Por Miguel Velarde, 07/10/2013
@MiguelVelarde
La semana pasada uno de los diarios más influyentes en Estados Unidos, The New York Times, publicó un reportaje especial sobre
Venezuela en el que examina la actual coyuntura venezolana. Analiza desde la
crítica situación económica caracterizada por la escasez y la inflación,
pasando por la violencia desatada, la controversia sobre nacionalidad de
Nicolás Maduro e incluso menciona sus “metidas de pata” en diversos actos
públicos, su penosa caída en bicicleta y la consecuencia negativa que todo esto
tiene en su imagen.*
Cuando uno termina
de leer el artículo, queda con una sensación que es una mezcla de vergüenza y
desesperanza. ¿Cómo puede un país con tantas oportunidades y con gente tan
buena como Venezuela ser el hazmerreir mundial? ¿Cómo un país como éste, que
antes era referente regional de progreso y modernidad, es ahora un cuento
triste para el mundo? ¿Cómo llegamos a esto?
Estamos a dos
meses de una nueva cita electoral con el mismo CNE, las mismas condiciones, las
mismas desventajas y la misma ingenuidad. ¿Cuál es el mejor escenario para la
oposición el 8 de diciembre? Posiblemente ganar en el número de votos y perder
la mayoría de las alcaldías, ya que con la actual distribución de los circuitos
electorales algo diferente a eso es prácticamente imposible. Entonces, con
mucha preocupación nos preguntamos: ¿Cuál es la estrategia de la MUD?
Una parte del
sector opositor sí tiene su propia estrategia, que es mantener sus parcelas de
poder y su vigencia política después de las elecciones, incluso si esto
significa posponer aún más el rescate de la democracia en el país. Sin embargo,
existe también otro sector en la oposición, compuesto por ciudadanos libres,
independientes de mezquindades y cálculos políticos, que lo que quiere es
cerrar un ciclo de 15 años que nos ha traído donde hoy estamos y empezar a
construir un futuro que se haga presente.
Lo que se hizo mal
ya está hecho, la década pérdida no la podremos recuperar más. Sin embargo, lo
que queda por delante todavía es largo y podría ser bueno. Solo depende de que
nosotros lo hagamos bien. Es por eso que la necesidad de ser autocríticos es
hoy más grande que nunca, por muy dolorosa que sea. Si aceptamos que aún nos
estamos equivocando en muchas cosas y que el momento que vivimos es crucial
para las décadas por venir, la renovación en el liderazgo opositor es urgente.
Es ahora que nos debemos hacer las preguntas más incómodas para encontrar las
respuestas más útiles.
Hoy nos toca sacar
fuerzas de flaqueza, esperanza de desesperanza y seguir luchando por construir
el país con el que no dejamos de soñar. Winston Churchill alguna vez dijo que
se necesitaban tres cosas para alcanzar los sueños: nunca rendirse, nunca
rendirse, nunca jamás rendirse. Tenemos que entender que las cosas no van a
cambiar si nosotros no las cambiamos. Sin rendirnos.
* El artículo original de The
New York Times lo pueden encontrar aquí:http://www.nytimes.com/2013/10/02/world/americas/to-venezuelans-heir-of-chavez-is-a-poor-copy.html?_r=1&
Desgraciadamente venezuela parece que perdio la brujula,por un lado un gobierno ineficiente y lleno de ineptos e incapaces,por el otro lado una oposocion que no termina de entender que una mentira dicha 100 veces se convierte enrealidad,y va a llegar el momento,que cuando quieran reaccionar ya vamos a estar acostumbrados ala miseria.O despertamos ya, o quedemonos quietos de por vida.
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