MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES miércoles 9 de octubre
de 2013
@VzlaEntrelineas
El sábado en la noche tuve una
pesadilla terrible. Soñé que lloraba desesperada viendo tanta injusticia y
maldad en nuestro país. Veía gente morir en la calle. Veía colas de personas
peleando por comida. Veía enfermos sufriendo o muriéndose porque no conseguían
sus medicinas o cupo en un hospital. También soñé con una publicidad de
blindajes de carros que vi en televisión y que me pareció terrible: una señora
montada en su camioneta con su niña y bebé metidos como en una especie de
protesta de calle y ellos (los tres) sonreían como si nada estuviera pasando,
porque estaban protegidos con su carro blindado. No sé a qué publicista se le
ocurrió hacer esa publicidad tan deshumanizada.
Total que el domingo amanecí con un
gran malestar en el alma. Cuando me senté a hacer un rato de oración me
conseguí que entre las lecturas que tocaban ese día para la misa, estaba el
diálogo que sostiene el profeta Habacuc con Dios, donde éste se queja ante el
Señor del triunfo del mal. Me pareció increíble la semejanza de lo que ahí se
relata a lo que ahora estamos viviendo.
"¿Hasta cuándo clamaré, Señor,
pediré tu auxilio sin que me escuches? ¿Gritaré a Ti: "¡Violencia!",
sin que me salves? ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y contemplar la fatiga?
Pues ante mí están la desolación y la violencia, surgen contiendas y se
promueven riñas. Por eso se relaja la Ley y no triunfa el derecho. El impío
oprime al justo, por eso triunfa el juicio torcido".
Entonces Dios le responde con una
visión en la que le exhorta a la paciencia y a la esperanza, pues llegará el
día en que los malos serán castigados: "la visión espera su momento, se
acerca a su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin
echarse atrás. Sucumbirá quien no tenga alma recta, pero el justo vivirá por la
fe".
Y Dios lanza luego unas terribles
imprecaciones contra el opresor, comenzando por los avariciosos: "Ay del
que acumula lo que no es suyo -¿hasta cuándo?- y se carga de prendas
empeñadas... Porque tú has expoliado a muchas naciones, todos los que queden de
los pueblos te expoliarán a ti, por la sangre humana derramada y tu violencia
en los países, en las ciudades y sobre todos cuantos las habitan"...
"¡Ay del que codicia lucro injusto para su propia casa, para poner su nido
en alto y escapar de las garras de la desgracia! Tú mismo fraguaste la
vergüenza de tu casa, destruyendo a muchos pueblos y pecando contra ti
mismo"... "¡Ay del que edifica con sangre una ciudad y funda una
población sobre el crimen!"... "¿de qué sirve a un ídolo para que lo
talle su artífice, una estatua fundida que enseña mentiras para que en ella
confíe su artífice al hacer ídolos mudos?"...
Y Habacuc le dice: "¡Señor!, he
escuchado tu anuncio. ¡Señor!, he temido tus obras. Hazlas revivir en nuestros
años, en nuestros años dalas a conocer. En la ira, acuérdate de la
misericordia".
Leer ese texto me dio una gran paz, y
me gustó mucho que Habacuc pidió misericordia para esas personas. Y es que la
Justicia y la Misericordia son dos palabras que si van juntas son perfectas.
Luego leí el Evangelio del día donde
Jesucristo dice a sus apóstoles: "Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña
como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de
raíz y plántate en el mar' y los obedecería... ustedes cuando hayan cumplido
todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo
que teníamos que hacer'".
Aunque veamos que el mal puede estar
triunfando ¡no podemos perder la fe!, y tenemos que seguir haciendo lo que nos
toca hacer, fieles a los mandatos de Dios. Yo estoy segura que algún día el
bien triunfará sobre el mal en nuestra amada patria y dejaremos de ver a tanta
gente sufriendo y muriendo a nuestro lado. Hace un mes mataron al hermano de
una amiga mía y hace dos semanas le metieron un tiro al hijo de otra amiga, a
quien lo dejaron parapléjico. Como ese cuento hay miles de pecados que se están
cometiendo en nuestro país diariamente y que son pecados que claman al cielo,
producto de una anarquía y falta de valores en amplios sectores de la sociedad
(desde los más bajos hasta los más "altos").
Cuando cayó el muro de Berlín un
periodista le dijo a Juan Pablo II que él había sido uno de los artífices para
que eso pasara. Juan Pablo II señaló: "Yo sólo he sido un siervo inútil
que he hecho lo que tenía que hacer". Pues sigamos con fe, pidiéndole al
Señor que nos la aumente cada día más, que no perdamos nunca la esperanza y que
sigamos haciendo lo que Él nos manda, sobre todo cumpliendo ese primer
mandamiento que lo encierra todo: "Amar a Dios sobre todas las cosas y al
prójimo como a ti mismo".
Sigamos luchando con toda nuestra alma
y rezando con mucha fe por nuestro país. Pongamos cada quien lo máximo que
podamos para que nuestra patria logre caminar por senderos de Verdad, Justicia
y Paz para todos. Dios y la Santísima Virgen de Coromoto nos ayudarán.
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