Jesús Alexis González;
Economista. 24/03/2013
Iniciemos con un ejercicio
memorístico. El presidente del BCV (09/06/2010) expresó: “(…) el Sitme tendrá
como función contener el precio del dólar permuta, que es legal, sin ser
oficial, y cuyo valor era obtenido en virtud de la oferta y la demanda”. “(…)
es un sistema que se retroalimenta, puede durar 50, 100 años”. En nota de
prensa de AVN (20/06/2010) se pudo leer “(…) a diferencia de lo que ocurría en
el denominado mercado permuta, en el que la información era difusa, en el
mecanismo regido por el Sitme hay claridad sobre quiénes ofertan, quiénes
compran y cómo se calcula el precio que rige la negociación”. En agosto 2012 el
ministro de Petróleo y Minería admitió que Pdvsa se endeudaba a altas tasas
para sostener el Sitme, expresando “Tomamos una operación a un interés alto. Y
no es que lo tomamos a interés alto, sino que estamos creando las condiciones
para mantener controlado el dólar a través del Sitme. Y esa ha sido una
política exitosa que ha permitido que la inflación esté por debajo de la meta”.
Muy poco tiempo después, la opinión de
estos mismos actores gubernamentales varió en grado superlativo. El presidente
del BCV en rueda de prensa transmitida por VTV (08/02/2013) expresó “(…) no tiene sentido mantener en el tiempo un
sistema que busca el endeudamiento del país y que ya cumplió con sus
expectativas”. Por su parte el ministro de Planificación y Finanzas (03/2013)
fue enfático al afirmar “¿Por qué creen ustedes que se eliminó el Sitme? Porque
era la cobija de los banqueros venezolanos”. “(…) por ese mecanismo se fueron
del país 25 millardos de dólares”. “(…) hubo asignaciones de divisas por las
cuales el sector privado importó chatarra”. “(…) no se escaparon las empresas
públicas y petroleras”.
Sitme inició sus operaciones el 09/06/2010 reemplazando el mercado permuta
donde se negociaba un promedio de $ 78 millones diarios. El gobierno consideró
que las casas de bolsa operaban especulativamente con los bonos de la
República, que colocaban en el mercado interno y de inmediato los permutaban
por títulos en dólares que al venderse se depositaba en una cuenta del
solicitante en el extranjero. La diferencia entre ambos sistemas (casas de
bolsa y Sitme) se focalizó en que el BCV determinaba quienes podían intermediar
los bonos, con la implícita autorización
del banco intermediario para efectuar la venta. En fin, el Sitme continuó
haciendo las permutas pero ahora bajo la acción directa de las autoridades
económicas del gobierno; es decir el BCV decidía sobre las personas y entidades
que comercializaban bonos denominados en dólares al igual que fijaba las bandas
que servían de piso y techo para la cotización. Durante los 32 meses de
existencia Sitme asignó unos $ 22.000 millones (5.000 en 2010, 9.000 en 2011 y
8.000 en 2012), período durante el cual Pdvsa emitió bonos por unos $ 14.000
millones a favor del BCV, de quien recibe apoyo financiero (¿dinero
inorgánico?) en aras de cancelar parcialmente su deuda.
Capítulo aparte merece el señalamiento
gubernamental referido a manejos irregulares en las operaciones del Sitme. Vale
recordar que al momento de consignar la carpeta de solicitud, se exigían entre
otros recaudos los siguientes: Documento Constitutivo de la empresa; factura
numerada Pro-forma con sello húmedo; copia de la inscripción en el Registro de
Usuarios del Sitme (RUSITME); número de inscripción en el Sistema de
Administración de Divisas (RUSAD) y declaración jurada de uso correcto y real
de los dólares adquiridos. A tenor de ello y en ese contexto de mea culpa, se debe demostrar voluntad
política para investigar a profundidad los casos de importadores “chatarreros”,
“sobrefacturadores”, “piedreros” y “ficticios”, al margen de su identidad partidista e ideológica (¿?). En caso
contrario, el nuevo Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD)
iniciará actividades altamente contaminado.
24/03/2013
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