Por Dr. Héctor Faúndez Ledesma, 15/03/2013
Como consecuencia del fallecimiento del Presidente de la República, el
CNE ha convocado a nuevas elecciones presidenciales, que tendrán lugar el 14 de
abril próximo. Faltando más de un mes para la celebración de esos comicios, el
CNE dispuso que la campaña electoral previa tendrá una duración de solo diez
días. Solo diez días para presentar al país distintas visiones del tipo de
sociedad que queremos.
En unas elecciones extraordinarias, como ésta, convocadas con tan corto
tiempo, resulta comprensible que la campaña electoral sea breve; pero, teniendo
en cuenta que el oficialismo proclamó su candidato el 8 de diciembre pasado, el
cual, desde ese momento, ha estado activamente en campaña, inaugurando “obras”
o lo que sea, no resulta sencillo explicar por qué el candidato de la oposición
debe limitar la suya solamente a diez días. El duelo oficial, los largos
funerales, la presencia de invitados extranjeros, la manipulación de las
exequias, de la imagen y de la voz del Presidente fallecido, se utilizan como
propaganda electoral; pero, por decisión del CNE, cualquiera otra opción debe
guardar silencio.
Hace días que, con el lenguaje procaz y amenazante que caracteriza a
quienes carecen de ideas, el Ministro de la Defensa llamó a votar por el
candidato del Gobierno; de manera que resulta curioso (o tal vez no tanto) que
el candidato de la oposición deba esperar hasta el 2 de abril para comenzar su
campaña electoral.
Mientras la oposición ha guardado un silencio respetuoso durante el
duelo decretado como consecuencia del fallecimiento del Presidente de la
República, la ministra Iris Varela afirma que “Chávez está encampañado”. Los
dirigentes del PSUV no han perdido un instante para buscar votos, y para
asegurar su continuidad en el ejercicio del poder. Ya aparecieron las franelas
llamando a votar por Maduro. Pero Capriles debe esperar para hacer propaganda.
Si, con todos los recursos del Estado, en cadena nacional de radio y
televisión, Nicolás Maduró lanzó oficialmente su campaña electoral el día en
que se juramentó ante la Asamblea Nacional como ‘Presidente encargado’, ¿por qué la propaganda del candidato de la
oposición debería esperar hasta que al CNE le parezca apropiado? ¿Por qué la
mitad del país debe guardar silencio mientras el Gobierno, haciendo uso y abuso
de los medios radioeléctricos, difunde una propaganda electoral descarada?
Ante el descalabro de las finanzas públicas, la devaluación del bolívar
no podía esperar; pero el nuevo paquete de medidas económicas si tendrá que
esperar, para no disgustar más a los electores. Y, con seguridad, por lo menos
hasta el 14 de abril, el Gobierno hará todo lo necesario para combatir el
desabastecimiento. Es cuestión de tiempo.
Es obvio que Maduro tiene al CNE, al TSJ, al Banco Central y a PDVSA al
servicio de su campaña; también cuenta con una fuerza armada que debería estar
al servicio del Estado y no de parcialidad política alguna, y a la que le
corresponderá un papel fundamental el día de los comicios presidenciales. Con casi
todos los medios de comunicación radioeléctricos a su favor, con todo el dinero
del Estado, y con todos los funcionarios públicos que serán obligados a
vestirse de rojo, a marchar y a votar, Maduro la tiene muy fácil. No cabe duda
que éste será un combate desigual, entre el Goliat del oficialismo y el David
de la oposición. Las cartas están marcadas por el abuso del poder; pero sólo
votando podrá imponerse la alternativa democrática. No podemos desperdiciar la
oportunidad de hacer oír nuestra voz, para optar entre dos tipos de sociedad, y
entre dos estilos de gobierno. Como ciudadanos, tenemos el deber de elegir
entre uno u otro camino. Yo voto por una Venezuela con futuro.
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