XABIER COSCOJUELA / VÍCTOR
AMAYA 19/03/2013
Pero
la realidad es que al país le conviene el triunfo de Capriles para que exista
una real separación de poderes. Para que la Fiscalía y los tribunales no sigan
siendo utilizados para perseguir, encarcelar y obligar al exilio a una cantidad
importante de compatriotas
14
años de desarrollo del proyecto chavista es más que suficiente para saber que
no le augura un futuro positivo para el país. No vamos a hacer un balance sobre
la obra física, pues en esa materia están bien raspados.
Ni
una autopista de mediana jerarquía han construido. La de los llanos se está
haciendo desde el gobierno de Luis Herrera Campins y todavía no se concluye.
Algo similar ocurre con la que debía conectar a la capital del país con
Barcelona.
Las
misiones sociales evidentemente han tenido un impacto positivo en buena parte
de la población y de allí deriva, aparte del carisma del fallecido presidente,
el apoyo que la mayoría de los venezolanos expresó hacia Hugo Chávez.
Sin
embargo, hay que destacar que ni el propio líder del chavismo confió en el
sistema de salud nacional, su tratamiento fue hecho casi exclusivamente en el
exterior.
Y
luego de 14 años las misiones siguen extendiendo el estado de emergencia
nacional, y sus necesarios planes de asistencia, en vez de potenciar
estructuras estatales formales auditables, con metas claras, financiadas no por
la caja chica de Pdvsa sino por los impuestos. Eso no, porque los tributos se
van en estructuras paralelas ineficientes.
Ahora,
las razones para apoyar a Capriles van más allá de la obra física e incluso de
las intervenciones sociales del actual gobierno. Tienen que ver con el modelo
político que pretenden instaurar.
Aunque
quieran disimularlo y se den golpes de pecho con la Constitución, para nadie es
un secreto que les encantaría replicar en el país lo que se ha hecho en Cuba,
exacerbando el nacionalismo, desconectándose del mundo y, aunque físicamente no
se puede, rodearnos de agua para separarnos de la realidad mundial. No creen en
las libertades políticas y económicas. Son burguesas, dicen.
Pero
la realidad es que al país le conviene el triunfo de Capriles para que exista
una real separación de poderes. Para que la Fiscalía y los tribunales no sigan
siendo utilizados para perseguir, encarcelar y obligar al exilio a una cantidad
importante de compatriotas, o para beneficiar a los amigos de la cúpula roja,
hacerse la vista gorda de negocios turbios y hasta servir como brazo ejecutor,
con mazo y todo, del partido gobernante.
Para
que no tengamos una Sala Constitucional que interprete la Carta Magna siempre a
conveniencia del Ejecutivo.Estamos seguros que con Capriles en Miraflores
cesarán los ataques a los medios de comunicación, una constante que ha estado
presente en los 14 años de chavismo. Desde la sede del Ejecutivo no han
aplicado en este aspecto el método cubano, todavía.
Se
han hecho más refinados. A RCTV no le renovaron la concesión. A medios como
Talcual le aplican multas y atemorizan a los anunciantes para que no pauten en
sus páginas.
La
última novedad en esta materia es la compra de Globovisión por un empresario
"amigo" del proceso, luego que le aplicaron multas por cualquier
concepto para hacerla "financieramente inviable".
Apostamos
al triunfo de Capriles para que tengamos una educación plural y no partidizada
como la pretende el chavismo. Una educación de calidad para todos. Donde lo
establecido en la ley sobre el número de días de clase se cumpla y no se
suspendan las actividades por cualquier cosa.
Apostamos
a que haya un triunfo y un cambio de gobierno pronto para contar también con un
sistema económico que funcione, donde la inflación se controle y pueda ser de
un dígito, donde los salarios rindan, donde las inversiones se respeten, donde
salirse de la "cesta básica" no sea un concepto burgués u oligarca,
como pretende instaurarlo, sino un ejemplo de fluidez comercial y movilidad
socioeconómica.
Por
un Estado donde impere la justicia social y no el chantaje, el intercambio de
asistencia a cambio de votos y la exclusión como norma, donde el que no se
asume militante del proceso, al menos debe callarlo para evitar que lo condenen
a dejarlo por fuera.
Si
cada quien hace un ejercicio pequeño, puede darse cuenta que tiene muchas
razones para votar por Capriles y hacerlo victorioso, más allá del miedo, más
allá de la amenaza absurda de "te van a quitar tal o cual cosa".
En
verdad, hasta al PSUV le conviene el triunfo de su contendor para así
reevaluarse, reestructurarse y convertirse quizá en un movimiento serio, en un
partido político (que forme parte de un todo tomando en cuenta al resto del
país) y no en un ejemplo de demagogia barata, improvisada y negadora del otro.
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