Cuidado con la
tutela militar
Trino Márquez 21 de marzo de
2013
@trinomarquezc
El régimen
presidido por Nicolás Maduro se asienta sobre una estructura sumamente
débil: la herencia dejada por ese torrente de energía que era Hugo Chávez,
líder que hechizaba a un sector importante de la población e imponía su
autoridad y sus caprichos a partir de la fuerza que emanaba de su exuberante
carisma.
El Presidente
fallecido se fue dejando un país dividido, arruinado, endeudado y descuadernado
en el plano institucional, aunque los poderes sigan respondiendo a los dictados
de Miraflores. La Venezuela desfigurada de hoy, es la nación que el caudillo
construyó a lo largo de catorce años de excesos de todo género. Chávez, a pesar
del caos que deliberadamente fomentaba, siguiendo el viejo libreto de Mao
Zedong y Fidel Castro, lograba imponer su autoridad de forma indiscutible.
Alimentó el culto a la personalidad, que le sirvió para lograr lealtades
perrunas y crear la sensación de un liderazgo incuestionable. Se proyectó como
el líder vitalicio de un movimiento que giraba a su alrededor. Todo el régimen
se estructuró a partir de su figura. Promovió las rivalidades internas, las
sospechas mutuas, la desconfianza entre sus colaboradores más cercanos. Este es
el estilo tradicional de las figuras autocráticas para abortar cualquier
disidencia interna que busque relevarlos del poder. Fidel Castro fue un maestro
en estas lides, hasta que la edad y las enfermedades lo vencieron. Los
dictadores más conocidos apelaron a este procedimiento: Trujillo, Somoza, Franco.
Al modesto
Maduro le corresponde gobernar un país plagado de graves problemas, con un
gabinete que combina a los fanáticos marxistas más extraviados con los
pragmáticos inescrupulosos, cuyo único fin consiste en sobrevivir en medio de
la tormenta. Para que Maduro logre estabilizarse y definir las nuevas
coordenadas de la gobernabilidad, está obligado a introducir cambios de 180
grados en sus políticas económicas, abandonar el Estado Comunal y toda la
superchería que lo acompaña, y reducir el peso clientelar y asistencialista de
los programas sociales, para convertir la creación de empleo estable y bien
remunerado en el centro del bienestar y la distribución del ingreso. De no
introducir un giro significativo que supere la escasez y el desabastecimiento,
y reanime las inversiones y el empleo, la gente que acompañó y toleró con
benevolencia los desmanes del Comandante, puede perder la paciencia.
No le quedará
a Maduro otra alternativa que acudir al expediente de la represión, minimizar
el rasgo civil de su mandato y apoyarse en los militares, quienes se
convertirán en sus guardianes y tutores. Desde que Chávez desapareció de la
escena como protagonista cotidiano, esta ha sido la tónica de la gestión del
heredero. Se ha amparado en dos refugios: la exaltación del líder fallecido y
la entrega de protagonismo a las Fuerzas Armadas. Los altos oficiales declaran
cada vez más y en un tono cada vez más agresivo contra la oposición. Utilizan a
la Guardia Nacional para hostigar a Henrique Capriles e impedirle cumplir con
sus compromisos electorales. Los militares despojan los comicios del 14 de
abril de todo elemento cívico y republicano, y tratan de convertirlo en un
ritual de legitimación del funcionario canonizado por el difunto Presidente. El
Ministro de la Defensa, el Jefe del Comando Estratégico Operacional y el Jefe
de las Milicias Bolivarianas atemorizan al país con un lenguaje agresivo en
contra de los líderes de la oposición.
Estos
oficiales consideran que por haber sido compañeros de promoción de Hugo Chávez
o Diosdado Cabello, o porque Chávez haya alcanzado el grado de Teniente
Coronel, poseen el derecho de actuar movidos por la solidaridad mecánica entre
miembros de un mismo cuerpo. Borraron la noción de institucionalidad.
Tergiversaron la misión de las Fuerzas Armadas, transformándola en el apéndice
de un proyecto hegemónico que trata por todos los medios de eternizarse en el
poder.
Los
gobernantes que se entregan de forma incondicional a los militares y se olvidan
de fortalecer los nexos civiles con el país, terminan siendo sus prisioneros y
sus marionetas. En cualquier momento los encachuchados pueden decidir que ellos
no necesitan intermediarios, sino que pueden asumir directamente el control del
poder.
Si usted
quiere recuperar la República civil, vote por Henrique Capriles el próximo 14
de abril.
Plagado de grandes problemas...??,pero por que no desarrollan cuales son?,paraece un flayers nacionalista y fanatico.No logro comprender la situacion de su pais por la falta de detalles...Los informes oficiales son todos lindos aunque siempre se pintan para mejor,pero en los de la oposicion encuentro rencor y fanatismo mas que una verdadera exposicion de los problemas.
ResponderEliminartendrias que meterte en internet mas seguido y ver cualquier periodico venezolano, para enterarte que todas las semanas mueren mas de 100 personas victimas de la delincuencia. Que la economia informal ha alcanzado el 47% de los puestos de trabajo. Que tenemos un racionamiento de alimentos propio de la economias de guerra: que loas hospitales publicos estan inoperantes por falta de recursos. Que en las escuelas publicas los niños deben hacer sus necesidades en pozoz septicos. Que el sistema de adminisrttracion de justicia esta totalemnte corrompido. Que en ninguna ofricina estadal te hacen una gestion si no das soborno, etc.Lo demas AVERIGUALO TU ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS
ResponderEliminarProblemas: alta inseguridad. Falla constante en servicios basicos. Falta de empleo. Cada vez en poder adquisitivo es menor. No se consigue nada en los mercados. Abusos de poder. No hay libre expresion porque todo lo han cerrado o expropiado. Eso te parece suficiente ?. Tienes que vivir aca o tener un poco de cerebro para que veaa como la calidad de vida ha decrementado. Me parece excelente y concreto lo que escribieron aca. Para ver todos los problemas detalladoa necesitas un informe de paginas y paginas
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