La prosperidad a largo plazo le debe poco
o nada a los recursos naturales… La pobreza y la
prosperidad no son usualmente cuestiones de tierra.
La pobreza o las riquezas y las satisfacciones
personales y sociales dependen del hombre,
su cultura, y de su marco institucional.
…Peter Bauer
La economía de élites es aquella que los entendidos en la materia, académicos y profesionales en ejercicio, manejan conceptual y numéricamente con información histórica y matemáticas estadísticas, aplicadas a las políticas públicas plasmadas en informes anuales compilados en las lujosas oficinas del Banco Central, Ministerios del área financiera y Bolsas de valores actuantes en los países que han aceptado operar bajo esos criterios gubernamentales modernos. También se puede entender por economía de élites aquella diseñada para beneficiar a grupos sociales que terminan transformándose en empresarios emergentes que se benefician de leyes, subsidios y contratos estatales.
Mientras la economía popular es la que se resuelve en la calle, en cualquier ventorrillo, casa de abasto o panadería de barrio donde se le proporciona a la gente del pueblo, que no conoce ni domina los conceptos implícitos en aquellos agregados macroeconómicos, los artículos y bienes de consumo para su manutención y quehacer diario… así como en los sitios populosos donde se resuelve vía buhonería el intercambio de mercancías y otros accesorios necesarios para la vida cotidiana.
Siempre ha sido así…
Una ciudad sin un mercado popular, por ejemplo, puede darnos la sensación de que algo falta, porque si hay un espacio que se corresponde con la ley de la oferta y la demanda, es ese. Normalmente los vendedores son emprendedores que estudian al boleo una oportunidad de mercado, saben qué necesita la gente y cuánto estaría dispuesta a pagar, sin que necesariamente realicen análisis científicos de la situación. No hay estudios de mercado, todo obedece al pálpito de quién conoce a su gente, lo que comprueba que el mercado siempre ha estado ahí… aun cuando existan intervenciones patológicas por parte de quienes manejan la economía de élites, que generalmente desconocen las realidades subterráneas de cada sociedad o simplemente quieren aprovecharse de ella.
En algunos países de América y especialmente en Venezuela, esa economía popular alcanza a la clase media, o alta, en los semáforos de la ciudad. En esos sitios se conjugan ambos conceptos… allí se consigue la realidad del que piensa en sus valores “elitistas” de mercado con quién humildemente se lo provee en sus propias manos. Allí los expendedores populares, o buhoneros ambulantes, revenden sus productos directamente en las ventanillas de los costosos automóviles importados de alta cilindrada, o de las camionetas ya impagables, de tracción superior.
Todo responde a intercambios voluntarios, no hay regulación de precios, ni controles de ningún tipo, simplemente se transa una oferta y nadie paga impuestos formales por ella… aunque estar en la informalidad tiene sus costos, sacrificios y estructuras. Porque quien vende tiene que pagarle un fee a algún líder de zona o hasta a los mismos cuerpos policiales que le permiten incorporarse a esa informalidad y utilizar ese sitio que llaman “punto”. Ellos pagan por ser pisatario de esa localidad, es decir, hay un orden detrás de la aparente anarquía, un discurso metódico tras el silencio, una política pública legislada por los propios transeúntes en cada calle de la ciudad.
Evolución reciente…
Revisando documentación de los años ´80 resulta que en Venezuela se encuentran los mismos indicadores propios de una economía intervenida-socialista con sus características primordiales, por ejemplo, desabastecimiento de productos básicos como aceite o azúcar, devaluación por decreto, especulación, abuso del consumidor, etc. En el país vivimos en un constante conjugar un pasado grisáceo con un presente no menos oscuro, pues actualmente tenemos el mismo modelo, pero profundizado y con sofisticados controles. Se mantiene una gran desconfianza al potencial creativo e innovador del ser humano, por consiguiente, no se cree en el mercado y en el empresariado no alineado al Estado… pero todos siguen negociando los subsidios vengan de donde vengan, y si son en divisas pues mejor. Total, es el noble pueblo quien al fin y al cabo paga por eso.
Tal parece que el mundo evoluciona mientras Venezuela insiste en el error, dejar de producir en suelo propio, reemplazar en vez de sustituir importaciones, desvalorizar la moneda nacional una y otra vez sin planes conocidos, sin rumbo cierto, controlar los precios y maniatar el cambio de paridad con cualquier divisa, atacar de manera desmedida los derechos de propiedad, etc. Esos procesos siempre han sido dirigidos por una élite “economicista” y miembros de la alta estructura gubernamental que afectan al venezolano común, que ya no puede acceder a bienes de calidad y a bajos costos… todo ello para asegurar la sobrevivencia de un grupo empresarial enemigos de la economía de mercado, pero acostumbrados a hacer negocios con el gobierno y a beneficiarse groseramente de los sacrificios del trabajador común.
Tal parece que el mundo evoluciona mientras Venezuela insiste en el error, en afectar a los productores nacionales con competencia desleal, en adquirir productos con divisas al cambio oficial para venderlos subsidiados y fuera de toda norma de costos de producción, generalmente a mayor costo de lo que paga el consumidor final en los mercados del gobierno, pero que igual todos pagamos con inflación y desabastecimiento de productos básicos. Y lo más novedoso que se propone, dada la entrada de Venezuela en Mercosur, es retomar la ya fracasada sustitución de importaciones de la mano con empresarios alineados al gobierno y que tendrá las mismas consecuencias del pasado. Se pretende desvalorizar nuevamente la moneda nacional para insistir en las líneas económicas del Plan Simon Bolívar 2013-2019 (segundo Plan Socialista de la Nación), con el que el rumbo de Venezuela luce incierto, controlar los precios y maniatar el cambio de paridad con cualquier divisa, atacar de manera desmedida los derechos de propiedad, etc. Esos procesos siempre han sido dirigidos por una élite “economicista” y miembros de la alta estructura gubernamental que afectan al venezolano común, que no puede acceder a bienes de calidad y a bajos costos… todo ello para asegurar la sobrevivencia de un grupo empresarial enemigos de la economía de mercado, pero acostumbrados a hacer negocios con el gobierno y a beneficiarse groseramente de los sacrificios del trabajador común.
Por eso subsiste el mercado informal en nuestro medio, del que depende más de la mitad de la población activa, bien para aprovisionarse o para vivir de él… y las personas que dispongan de más tiempo o tengan mayores necesidades van entonces a las pulgas, a los mercados populares más concurridos donde es posible un abastecimiento más completo pues allí se comercializan exquisiteces y hasta miserias humanas de la misma manera metodológica, sin distingos conceptuales, sin segmentos de mercado conocido, sin diferenciación de clases sociales, de color de piel o religión… allí no se miden agregados macroeconómicos de ninguna naturaleza. Los números que se generan en ese mercado no los refleja el Central. El volumen monetario que circula no pasa por ningún tamiz del Seniat. El comprador no exige factura y el vendedor no declara impuestos, en realidad nunca lo han hecho porque el grueso de la mercancía que allí se expende ha cruzado de alguna manera alguna frontera cercana de la mano de mayoristas bien conectados, sin ningún tipo de control. Por eso los precios son a veces más bajos, por eso el mercado es tan popular.
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Tomado de:
http://hechosyopiniones.com/2013/03/16/economia-de-elites-vs-economia-popular/
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