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jueves, 21 de marzo de 2013

Misión: crear un enemigo


Escrito por José Dionisio Solórzano Miércoles, 20 de Marzo de 2013
@jdsolorzano

Magistralmente el gobierno de Venezuela, esencialmente el ya fallecido ex presidente Chávez, logró ejecutar a la perfección el primero de los once principios sobre la propaganda que alguna vez escribiese Joseph Goebbels, el mago de las comunicaciones del III Reich de Hitler, desconocer este objetivo es negar la realidad y tratar de ocultar con un dedo ese sol que deslumbró a propios y extraños en este país.

Ese principio, empleado con meticuloso cuidado y afán, es el de la Simplificación y del Enemigo Único, aquel que busca “adoptar una única idea, un único símbolo, individualizar al adversario en un único enemigo”, lo que hemos visto que se ha adelantado perfectamente en el discurso del oficialismo venezolano. 

Hugo Chávez, que Dios lo vea con ojos de misericordia, en vida estructuró, supongo que respaldado por un calificado grupo de comunicadores, psicólogos y politólogos,  un mecanismo unificador del adversario político; en los tiempos del incipiente nazismo en Alemania Hitler pudo unir en una sola estructura a sus dos enemigos: El comunismo y el judaísmo, ¿cómo lo hizo?, fácilmente dijo y lo repitió hasta la saciedad (aplicando la vieja frase de que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”) que el judaísmo era el titiritero del comunismo, y que éste era su brazo político, asegurando que Carlos Marx era judío, permitiéndole de esta forma amalgamar el monstruo necesario. 

En Venezuela el oficialismo copió al carbón aquel modelo, los voceros del régimen a través de su más calificado divulgador y comunicador, Chávez, se afanó en remachar y remachar que la oligarquía venezolana (todos aquellos opositores al gobierno), hoy también llamados “la derecha”, son los aliados del imperialismo norteamericano y que son los gringos lo que les ordenan y envían las líneas de acción a todos los partidos que se oponen a la mencionada revolución, es decir, simplemente unieron en un solo cuerpo al enemigo criollo y al abominable engendro que nos amenaza desde el exterior. 

Esta estrategia no ha cedido, a pesar de la desaparición física del líder del gobierno sus herederos, presumo que con los mismos asesores, mantienen el sistema comunicacional intacto. 

En este momento escuchamos a Nicolás, presidente encargado de la república, asegurar que los “Halcones del Pentágono impulsan la táctica de retirarse de la contienda electoral venezolana, ordenándole a su candidato Capriles a que renuncie”, pero inteligentemente el acusador no le habla a su oponente, en este caso el candidato de la unidad democrática, sino que por el contrario se refiere a la cabeza de su monstruo creado, increpa directamente al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. 

Siempre ha sido, y lo seguirá haciendo, más sencillo pelear contra un solo enemigo; la primera misión que se trazó la actual administración fue la de unir a sus adversarios: los partidos de oposición, los empresarios y los EE.UU en una sola masa, y podemos decir a la luz de los resultados que lo alcanzaron con impecable determinación.  

Además, es menester que lo afirme en este artículo, Nicolás espeta sin ningún asomo de desparpajo que los norteamericanos pudiesen estar planificando un atentado en contra de Capriles, afirmación por demás temeraria que sólo busca enturbiar el discurso político y desviar la atención de la opinión pública de temas que le afectan directamente como el  de las mentiras en la información suministrada al pueblo sobre la enfermedad del presidente, así como todos los asuntos del orbe económico. 

Capriles, en la otra acera, actúa con prudencia, en ocasiones responde a las aseveraciones de su contrincante, pero inmediatamente retorna a su estructura de mensajes que debe estar centrada en la presentación de las “mentiras de Nicolás” y en los graves problemas socio-económicos que golpean al venezolano de a pie.
Crearon un monstruo, cuidado si ese mismo no se los come en el camino.

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