Miguel Méndez Rodulfo Caracas 12 de octubre de 2013
Desde 1949 hasta el inicio de 1950, el
desempleo en Alemania había subido de 800.000 a 1.500.000. Esto originó que el
mercado laboral comenzara a causar problemas. Muchos culparon a la Economía
Social de Mercado. Los aliados solicitaron a Alemania modificar la política
económica en dirección a la política de pleno empleo concebida por Keynes; sin
embargo, esta recomendación contradecía los postulados de Erhard, ya que él
pensaba que el desempleo era causado por la falta de confianza de los
inversores y en consecuencia por la aplicación de insuficiente capital de
inversión en la economía. Por ello abogó a favor de medidas de fomento de
formación de capital y de estímulo a la iniciativa privada, que en el largo
plazo crearían los puestos de trabajo necesarios para disminuir el desempleo.
En sus primeros años la Economía Social de Mercado (ESM) pasó por una fase
crítica. Adenauer no estaba seguro de seguir el camino político económico
emprendido por su ministro de economía. Para tener elementos de juicio, el
Canciller Federal, a comienzos del año 1950, encargó un estudio científico para
la evaluación independiente de la política económica alemana. Wilhelm Rôpke
hizo la investigación por su alto nivel académico y su gran reputación
internacional; el resultado fue que se determinó que no había una mejor opción
para Alemania, lo que favoreció enormemente a Erhard e impidió el viraje hacia
la planificación y el control estatal.
En 1951 nuevamente la ESM fue objeto
de duras críticas. Como consecuencia de la guerra de Corea, los aliados
exigieron a Alemania medidas estatales de planificación centralizada y de
controles de precios, así como de divisas. Erhard resistió la tentación de la
economía planificada y la enorme presión interna haciendo pequeñas concesiones.
También en este momento se mantuvo firme en su camino. La rápida recuperación
económica experimentada en el transcurso de los años cincuenta, confirmó la
política del ministro de economía. La prosperidad económica era visible y
palpable por todos. Hasta mediados de los años sesenta el desarrollo económico
de Alemania Occidental se caracterizó por altas tasas de crecimiento y precios
estables. Se logró reducir el desempleo gradualmente y a fines de los años
cincuenta se había alcanzado el pleno empleo e incluso se tuvo que contratar
mano de obra del extranjero. “Made in Germany” se convirtió en un símbolo de
calidad mundialmente reconocido.
Erhard rechazó el término “milagro
económico” diciendo que no era un milagro sino únicamente “la consecuencia del
esfuerzo honesto de todo un pueblo, que basado en los principios de la
libertad, tuvo la oportunidad de volver a aplicar la iniciativa y la energía
humana” Erhard ganó creciente popularidad política por sus éxitos económicos,
lo cual le valió ser elegido en 1963, Canciller Federal por la gran mayoría de
los votos del Bundestag. La primera gran prueba de fuego la tuvo la ESM en 1966
cuando hubo una pequeña recesión en Alemania, que significó el crecimiento de
apenas 2%, cuando en los años precedentes la tasa había sido mucho mayor. Este
pequeño bache originó un pesimismo generalizado. Las demandas por una mayor
intervención del Estado y las excesivas solicitudes de aumentos salariales,
socavaron la política cautelosa del Canciller. Sus llamados de no pedir
demasiado a los factores económicos no fueron escuchados. Desapareció la
facultad de sentir el equilibrio entre lo necesario y lo deseado. Los
ciudadanos cuestionaron cada vez más las políticas de Erhard; éste insistió que
el déficit presupuestario esperado de casi 10.000 MM de marcos no fuera
financiado con un mayor endeudamiento estatal, sino con un aumento de los
impuestos. El Canciller Federal renunció a su cargo en 1966.
Caracas 12 de octubre de 2013
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