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jueves, 10 de octubre de 2013

¿Hasta cuándo tanto mal?

MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES miércoles 9 de octubre de 2013
@VzlaEntrelineas

El sábado en la noche tuve una pesadilla terrible. Soñé que lloraba desesperada viendo tanta injusticia y maldad en nuestro país. Veía gente morir en la calle. Veía colas de personas peleando por comida. Veía enfermos sufriendo o muriéndose porque no conseguían sus medicinas o cupo en un hospital. También soñé con una publicidad de blindajes de carros que vi en televisión y que me pareció terrible: una señora montada en su camioneta con su niña y bebé metidos como en una especie de protesta de calle y ellos (los tres) sonreían como si nada estuviera pasando, porque estaban protegidos con su carro blindado. No sé a qué publicista se le ocurrió hacer esa publicidad tan deshumanizada.

Total que el domingo amanecí con un gran malestar en el alma. Cuando me senté a hacer un rato de oración me conseguí que entre las lecturas que tocaban ese día para la misa, estaba el diálogo que sostiene el profeta Habacuc con Dios, donde éste se queja ante el Señor del triunfo del mal. Me pareció increíble la semejanza de lo que ahí se relata a lo que ahora estamos viviendo.


"¿Hasta cuándo clamaré, Señor, pediré tu auxilio sin que me escuches? ¿Gritaré a Ti: "¡Violencia!", sin que me salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y contemplar la fatiga? Pues ante mí están la desolación y la violencia, surgen contiendas y se promueven riñas. Por eso se relaja la Ley y no triunfa el derecho. El impío oprime al justo, por eso triunfa el juicio torcido".

Entonces Dios le responde con una visión en la que le exhorta a la paciencia y a la esperanza, pues llegará el día en que los malos serán castigados: "la visión espera su momento, se acerca a su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin echarse atrás. Sucumbirá quien no tenga alma recta, pero el justo vivirá por la fe".

Y Dios lanza luego unas terribles imprecaciones contra el opresor, comenzando por los avariciosos: "Ay del que acumula lo que no es suyo -¿hasta cuándo?- y se carga de prendas empeñadas... Porque tú has expoliado a muchas naciones, todos los que queden de los pueblos te expoliarán a ti, por la sangre humana derramada y tu violencia en los países, en las ciudades y sobre todos cuantos las habitan"... "¡Ay del que codicia lucro injusto para su propia casa, para poner su nido en alto y escapar de las garras de la desgracia! Tú mismo fraguaste la vergüenza de tu casa, destruyendo a muchos pueblos y pecando contra ti mismo"... "¡Ay del que edifica con sangre una ciudad y funda una población sobre el crimen!"... "¿de qué sirve a un ídolo para que lo talle su artífice, una estatua fundida que enseña mentiras para que en ella confíe su artífice al hacer ídolos mudos?"...

Y Habacuc le dice: "¡Señor!, he escuchado tu anuncio. ¡Señor!, he temido tus obras. Hazlas revivir en nuestros años, en nuestros años dalas a conocer. En la ira, acuérdate de la misericordia".

Leer ese texto me dio una gran paz, y me gustó mucho que Habacuc pidió misericordia para esas personas. Y es que la Justicia y la Misericordia son dos palabras que si van juntas son perfectas.

Luego leí el Evangelio del día donde Jesucristo dice a sus apóstoles: "Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar' y los obedecería... ustedes cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer'".

Aunque veamos que el mal puede estar triunfando ¡no podemos perder la fe!, y tenemos que seguir haciendo lo que nos toca hacer, fieles a los mandatos de Dios. Yo estoy segura que algún día el bien triunfará sobre el mal en nuestra amada patria y dejaremos de ver a tanta gente sufriendo y muriendo a nuestro lado. Hace un mes mataron al hermano de una amiga mía y hace dos semanas le metieron un tiro al hijo de otra amiga, a quien lo dejaron parapléjico. Como ese cuento hay miles de pecados que se están cometiendo en nuestro país diariamente y que son pecados que claman al cielo, producto de una anarquía y falta de valores en amplios sectores de la sociedad (desde los más bajos hasta los más "altos").

Cuando cayó el muro de Berlín un periodista le dijo a Juan Pablo II que él había sido uno de los artífices para que eso pasara. Juan Pablo II señaló: "Yo sólo he sido un siervo inútil que he hecho lo que tenía que hacer". Pues sigamos con fe, pidiéndole al Señor que nos la aumente cada día más, que no perdamos nunca la esperanza y que sigamos haciendo lo que Él nos manda, sobre todo cumpliendo ese primer mandamiento que lo encierra todo: "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".

Sigamos luchando con toda nuestra alma y rezando con mucha fe por nuestro país. Pongamos cada quien lo máximo que podamos para que nuestra patria logre caminar por senderos de Verdad, Justicia y Paz para todos. Dios y la Santísima Virgen de Coromoto nos ayudarán.


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