SEBASTIÁN DE LA NUEZ 22/03/2013
El
despliegue de recursos histriónicos e histéricos de los seguidores de Hugo pica
y se extiende. La puesta en escena del miércoles en la noche en el Teatro
Teresa Carreño confirmó una estrategia
La puesta en escena del miércoles en
la noche en el Teatro Teresa Carreño contiene todos los elementos mítico
religiosos de la nueva teocracia. El mesías ha reencarnado en la figura
meliflua de Nicolás Maduro, a quien un 19 de marzo para Elorza, o por ahí
mismito, lo invitaron. Tenía un sombrero encasquetado y una hamaca detrás,
símbolo de la manera en que le cayó el poder en las manos.
Se encontraba asaz enfurecido por un
editorial de El Nacional que quizás tuvo una línea desafortunada, al final,
suficiente para desatar la iracundia del poder ofendido.
La puesta en escena del miércoles en
la noche en el Teatro Teresa Carreño reunió a la plana mayor del comando del
PSUV, pero en cierto momento la plebe cometió ruidosa indisciplina y el orador
Jorge Rodríguez se molestó. Quizás la campaña se ha puesto medio fastidiosa
luego de tanta misa y tanto salmo aun para esa muchedumbre tan fiel. Por cierto:
en un artículo reciente, titulado no en balde «El negocio de la caridad», el
colombiano Héctor Abad Faciolince aludía al dicho muy criollo del bozal de
arepa.
El psiquiatra Rodríguez alcanzó cotas
elevadas de éxtasis y paroxismo, y entre un pico y otro se descargó también a
El Nacional llamándolo pasquín. Olvidó que no hace tantos años envió un cuento
al concurso anual de ese pasquín y lo ganó.
Dijo Jorge esa noche en el Teresa
Carreño: "Estos son días de profundo torbellino, donde las lágrimas nos
sorprenden en el ejercicio cotidiano. Yo les digo que no debemos sentir
vergüenza de ese llanto, debemos mostrarle al mundo nuestro dolor (...), Ese
llanto es la bujía que encenderá la antorcha que nos conducirá a la victoria
que se merece Hugo Chávez".
Apelar a la metáfora, echar mano de
cierto tono poético, recargar las frases de esa grandilocuencia cursi y
pretendidamente nacida muy de adentro es kitsch aplicado a la política.
EL KITSCH COMO ARMA
La campaña que lleva adelante la cúpula ávida de perpetuarse en el poder puede ser examinada desde diversos puntos de vista, y sin duda es una tarea interesante para cronistas, politólogos, sociólogos, filósofos y cualquiera con interés en seguirle la ruta al populismo y el neofascismo en tiempos de Twitter y facebook, La Wikipedia afirma que la palabra kitsch se originó en el arte de Múnich entre los años 1860 y 1870. El término era usado para describir los dibujos y bocetos baratos o fácilmente comercializables.
El kitsch apelaba a un gusto vulgar de
la nueva y adinerada burguesía de Múnich que pensaba, como muchos nuevos ricos,
que podían alcanzar el estatus que envidiaban en las élites culturales a través
de la copia de las características más evidentes de sus hábitos culturales.
Lo kitsch sigue considerándose hoy en
día señal de estética empobrecida. La ciudad de Las Vegas es kitsch por
excelencia pues imita en cartón piedra iconos arquitectónicos de alguna
civilización o cultura tenida como referencia suntuosa. El kitsch es lo
exagerado por antonomasia y tal es el ADN de la campaña del chavismo: una
opereta de la desmesura. Una imitación a lo bestia de las campañas de Chávez.
En lo kitsch, la predisposición del
consumidor ávido de adquirir lo barato como si fuera una joya constituye la
otra parte del eslabón en la cadena del engaño. A fin de cuenta eso es lo
kitsch: la superficie deslumbrante, aparatosa. Detrás no hay nada sino puro
andamiaje. El kitsch es una pantomima.
Lo que vive Venezuela es una
oportunidad de oro para analizar las ciencias del marketing electoral y la
manipulación de las masas. En ese sentido, cabe seguirle el curso al
Observatorio Hannah Arendt, el cual ejecuta en estos días una serie de talleres
de formación en comunicación persuasiva y estrategias políticas.
No es raro que este país haya atraído
a cientos de periodistas en las últimas semanas. Lo va a seguir haciendo. Es un
campo lleno de ratones en experimentación. Es posible que los ratones al final
del día encuentren una salida al laberinto. La puesta en escena del miércoles
en la noche en el Teatro Teresa Carreño fue lo kitsch de lo kitsch. La cúpula
chavista escupe vitriolo y dice que es champán.
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