nicolás Maduro Moros, subido en uno de los mecanismos de tracción animal más comunes para hacer las labores de arado en Cuba.
Su pensamiento se refleja en una de las fotos que conserva Israel Silva en su álbum de recuerdos de esa amplia jornada de estudio latinoamericano. El 23 de octubre de 1986, escribió en el anverso de la imagen: “Una foto para el recuerdo de un espacio de la vida, en que los caminos se cruzaron, en el primer territorio donde la libertad le cagó la cara al imperialismo”. Se refería a su amada Cuba y a la Escuela de Formación Política.

“Obviamente se destacaba mucho, tenía una posición bastante crítica, muy analítico, pero además, también era muy eufórico, como son en buena medida los venezolanos y caribeños. Tengo una buena imagen y una muy buena referencia de sus posiciones ideológicas. Su forma de pensar, a mi manera de ver, era muy radical desde el punto de vista de defender sus ideas”, anota.

Durante ese año no solo compartieron amplias jornadas de estudio, también se encontraron en muchos espacios fuera del aula: las playas en Varadero, conciertos en La Habana y visitas a villas como Sancti Spíritus.

“Esas son anécdotas importantes en la vida de las personas. Yo tuve la fortuna de haber estudiado con él, de haber compartido. Hoy en día él es el Presidente de Venezuela, seguramente aspira a ser reelegido y es satisfactorio haber conocido personas como Nicolás Maduro y hoy encontrarlo en la Presidencia de su país”, dice Silva Guarnizo.

El dirigente huilense se siente orgulloso de haber estudiado con Maduro y de que esté defendiendo sus ideas en un país como Venezuela, que busca cambios sociales y políticos en América Latina.

“Toda esa formación y esa ideología que tuvimos la oportunidad de compartir entre los años 1986 y 1987 creo que todavía no se ha perdido y los que no estamos en esas posiciones tan altas como él, pero que estamos haciendo grandes esfuerzos, también somos motivados a seguir planteando nuevas realidades, formas de pensar que cambien la sociedad”, reflexiona.

Una persona alegre

Maduro Moros es recordado por sus compañeros de estudio en Cuba y en el mundo, no solo por su espeso bigote y su aparente calma, sino porque es una persona muy alegre, pero además, muy solidaria. “Yo debo decir que su alegría era permanente, del típico costeño que se reía, que jugaba y charlábamos. Con nosotros estuvo un venezolano que llegó mucho después que habíamos empezado las clases. Arribó tarde y en unas condiciones económicas difíciles que traía de Venezuela”, asevera.

El dirigente del sector solidario huilense recuerda que tan pronto conocieron las complicadas condiciones económicas del estudiante venezolano, hicieron el ejercicio de apoyarlo y Nicolás Maduro fue muy solidario con él.

“Aunque era joven, notábamos que Maduro tenía ciertas condiciones económicas mejores y le prestó mucha ayuda y colaboración a su compatriota venezolano”, expresa.
Conformaron un grupo con Maduro Moros, Silva Guarnizo, otro venezolano, con ecuatorianos y brasileños, con los que compartían de manera frecuente. Con el paso del tiempo llegaron a conocer y aprender las palabras autóctonas de cada país.

Una de las remembranzas de Silva Guarnizo es un concierto en La Habana en donde escucharon a Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y Fito Páez. En esos años había un auge de la música latinoamericana y de la trova cubana.

Desde el término de estudios en Cuba, en 1987, han pasado casi 26 años y nunca tuvieron la oportunidad de hablar nuevamente con ninguno de los integrantes del grupo de América del Sur, de la Escuela de Formación Política. La verdad, considera que por su condición actual será más complicado reunirse.
“Lo que puedo decirle a Nicolás Maduro es que ojalá le vaya muy bien. Que logre seguir encausando toda esa lucha de defensa, de trabajar en función de los sectores más excluidos. Lo que puedo desearle es muchos éxitos, que continúe mejorando las condiciones de los venezolanos”, dice Israel Silva.

Y por último, critica que algunos medios y políticos solo han salido a decir que fue un conductor de bus y que seguramente no será capaz de dirigir el país. “Pero siento que él, política e ideológicamente, tiene muy claro su propósito en el Gobierno de Venezuela. Creo que el haber estado como canciller, luego como vicepresidente y ahora como Presidente encargado, le da todo el bagaje para que pueda gobernar el vecino país”.


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