José Luis Farías 07 de octubre de 2013
@fariasjoseluis
"Los
maduristas han hecho lo que les da la gana con la memoria y la figura del
Comandante, solo lo utilizan para perpetuarse en el poder, son unos bandidos,
están acabando con todo", me comentaba muy sentido un fiel seguidor, de
esos que apostaron todo por el jefe y su causa, funesta o no.
Ciertamente, la
memoria del difunto parece un chiclet, en manos del heredero ha servido para
todo. Hasta para que olvidaran ir a un acto el sábado 5 de octubre en el Museo
Militar, día de su muerte. Los comentarios van y vienen sobre las razones de
este olvido.
Pero lo que más
llama la atención es la ausencia de los miembros del clan Chávez en los actos
del #RaspaOlla de Cúcuta hoy en el "balcón del puesto" en homenaje al
"Invicto", lleno de gamelote, amenazas y detalles en un ambiente
pesadumbroso, sin ánimo, sin sabor, sin
pueblo. Los Chávez ni se dieron por enterado.
El personaje
sigue acumulando odios internos se dice que a causa de -la primera confidente
por su insistencia en desalojar a los críos del Gran Comediante de La Casona-
aunque odios al fin. Como si los acumulados con Diosdado y su pandilla no
fueran suficientes.
Al parecer la
nueva rencilla le tiene al frente nada más y nada menos que a una de las hijas
del finado y al hermano mayor. Una combinación bastante peligrosa para el estado
emocional del RaspaOlla.
Los lapsus y
equivocaciones son un síntoma del desequilibrio emocional del cucuteño. Ya no
confía ni en su memoria. Sabe que lo tienen montado en la olla, tiene claro que
el tema de la partida surgió de sus compañeros de partido. La guerra tantas
veces anunciadas es contra él y Cilia, los enterradores del PSUV. Tal vez por
eso fue que en un gesto de desesperación puso al Viejito Perverso a llamar a
Adán para que asistiera al circo de hoy, al cual no asistió.
@fariasjoseluis
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