Por Miguel Valverde,
03/06/2013
Cuando la coyuntura es más pesada de lo
que podemos soportar, es normal empezar a sentir que nos tiemblan las rodillas.
No debemos avergonzarnos de haber llegado a una situación que muy bien puede
describirse como patética, lo que sería imperdonable es no encontrar el valor
para salir de ella.
Pero el primer
paso para poder lograrlo es realizar un diagnóstico acertado de la realidad.
Quienes no quieren que lo hagamos, son muy hábiles en usar la mejor herramienta
para evitarlo: la propaganda.
En los últimos 14
años hemos sido testigos de esto con una intensidad pocas veces antes vista.
Quizás es por eso que no estábamos preparados para impedirlo y un porcentaje
significativo de la población sucumbió a ella. La propaganda fue más importante
que la realidad.
No podremos olvidar
jamás cuando a los miles de homicidios y secuestros anuales que ocurren en
Venezuela se los calificó como una “sensación de inseguridad”. O cuando la
inflación y la escasez que existe en el país se las atribuye a un par de
empresarios “acaparadores y especuladores”. Se afirma que un pequeño sector
privado tiene el poder de desequilibrar la economía de un país cuyas
exportaciones -más del 90% de ellas- son el petróleo que pertenece al Estado.
Una locura.
También se dice
que los problemas con servicios como la electricidad son por culpa de
–prepárense porque esto es con ustedes- quienes la consumen, porque lo hacen
sin medida y es por eso que no solamente hay que racionarla, sino que también
hay que castigar a quien la usa “más de lo que debe”.
Como si esto fuera
poco, hace pocos días cuando la escasez de papel higiénico hizo de los
venezolanos el hazmerreír mundial, escuchamos de boca del propio presidente del
Instituto Nacional de Estadística que esto se debía a que, como ahora los
venezolanos “comen más”, entonces van más al baño y, bueno, esto es lo que
ocasionó la escasez de papel higiénico.
A este punto, quienes nos leen fuera de
Venezuela deben pensar que somos unos mentirosos o que estamos locos. Sobre lo
primero, les podemos asegurar que no es así. De lo segundo, aún no estamos
seguros. Porque, a pesar de todo lo que ocurre, con insistencia escuchamos de
seguidores del oficialismo la consigna de que “tenemos Patria”.
Lo que pasa es
que, seguramente, muchos no se han tomado un segundo para preguntarse: ¿Qué es
“la Patria”? Si para ellos “Patria” es un lugar donde ya es normal que
venezolanos se asesinen entre ellos, que no existan los productos básicos para
vivir dignamente –el papel higiénico es, sin duda, uno de ellos-, que los
servicios no funcionen y que, para colmo, quienes tienen la responsabilidad de
solucionar estos problemas no lo hagan y de paso nos mientan…bueno, es verdad
que tenemos “Patria”…
Y también es
verdad que estamos todos locos.
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