Por
Angel Alayón | 10 de junio de 2013
El Ministro de Alimentación Félix
Osorio afirmó que en
Venezuela existe “acaparamiento doméstico”, pues las personas hacen compras “innecesarias” ante el
escenario de escasez”. De inmediato las redes sociales se llenaron de
quejas: ¿Cómo es posible que el Ministro haya decidido culpar a los
consumidores del problema de la escasez?, se preguntaba la gente. Algunos
sugirieron, entre el humor y la ironía, que pronto comenzarían los
allanamientos de los hogares.
¿Pueden las familias acaparar? La
respuesta a esta pregunta depende de la definición de acaparamiento. Si
entendemos la práctica del acaparamiento como lo define la Ley para la
Defensa del Acceso a los Bienes y Personas, las familias no pueden
acaparar. De acuerdo con la Ley, el acaparador acumula los bienes con la
intención explícita de producir escasez, generar un incremento en los precios y
beneficiarse de ese incremento al vender a un precio mayor, como bien explica
José Ignacio Hernández en su texto ¿Quién es el
acaparador? Claramente esa no es la intención de
los consumidores. No creo que el Ministro haya mencionado el acaparamiento
doméstico teniendo en mente a los hogares como sujetos de aplicación
de la Ley. El acaparamiento es una práctica prohibida por la Ley y que acarrea
sanciones. Lo último que debería ocurrir en una situación como la que vive
Venezuela es la criminalización de la conducta de los consumidores.
Cuando existen controles de precios y
aparece la escasez, se produce un fenómeno que en la literatura económica en
inglés se denomina hoarding, palabra que puede traducirse
como acaparamiento. El hoarding es la acumulación
de inventarios en casa ante la incertidumbre de no encontrar lo que se desea
comprar en el futuro. La práctica de hoarding implica
adelantar compras futuras como una manera de defender el patrón de consumo del
hogar. ¿Cómo decirle a una madre que no compre la leche con qué alimentará a su
hijo el próximo mes, si no está segura de que podrá encontrarla la próxima vez que
vaya al mercado?
El hoarding es una
conducta racional desde el punto de vista individual, pero puede traer
consecuencias negativas desde el punto de vista colectivo: es un ejemplo
clásico de un problema de acción colectiva (cuando la conducta individual
racional puede generar un resultado colectivo negativo) y de profecías
auto-cumplidas. Hay hoarding debido a la escasez, pero la
escasez puede profundizarse debido al hoarding y alimentar el
ciclo de escasez (ver Notas sobre
la escasez).
Es más preocupante la calificación de
las compras de los hogares como “innecesarias”. La historia está llena de
ejemplos de los peligros en los cuales puede incurrir una sociedad cuando desde
el gobierno se intenta determinar qué deben y qué no deben comprar sus
ciudadanos o en qué cantidades. La escasez obliga al racionamiento —no hay
para todos—, pero no necesariamente debe implicar que el Estado decida qué debemos
consumir los ciudadanos: es un asunto de libertad.
La meta debe ser solucionar el
problema de la escasez y mejorar la deteriorada seguridad alimentaria. El hoarding no
se acabará ni con pensamiento positivo ni con llamados a la conciencia.
El hoarding terminará cuando se solucione el problema de la
escasez, cuando los ciudadanos sepan que durante la próxima visita al mercado
encontrarán los productos que quieran en las cantidades que deseen.
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