Páginas

miércoles, 9 de octubre de 2013

LINEAMIENTOS MUNICIPALES

Escrito por Fernando Luis Egaña Lunes, 07 de Octubre de 2013

Ni tiene él un minuto de paz, ni permite que el país lo tenga. Porque Nicolás Maduro está atrapado en un drama del que es responsable principal y que además asola sin tregua a la abrumadora mayoría de los venezolanos. Ese drama no es otro que el vandalismo de una hegemonía despótica y corrupta que depreda a más no poder los recursos y potencialidades de la nación venezolana.

El que después de la bonanza petrolera más caudalosa y prolongada de la historia sólo queden disponibles  6 ó 7 millardos de dólares, y una deuda externa colosal que supera los 200 millardos, sería una evidencia más que suficiente para demostrar el drama. Se evaporó el equivalente a 1.500 millardos de dólares de ingresos fiscales , y el conjunto del país lo que hizo fue retroceder. Ese es el drama. El drama del vandalismo. El drama de la satrapía. El drama que encarna Maduro. El drama que padece Venezuela.


Por eso el sucesor está acosado. Primero por el legado catastrófico del predecesor. En lo político, económico y social. Que ahora se siente mucho más no sólo porque se ha ido agravando sino porque ya no hay la explicación persuasiva del comandante... El cuento integrador que le daba la vuelta a la realidad, haciendo que lo malo pareciera bueno y alimentando las ilusiones a punta de tramoyas retóricas y repartos concretos. La hegemonía perdió ese instrumento comunicacional cuando perdió su hegemón.

Pero el acoso también proviene de los flancos de Maduro. A diestra y siniestra le resisten sus pretensiones de concentrar el mando, de cambiar el mapa feudal del poder y la corrupción roja en función de sus propios intereses grupales o tribales. Y la resistencia se vuelve confrontación directa cada vez que se presenta una querella específica. Sobre todo con los militaristas bolivareros y los chavistas-puristas, o los que no aceptan que Maduro tenga el poder de menoscabarles el poder que Chávez les consagró.

Maduro trata de huir hacia adelante con el manoseado guión de la guerra económica. Es decir, reconoce que tratan de acosarlo pero le carga la culpa al consabido imperio. Y resulta que las fuentes del acoso están en la propia y devastada realidad venezolana, y en todos los espacios del poder rojo que se encuentran bajo el control de sus adversarios internos, seguramente más numerosos que sus partidarios. Y el acoso no amaina sino que arrecia con el paso de los días.

Por eso el desgobierno se nota tan desperdigado. Tan especialmente incapaz. Tan desangelado para inspirar algo que sea auspicioso. Y mientras tanto el deterioro de la situación económica y social no se detiene sino que se profundiza y extiende. Y el acelerado deterioro es el fermento de la anarquía y de sus expresiones políticas. Por eso circulan tantos rumores y especulaciones.

No se sabe si Maduro entiende lo que está pasando, y ni siquiera si está en condiciones de entenderlo. Debería poder hacerlo porque los cubanos sí saben calibrar las cosas y evaluar su extrema gravedad. El sucesor está acosado. De eso no hay duda. Pero el acoso más gravoso no es ese. Es el acoso de la satrapía a Venezuela.

Tomado de: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/16908-el-acosado-sucesor

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico